El cantante y exdiputado de JxSí en el Parlament Lluís Llach ha afirmado que la división entre JxCat y el PDeCAT beneficiará al independentismo porque «aumentará la oferta» y cree que clarificará posiciones para los votantes del centroderecha.
En una entrevista a raíz de la publicación su novela ‘Escac al destí’ (editorial Univers), Llach ha afirmado que le preocuparía más que el contexto histórico provocara una «oportunidad para el independentismo y no la aprovechara porque no estuviera preparado».
«En los momentos difíciles surgen rendijas. Y si la democracia –en el mundo– sobrevive, la independencia es inexorable», ha afirmado, y ha añadido que, en el debate soberanista, es más partidario de la confrontación que de la espera.
Llach considera que el independentismo fracasó hace tres años pero opina que ha servido para tener más claro «el mapa de carreteras» para un futuro intento.
«La desmoralización la provoca el enfado. El día que tengamos que volver a salir a la calle, lo haremos», ha añadido.
Llach ha publicado una nueva novela, ‘Escac al destí’, en la que aborda por primera vez la época medieval, que le atrajo por los paralelismos con el momento actual en Occidente.
«Es un momento de colapso total. Se hunde el Imperio Romano y Europa se queda sin moneda, sin estructura. La gente vivía en un esclavismo perpetuo bajo la fuerza de los poderes de la cruz y de la espada«, ha explicado.
Para Llach, esa fuerza de la cruz es hoy la economía prometiendo bienestar y consumo, y las redes sociales ejerciendo el control social «por dentro y por fuera a través del remordimiento.
Y considera que el poder de la espada lo representa un auge de los nuevos autoritarismos en el mundo, que, según él, representan el presidente de EE.UU., Donald Trump; el de Rusia, Vladimir Putin. y el de China, Xi Jinping, que cree que amenazan la democracia liberal: «O tocamos fondo y subimos o en Europa deberíamos ir pensando quién es nuestro Putin».
La novela está escrita en un catalán arcaico que Llach quiso usar por placer, y que pretende aportar veracidad al relato medieval y mejorar la «fonética de la escritura», algo que considera importantísimo.
En el debate sobre la hipercorreción del catalán o la transigencia con un uso menos normativo, Llach ha asegurado que no le importaría que el catalán perdiera su pureza «si va en favor de un uso más multitudinario».
«Lo que me cuesta más es pagar este abaratamiento de la lengua si resulta en un desuso social. Sería una hecatombe, y creo que es lo que está pasando», y cree que alguien está haciendo algo mal para que eso ocurra.