En las próximas horas el transporte público urbano va a enfrentarse a un escenario al que aún no lo había hecho: comienza un septiembre inusual en el que cientos de personas vuelven de sus vacaciones de verano, y otros cientos se reincorporan a sus puestos de trabajo tras meses incluidos en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
Las aglomeraciones que se han registrado en las últimas semanas han generado mucha expectación en las redes sociales, y son muchos los usuarios que critican que desde el consistorio no estén buscando alternativas para evitar estas situaciones en las que es imposible mantener la distancia de seguridad.
Sin embargo, esta distancia de seguridad ya no es necesaria en el transporte público urbano. Ahora ya no interesa que los viajeros mantengan la distancia, sino más bien todo lo contrario: cuanta más gente entre en el vagón, más rentable es.
Según el consejero de Transportes, Ángel Garrido, ya no rige el principio de la distancia de seguridad en el transporte público, sino que ahora es el del grado de ocupación.
“Ver a varias personas juntas en un medio de transporte no significa que eso sea un foco de contagio, ni mucho menos”, explicó Garrido, y recordó que se han tomado medidas como el cierre nocturno de las instalaciones, o la prohibición de comer y beber en Metro y autobuses.
LA RENTABILIDAD DEL TRANSPORTE
Además, ha insistido en que el parámetro actual de las autoridades sanitarias cuenta con la ocupación del 100% de los asientos disponibles, y hasta tres personas por metro cuadrado. Y recuerda que la exigencia de mantener la distancia interpersonal se remonta al inicio de la pandemia, cuando los usuarios no utilizaban de manera obligatoria la mascarilla.
Así, el consejero insistió en que “Metro o Cercanías solo tienen sentido si son capaces de transportar a muchas personas en muy poco tiempo, evidentemente con medidas de seguridad”.
En cuanto a los controles automáticos de aforo, en las redes cuestionan su utilidad, ya que se han seguido produciendo momentos de masificación, pero el consejero defiende que “en la hora punta, la entrada de muchas personas no siempre es fácil de controlar. Hablamos de cientos de miles de personas”.
Por su parte, como ya informamos en MERCA2, los sindicatos insisten en la falta de personal, y aseguran que es inviable ofrecer un servicio público decente. Es el caso de Metro de Madrid, que la sección sindical de Solidaridad Obrera alerta de que serían necesarios unos 400 nuevos maquinistas para septiembre.
Los representantes de los trabajadores aseguran que no solo es necesario contratar maquinistas, sino también personal en estaciones y de mantenimiento. De hecho, estiman que, si en agosto son necesarios unos 850 maquinistas al día y solo hay unos 600, siendo el mes con menos usuarios de todo el año, en septiembre serán necesarios más de 1.000 diariamente.
SIN ALTERNATIVAS
La vuelta de las vacaciones, la vuelta al cole y la reactivación laboral en muchas de las empresas van a hacer de septiembre la prueba de fuego para el transporte. De hecho, algunos estudios demuestran que se está produciendo un desplazamiento de la demanda hacia alternativas individuales como la bicicleta, la moto e incluso el patinete eléctrico.
Sin embargo, pese al auge de esta modalidad de medios, una gran parte de los usuarios del transporte público no tienen una alternativa efectiva para evitar el uso del tren o el autobús. Y también hay que tener en cuenta que, en muchos casos, desplazarse en transporte público es más económico que hacerlo en el coche privado, gracias al abono mensual o los billetes de 10 viajes.
Por otro lado, también hay una tendencia al alza y es optar por realizar los desplazamientos caminando, o en coche propio. Según el Informe de Movilidad de Oliver Wyman, el 91% de sus encuestados apuestan por andar en vez de coger el autobús, mientras que el 88% optaría por el vehículo privado en vez de coger el transporte público.