El propio Pedro Sánchez alertó esta misma semana de la imperiosa necesidad de aprobar “cuanto antes” unos nuevos Presupuestos Generales del Estado para impulsar la recuperación, en mitad de la crisis ocasionada por el coronavirus. La curva de contagios y la vuelta al colegio no tapan que esta sea otra de sus grandes preocupaciones. Y, de momento, no cuenta con el aval del Partido Popular (PP), que quiere evidenciar que el cese de Cayetana no ha sido un giro al centro.
Por lo tanto, Pedro Sánchez ya conoce la respuesta a uno de los temas que casi con total seguridad iba a abordar en la reunión que ambos mantendrán el próximo 2 de septiembre en La Moncloa, casi seis meses después de la última. El ‘no’ de Casado, según ha informado el diario El Mundo, no es un no rotundo, sino que está condicionado a la presencia de Pablo Iglesias en el poder. Si Unidas Podemos es apartado del actual Gobierno, el líder del PP se abriría a facilitar, al fin, unos nuevos Presupuestos Generales del Estado.
El Gobierno de coalición se ha mostrado más cohesionado de lo que pudo imaginarse tras aquel primer debate de investidura donde todo eran reproches. Sin embargo, la tensión se ha palpado en los meses que llevan al frente del país. El último episodio, el de la vuelta al colegio, ha hecho más latente ese nerviosismo. Desde Unidas Podemos han acusado de falta de liderazgo a la ministra de educación Isabel Celaá y se ha posicionado, en cierto aspecto, con las Comunidades Autónomas en la batalla por quién debe asumir las responsabilidades en el regreso a las aulas.
Sin embargo, estas riñas parecen insuficientes como para resquebrajar el Gobierno en este momento. Las alternativas si Sánchez desoye a Casado tampoco son las mejores. Sus actuales socios no le darán apoyo gratuito. ERC lo ha dejado bastante claro, quiere un cambio de actitud en Cataluña para brindar su apoyo. Y el principal problema para Sánchez es que más allá de este condicionante, ERC se ha mostrado molesto tras los pactos con Ciudadanos para prolongar el Estado de alarma.
EL CHANTAJE DE ERC A SÁNCHEZ
Desde ERC entienden que el PSOE ha mirado hacia “la derecha” y con esa excusa van a intentar sacar el máximo provecho en Cataluña, donde cada paso que dan está condicionado a las nuevas elecciones. Desde el Gobierno entienden que no pueden ceder constantemente al chantaje, y por eso la opción de Casado era vista con buenos ojos. Hasta el propio Sánchez se ha dirigido a empresas del Ibex para intentar que presionen al líder del PP.
Si no surge efecto, y no quiere contar con parte de los secesionistas, a Sánchez no le quedará otro remedio que acercarse a Inés Arrimadas. La opción no es muy del agrado de Unidos Podemos, pero la opción es más factible que ‘sacar’ a Casado para complacer al PP.
Pablo Iglesias está dispuesto a que entre Ciudadanos, siempre y cuando no sean sus exigencias la que manden. Las últimas reuniones entre socialistas y naranjas no han sido del agrado de Unidas Podemos. Por la otra parte, Inés Arrimadas es consciente de que no tiene muchas más bazas que jugar. Alinearse con los morados parece una utopía, pero si se mantiene al margen el partido que ahora lidera asumirá un papel irrelevante.
Precisamente, para Inés Arrimadas los Presupuestos Generales del Estado son una oportunidad para alejarse de PP y Vox y demostrar que lo único que busca son consensos para el bien de España. Es decir, es el momento para defender los valores que exhibió Ciudadanos en sus primeros años como formación y que les llevaron a superar los 50 diputados antes de su descalabro.
Pedro Sánchez tiene que ceder a los chantajes de los secesionistas, convencer a Casado, que pide la cabeza de Sánchez en una jugada muy difícil de llevar a cabo, o seducir a Inés Arrimadas. La última parece la opción más factible, siempre y cuando todas las piezas se entiendan.