El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 3 de Catarroja que instruye la causa por la muerte de 227 personas tras el paso de la DANA el 29 de octubre de 2024 ya ha recabado centenares de testimonios de familiares de víctimas de la tragedia de Valencia al personarse como partes perjudicadas. Algunos testimonios son estremecedores porque relatan con crudeza los momentos previos en los que familiares y fallecidos perdieron el contacto. Algunos se pudieron despedir. Otros no.
En el caso de Alice, hija de un matrimonio en el que ambos fallecieron contó ante la juez Nuria Ruiz, que el pasado 24 de enero que «sus padres estaban juntos en el momento de ocurrir los hechos, en Alfafar, estaban en la calle, se subieron a un coche, lo sabe porque la llamaron por teléfono y le contaron que estaban subidos a un coche y se los estaba llevando el agua». La mujer enseñó a la juez un audio pidiendo ayuda y que se llamase al 112. Alice traducía explicando que el mensaje añadía que «ellos no pueden, que se cuiden y que cuiden de los nietos, han salido de la furgoneta y se los está llevando el agua».
Luego la mujer, exhibe durante su declaración «cuatro audios, dos a las 22.05 horas y otros dos a las 22.06 horas» y dice que «aportará esos audios en un pen drive» y que están en rumano. Añade que «el agua les cogió en la carretera, a mi padre lo arrastró el agua más lejos, lo encontraron más tarde».
Antonio, hijo de Isabel, declaró el 17 de enero de 2025 ante la juez, y explicó que «la última vez que hablé con mi madre por teléfono fue el 29 de octubre, entre las 20.30 y 20.45 horas, después ya no sonaba el teléfono de su madre. Me dijo que en casa tenía cuatro dedos de agua, pero sé que después llegó a 1,70». Luego el hombre accedió a la casa junto a su hermano y sus sobrinos, «sobre las 4.30 horas de la madrugada del 30 de octubre, encontrando el cadáver de su madre flotando». Los hombres pusieron el cadáver sobre una cama, pero luego «se la llevaron dos pisos más arriba en casa del vecino porque les dijeron que venía agua otra vez por el barranco».
VIUDA POR LA DANA Y CON DOS MELLIZOS
El 20 de enero de 2025 declaró Ilosval, de nacionalidad boliviana y residente en Benetusser, como «esposa del fallecido con dos mellizos de 8 años». La mujer explicó a la juez de Catarroja que «estábamos los cuatro en casa viendo la tele, sobre las 18.30 horas se cortó la luz, sus hijos se asomaron a la ventana, vieron que en la finca de enfrente estaban sacando los coches, les extrañó, por el whatsapp de la comunidad había un vecino que dijo que hay que sacar el vehículo del garaje porque va a llover mucho, concretamente que «se vienen lluvias». Su marido bajó sobre las 19.00 horas aproximadamente. Cuando llegó la alarma de aviso al móvil su marido ya no estaba. Su marido bajó al garaje pero no lo vio, llamó tres veces a su marido».
La primera vez que la mujer llamó a su marido fue una vez que ya había sacado el coche, cuando vio llegar una «lengua de agua que venía muy lenta y llamó a su marido y le dijo que no podría pasar, que estaba atascado (…) en la segunda llamada le dijo que ya se le había roto un retrovisor, no podía abrir las puertas ni bajar las ventanas» y luego añadió la mujer que «su marido se quedó en el vehículo, que iban pasando las horas y su marido no volvía». Los vecinos «le oían gritar auxilio durante 40 minutos».
Pedro, de Catarroja, declaró el 24 de enero, que «estaba recibiendo mensajes de sus amigos, que el barranco se estaba saliendo por Paiporta, que se lo mandaron sobre las 19.15 horas, que en ese momento no había agua en la calle, que en cuestión de tres minutos había medio metro de agua y en cuestión de 15 minutos había más de dos metros». Pedro se quedó toda la noche en la Universidad y vio «coches que los arrastraba el agua, farolas y gente chillando, que aún faltaba media hora para que llegara el aviso». Pedro junto a voluntarios estuvieron buscando durante diez días a su padre hasta que «lo encontró un perro en la zona que habían peinado ya, a dos kilómetros de casa, en un descampado de Albal».
Ascensión, de Catarroja, también declaró el mismo día ante la juez. En este caso, para contar lo que le ocurrió a su padre. «Su madre le contó que su padre bajó a la calle y ya no volvió. Vio como llegaba una ola de agua desde su casa, sin haber llovido en Catarroja, reside a 300 metros de casa de sus padres. En cuestión de minutos pasó de ser nada a llegar hasta cubrir los árboles, que cuando vio la ola serían las 19.50 horas, anterior a la alerta», explicó la mujer. A su padre lo encontraron diez días después, el 7 de noviembre de 2024.
Wenyi, de nacionalidad china, relató a la juez instructora el caso de su padre, que se encontraba regentando una tienda junto con su madre. A las 18.30 horas la madre le contó que empezó a entrar agua y una hora después que el nivel había subido. En su caso, la alerta llegó a las 20.11 horas. Los padre de Wenyi intentaron salir «pero el agua venía en olas, mis padres no saben nadar y mi padre no quería dejar sola a mi madre. Mi padre rompió el cristal de las puertas para salir y mi padre subió a mi madre a un palo de metal, el agua subió muy alto, dos metros y medio, que su padre estuvo en la misma posición mucho tiempo y el agua arrastró a su padre (…). Lo encontraron en la calle Vinalopo, estuvo desaparecido hasta el 13/11/2024, estuvo desaparecido dos semanas».
Entre todas las historias relatadas siempre hay una para la esperanza, como la relatada por Sebastián, ciudadano de 54 años y nacionalidad argentina, que explica que estaba en su casa y comenzó a escuchar como una «explosión de vehículos (…) luego el agua entró de golpe y arrastró a dos personas. Sacó a la señora María y la llevó a la primera planta en volandas, tuvo que tirar la puerta abajo, porque María está sorda, la otra vecina Esperanza estaba trabajando en el hospital y no estaba. Aroa, la otra vecina, les abrió y les dijo que su casa estaba inundada, que serían sobras las 18.00 horas aproximadamente (…)».
El relato de Sebastián continúa: «Había vecinos cogidos a una reja, que sacó a dos y pudo también sacar al tercero, que éste le dijo que había un señor debajo del balcón, le tiraron una cuerda y no le pudieron subir (…). Los vecinos de enfrente del edificio les avisaron que abajo había dos chicas y un chico que le tiraron la cuerda, los rescataron, se quedaron sin luz (…). Por la mañana se encontraron una persona muerta debajo de un vehículo. No vino nadie en cinco días, no hubo bomberos, ni Policía, ni ambulancias, ni médicos, no hubo nada».