Núñez Feijóo busca el punto de equilibrio frente a Sánchez, Abascal y Trump 

Alberto Núñez Feijóo sabe que la historia está de su parte. Aunque es cierto que también lo estaban casi las encuestas en 2023 y en Génova 13 le acabaron gritando «¡Ayuso, Ayuso, Ayuso!» mientras Pedro Sánchez botaba en Ferraz al son del «¡No pasarán!».

Pese a lo cual, el presidente del Partido Popular recuerda que sus antecesores José María Aznar y Mariano Rajoy lo intentaron sin suerte en dos elecciones generales cada uno. Y que, al igual que él, estos sufrían los ninguneos de la Villa y Corte.

A Aznar unos lo llamaban «Charlotín» y otros suspiraban por el salto a la política de Mario Conde. Y a Mariano Rajoy la mayoría le daban por muerto en 2008 para aupar a la ídolo de la prensa madrileña de aquel momento, Esperanza Aguirre.

Núñez Feijóo quiere ahora encontrar su punto de equilibrio frente a la apuesta del presidente del Gobierno Pedro Sánchez por convertirse en icono de la democracia social europea frente a los excesos de Donald Trump.

El líder de la oposición busca un ángulo intermedio pese a que el PP madrileño le acaba imponiendo sus marcos de actuación y Vox le inquieta con un constante crecimiento demoscópico que resulta llamativo por las turbulencias internas que sufren los de Santiago Abascal.

El expresidente de la Xunta busca una tercera vía, más parecida al tono de Borja Semper o Cuca Gamarra que al de su paisano Miguel Tellado (que busca evitar la fuga de votantes a Vox).

BUSCANDO LAS COSQUILLAS AL GOBIERNO

«No he venido a insultar a Pedro Sánchez, sino a ganarle». Con esta declaración de intenciones realizada en marzo de 2022 llegaba a Madrid Núñez Feijóo con la intención de sustituir al volátil y carbonizado Pablo Casado, que antes de su caída había desgastado a Isabel Díaz Ayuso a cuenta de los llamativos negocios de su hermano en plena crisis del covid.

Feijóo.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, saluda a los suyos en Asturias en su arenga contra el PSOE. Fuente: EP.

Han pasado casi 3 años de aquel berrinche interno del PP y la formación conservadora parece haber cosido sus heridas tras conseguir en 2023 la mayor cota de poder municipal y autonómico de su historia.

En 2024 Núñez Feijóo soñó en algunos momentos que se abría una ventana de oportunidad por las grietas entre Pedro Sánchez y sus socios, pero en Génova 13 trabajan con un esquema mental que pronostica que las próximas elecciones generales, al igual que las municipales y la mayoría de autonómicas, se celebrarán en un superdomingo de la primavera de 2027.

Hasta entonces tiene tiempo el PP de buscarle las cosquillas al Gobierno, que también aprovecha los errores y contradicciones de Núñez Feijóo, la lamentable gestión de la dana que realizó el presidente valenciano Carlos Mazón y los protocolos de la vergüenza madrileños para erosionar a su adversario.

Pese a lo cual, Núñez Feijóo escarba en las debilidades del Gobierno. Una de ellas es la pinza económica conservadora conformada por PP, Vox, PNV y Junts per Catalunya para tumbar medidas como el impuesto a las energéticas para alegría del presidente de Repsol Josu Jon Imaz.

Otros flancos débiles para La Moncloa son Podemos (que le marca unas directrices más creíbles que las que presenta Sumar), Junts per Catalunya (que intenta aprovechar un insólito peso estratégico que le otorga un gran poder de gobernabilidad) o el PSOE de Castilla-La Mancha (que con Emiliano García-Page a la cabeza aprovecha cualquier sarao para arremeter contra el presidente del Gobierno).

Y también los casos judiciales como el que afectan a José Luis Ábalos (que parece amagar contra 2 personas intocables para Sánchez, José Luis Rodríguez Zapatero y Pepe Blanco) o el que salpica a la mujer y el hermano del presidente del Gobierno, que sigue empujando para salvar la carrera del Fiscal General del Estado Álvaro García Ortiz.