El PSOE tiene aún la carta del veto para frenar las proposiciones de Ley para obligar a Hacienda a ejecutar la exención fiscal para quienes cobren el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Sumar y PP han propuesto en el Congreso su propuesta para dejar al margen del pago de impuestos a quienes cobren el SMI, que en caso de salir adelante no tendría un carácter vinculante.
No obstante, los socialistas están dispuestos a zanjar el asunto alegando que se pondría en riesgo la estabilidad presupuestaria, es decir, un resquicio argumentativo débil al ser una merma de ingresos de apenas 200 millones de euros con los Presupuestos prorrogados y la mayor recaudación de la historia.
Tanto en Sumar como en Podemos se preparan para continuar la guerra en la izquierda, aunque ambas fuerzas políticas consideran factible el adelanto electoral, por más que Pedro Sánchez lo niegue al afirmar que tienen legislatura no solo para 2027 sino para otros siete años más. No obstante, Pablo Iglesias e Irene Montero tienen claras las intenciones y presionan al PSOE al asegurar que son capaces de pactar con «otros partidos».
La presión de Podemos amenaza con hacer volar todos los puentes con el PSOE y ahondar aún más la fractura generada tras la enemistad entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. Ambos no se guardan nada dentro, pero cocinan sus respectivas venganzas a fuego lento desde entonces.
MAÍLLO, LA ESPERANZA DE PODEMOS PARA ENSANCHAR LA BASE
En esa línea está, por ejemplo, ERC, con una gran sintonía en el Congreso de los Diputados y también han sido favorables al referéndum ilegal del 1-O, que no ha causado bajas de calado en el resto de España. Con Compromís e IU también hay cierto acercamiento, aunque escogieron a Sumar. En IU, aunque sea por venganza, podrían volver al redil de Podemos tras ser vilipendiados en Sumar, como lo fue con Alberto Garzón y Pablo Iglesias.
Garzón se negó a romper con el PSOE y selló su acuerdo con Sumar en plena ruptura del Gobierno de coalición, que provocó la salida de Pablo Iglesias como vicepresidente. En aquellos días, el líder ‘morado’ invitó a Garzón «a quitarse la mochila que le impedía nadar». Sin Garzón y con una arrinconada IU, Podemos tiene más fácil el acercamiento de los comunistas, cada vez más críticos con Yolanda Díaz.
Con Antonio Maíllo al frente de IU, la melodía vuelve a sonar, pero sin vetos cruzados. No obstante, en Podemos claman su particular venganza contra Sumar tras la salida fulminante del Gobierno tras el 23-J. Todos los ministros de Podemos fueron purgados, en un incendio que parecía controlado.
Así las cosas, catorce meses después de la ruptura entre los fucsias y morados, la brecha entre ambas formaciones se acrecienta aún más en todos los frentes, mientras el PSOE trata de lanzar salvavidas a Yolanda Díaz, aunque el hartazgo en las filas socialistas llega a niveles máximos. En este sentido, algunos abogan por la gran caída y tratar de entenderse con las formaciones que sobrevivan después, como se ha hecho con Junts, ERC, Bildu, PNV y BNG.
LA IZQUIERDA SE ROMPE: EL DISCURSO ‘ANTIFASCISTA’ NO CALA
El escenario en la izquierda está en una situación crítica, como pasó con las pasadas elecciones europeas. Podemos entró en el Parlamento Europeo por la mínima, mientras que Sumar solo logró sacar un punto más y tres escaños, a pesar de contar con todo el aparato mediático y los principales altavoces tanto en el Congreso como en los Parlamentos autonómicos.
Podemos rompió con Sumar el 5 de diciembre de 2023, justo en la víspera del homenaje a la Constitución, y desde entonces se ha cerrado la puerta a toda posible conciliación. Iglesias preparó todo su arsenal para tumbar a Sumar elección tras elección, hasta el punto de equipar al grupo para la ‘quinta’ asamblea, con el fin de estar listos en caso de un más que posible adelanto electoral tras dos ejercicios sin Presupuestos y un bloque progresista que amenaza con implosionar en cada negociación.
Por el momento, el PSOE resiste, siguiendo a pies juntillas el manual de Pedro Sánchez, alza aún más la voz contra la oposición, aunque el mensaje no termina de cuajar. Los socialistas buscan ahora endurecer el discurso, si cabía más, para apuntar a diestro y siniestro contra jueces, prensa y oposición, un fuego a discreción espoleado desde la propia Moncloa.
Los de Ione Belarra descartar seguir el discurso del PSOE y Sumar, que aseguran que hay que conformar una conjunción ‘antifascista’ para que el Gobierno se mantenga en manos del centro-izquierda a partir de 2027. El problema es que la tesis de Podemos dice que la izquierda pasará a la oposición, tal y como apuntan las encuestas, con la suma de 190 escaños entre PP y Vox, pero se abre la oportunidad soñada de recuperar gran parte del terreno perdido tras la ruptura con Sumar.