Estos tres errores de maquillaje te echan años encima sin darte cuenta

El maquillaje, cuando se aplica correctamente, tiene el poder de realzar la belleza natural y rejuvenecer el rostro pero algunos errores comunes pueden tener el efecto contrario añadiendo años a tu apariencia sin que te des cuenta. Aunque la intención siempre es lucir radiante y fresca, pequeños descuidos en la técnica o elecciones inadecuadas de productos pueden resaltar arrugas, líneas de expresión y otros signos de envejecimiento en lugar de disimularlos. Estos errores suelen pasar desapercibidos porque son hábitos arraigados o tendencias que no se adaptan al paso del tiempo, pero corregirlos puede marcar una gran diferencia en cómo te ves y te sientes.

Para evitar caer en estas trampas cosméticas, es importante conocer cuáles son los errores más frecuentes y aprender cómo solucionarlos pues ajustar ciertos detalles puede transformar por completo tu rutina de maquillaje y ayudarte a proyectar una imagen más juvenil y fresca. Desde la elección de tonos hasta la aplicación incorrecta de ciertos productos, estos tres errores clave son responsables de añadir años a tu rostro sin que te des cuenta. Con un poco de atención y práctica, puedes evitarlos y lograr un acabado natural que realce tu belleza sin recargar tu piel.

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ERROR #1: BASE DE MAQUILLAJE DEMASIADO GRUESA O SATURADA

Fuente Freepik

Uno de los errores más comunes que puede añadir años a tu apariencia es el uso de una base de maquillaje demasiado pesada o saturada ya que en lugar de unificar el tono de la piel y darle un aspecto fresco termina resaltando las arrugas y líneas de expresión. Las bases muy cubrientes o con fórmulas secas tienden a asentarse en las líneas finas del rostro, creando un efecto «craquelado» que enfatiza las imperfecciones en lugar de suavizarlas. Este problema es especialmente visible en pieles maduras, donde la falta de hidratación y elasticidad hace que los productos se acumulen en áreas como las patas de gallo o las líneas de la frente.

La solución para evitar este error está en optar por bases ligeras y formuladas específicamente para hidratar y adaptarse a la textura de la piel como las bases con acabado luminoso o las fórmulas en crema-gel que permiten un acabado más natural. Además, es fundamental aplicar el producto en pequeñas cantidades, difuminándolo bien con una esponja húmeda o brocha adecuada para asegurar una cobertura uniforme sin exceso. Si necesitas mayor cobertura en áreas específicas, como manchas o enrojecimientos, utiliza correctores localizados en lugar de sobrecargar toda la base. Según expertos en maquillaje, la elección correcta de la base es crucial para lograr un acabado juvenil y fresco, destacando la importancia de adaptar los productos a las necesidades de cada tipo de piel.

Finalmente, complementar la base con una buena prebase hidratante y un toque de iluminador en puntos estratégicos (como el arco de cupido o el puente de la nariz) puede hacer que el rostro luzca más saludable y radiante demostrando que menos cantidad y más cuidado en la aplicación siempre será mejor que recargar el rostro con capas innecesarias de producto. Este enfoque no solo rejuvenece la apariencia, sino que también permite que la piel respire y se vea más natural bajo el maquillaje.

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