Miguel Polo (CHJ) contradice a Marlaska: «No se transmitió información»

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) no dio información sobre las dos horas clave de las riadas provocadas en la peor DANA del siglo sobre Valencia. El apagón informativo dejó a los más de 78 pueblos y cientos de miles de afectados por la DANA sin avisos previos sobre el barranco del Poyo y los circundantes a Torrent, epicentro del cauce al juntar hasta cuatro riadas que se desviaron directamente a Paiporta.

Tal y como publicó Moncloa el pasado mes de noviembre, todos los ojos y alertas se centraron en la zona de Forata, nadie miró el desastre que se fraguó antes de las 15.00 horas en Valencia. A esa hora, líneas de Cercanías no es que estuvieran afectadas, sino que les faltaban kilómetros de vías férreas y puentes, especialmente la C-3 a su paso por la zona noroeste de Valencia.

La CHJ tampoco dio a conocer por su web el elevado caudal, a pesar de que tiene la obligación de hacerlo cada cinco minutos una vez se superen los 150 hm3. No hubo ningún aviso, según afirmó Polo en la Junta de Gobierno de la CHJ el pasado 19 de diciembre.

EL SILENCIO DE LA CHJ EN EL BARRANCO DEL POYO

La grabación del audio del hombre fuerte del Gobierno en la CHJ, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, en manos de Teresa Ribera durante la catástrofe del pasado 29 de octubre muestra claramente que no se dio información alguna entre las 16.16 y las 17.45 horas. La CHJ respondió a preguntas de MONCLOA que el caudalímetro instalado en el barranco del Poyo fue arrancado por la fuerza del agua.

Los datos de la página web oficial de medición del caudal de la Rambla del Poyo el 29 de octubre de 2024.
Los datos de la página web oficial de medición del caudal de la Rambla del Poyo el 29 de octubre de 2024.

«Lo que no se transmitió en ese tiempo es información de la Rambla del Poyo», afirmó Polo. La frase contradice directamente a todo el Gobierno, que aseguró que se disponía de toda la información y que se avisó por todos los medios.

«Hubo todos los avisos necesarios y de manera permanente», aseguró el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, el pasado 16 de noviembre. Tan solo un mes después, el propio responsable de comunicar la crecida del barranco del Poyo admite que no se hicieron tales avisos.

POLO NEGÓ LA INFORMACIÓN EN EL POYO, MIENTRAS MARLASKA AFIRMÓ QUE TODO SE HABÍA INFORMADO

La respuesta de Polo fue a raíz de una batería de preguntas al secretario autonómico de la Conselleria de Medio Ambiente, Raúl Mérida. «Se ha hablado mucho que desde las 16.16 a las 17.45 no se recibió información. Por la mañana si habíais dado información vosotros, os habíais comunicado, pero en ese momento en el que multiplica el caudal no hay una información. Me gustaría saber qué ocurrió ahí», según el audio publicado por La Razón.

La destrucción en el barranco del Poyo se podría haber evitado si se hubiera puesto en marcha el plan Hidrográfico del Sur, anunciado por el Gobierno del PSOE hace 30 años
La destrucción en el barranco del Poyo se podría haber evitado si se hubiera puesto en marcha el plan Hidrográfico del Sur, anunciado por el Gobierno del PSOE hace 30 años

«Ante la catástrofe que venía nadie se comunicó, coge un coche… No sé si tú estabas allí. ¿Qué ocurrió?», le insistió un sorprendido Mérida ante la falta de respuestas claras sobre la actuación de la CHJ en plena tragedia. Polo insiste en que la CHJ «no es un organismo de emergencias», a pesar de ser el responsable de comunicar cada cinco minutos cualquier crecida por encima de los 150 hm3 en los barrancos que rodean Valencia y parte de Castilla-La Mancha, es decir, toda el área de influencia.

NO SE TRANSMITIÓ INFORMACIÓN

«¿Pero en ese momento no se transmitió información?», repreguntó Mérida. «No se transmitió es información de la rambla del Poyo», respondió Polo dejando en evidencia a todo el Gobierno de Pedro Sánchez.

Según publicó este medio, la CHJ solo miró a Forata y la posible rotura de la presa. El escenario activó el nivel de emergencia y se dio la orden de vaciar la presa a razón de 1.000 m3 por segundo, pero no se dio aviso a los pueblos más cercanos a la costa.

Las compuertas de Forata estaban abiertas hasta el límite, mientras el barranco del Poyo se nutría de los desbordamientos del Turia y de otros cinco barrancos entre Ribarroja y Torrent, elevando los caudales y desbordando todo el cauce. La consecuencia fueron 224 muertos y tres desaparecidos, junto con miles de damnificados que ven llegar las ayudas con cuentagotas.

LOS OJOS DE LA CHJ SE DESENTENDIERON DEL TURIA Y CINCO BARRANCOS

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) no dio avisos por los desbordamientos que llegaban del barranco del Poyo, así como los del Turia, el canal Real del Júcar y el canal que une al Turia con el Júcar desde Manises.

De los 76 municipios afectados, solo se vigilaron de forma incansable quince por la «pantanada» de la presa de Tous. El resto no mereció la debida atención hasta que fue demasiado tarde. En la ribera del Turia se pusieron en marcha medidas de aviso y emergencias por cuenta propia de los Ayuntamientos, pero aún así la devastación dejó un reguero de muertos.

La CHJ no dispone de los datos una semana después
La CHJ no dio acceso a los datos del barranco del Poyo una semana después del desastre

Polo tampoco lo advirtió en la reunión del CECOPI (Centro de Coordinación Operativo Integrado) la situación del noroeste dela ciudad de Valencia, donde se encuentran más de la mitad de los pueblos y urbanizaciones inundados. «Todos los ojos se centraron en Forata», apuntaron fuentes conocedoras de esas reuniones.

Ahora el propio Polo lo admitió. Su estruendoso silencio también obedece a la estrategia política del Gobierno y del PSOE de culpar o responsabilizar únicamente a Carlos Mazón y su Gobierno autonómico de la situación desencadenada. La realidad ahora es muy distinta tras las palabras de Polo, junto con los propios testimonios de la Guardia Civil y de los militares, que afirman que tenían orden de no intervenir a pesar de estar preparados. La ayuda del Ejército no llegó hasta pasados cuatro días, cuando ya no había nadie a los que rescatar con vida.