Sólo unos días antes de su vuelta triunfal a la Casa Blanca, Melania Trump ha sorprendido de nuevo al mundo con una iniciativa empresarial. Se trata de su propia criptomoneda llamada $MELANIA. En la página web maleniameme.com se presenta como “coleccionable digital” que busca defender los valores que representa la flamante Primera Dama.
“El lanzamiento de la moneda Melania está provocando el colapso de la moneda Trump. Elon (Musk) tenía razón, estamos viviendo una simulación. ¿Cuál de las monedas de estos niños tendrá el mejor rendimiento?”, afirmó Anthony Scaramucci, exdirector de comunicaciones de la Casa Blanca, en su cuenta de X (antes Twitter). “Ahora cualquiera en el mundo puede esencialmente depositar dinero en la cuenta bancaria del presidente de Estados Unidos con un par de clics”, añadió.
Lo cierto es que la decisión de esposa de Trump ha generado suspicacias. Es sabida la postura del 47º presidente de los Estados Unidos con respecto a la implementación del curso legal de las criptomonedas. Un mercado que quiere favorecer y que, de facto, favorecería también a su mujer.
MELANIA. UN FUTURO LLENO DE INCÓGNITAS
Las Primeras Damas en Estados Unidos tienen un papel muy institucionalizado con el paso del tiempo. Aunque no tienen ningún papel constitucional ni político, su cargo se considera protocolario y cuentan con agenda propia, oficina y presupuestos. Suelen representar a nivel de imagen al país en acontecimientos como funerales de Estado o bodas reales. Tradicionalmente, ejercen la presidencia de honor de la Cruz Roja en el país y cada una escoge una causa social de la que hará bandera durante la legislatura de su marido. Durante su anterior estancia en la Casa Blanca, Melania capitaneó el programa Be Best para concienciar sobre el ciberacoso. Llegó a realizar charlas sobre el asunto, pero muchos se quejaron de que sus proposiciones no se materializaban en nada concreto.
Aunque las Primeras Damas no tengan un papel político como tal su fuerza es la imagen (en todos sus sentidos) y esto no deja de ser una herramienta política para la presidencia de turno.
Los Trump han vuelto a la Casa Blanca sin complejos. No han ganado las elecciones han vuelto. Donald Trump promete que su segundo mandato va a ser un antes y un después en la política nacional e internacional. Sin embargo, el papel de Melania en esta ocasión está envuelto en misterio. De hecho, fue menos activa (que no menos visible) en la última campaña electoral.
Se desconoce cuál será su papel concreto en esta ocasión y que causa abrazará desde su cargo, aunque todo apunta a que será una casusa mucho más ideologizada que en su anterior estancia en la mansión presidencial.
DE MODELO A PRIMERA DAMA
Melania Knauss, su nombre de soltera nació en Nuevo Mesto (hoy Eslovenia) en 1970. En el momento en que nació su ciudad pertenecía a Yugoslavia. Hoy el país no existe tras la terrible guerra de los Balcanes. En alguna declaración Melania ha asegurado que se siente yugoslava ya que se crío en un momento en el que el país balcánico tenía una fuerte identidad. Cuando abandonó su lugar de origen para triunfar como modelo esté empezaba una difícil situación.
Hija del dueño de una tienda de coches y de una trabajadora textil, con 16 años comenzó a hacer pequeños trabajos como modelo hasta que representó la marca de ropa más importante del país. De ahí dio al salto a los grandes circuitos internacionales de la moda llegando a desfilar en París y Milán y posando para el gran fotógrafo Mario Testino. Su rostro llegó a ocupar la portada de Sports Ilustrated y Harper’s Bazaar. También en 1994 posó desnuda para la revista New York Post Office. Una imagen que volvió a cobrar actualidad cuando su marido anunció su candidatura a la presidencia. En 1996 empezó su carrera como modelo en Estados Unidos.
Conoció a Donald Trump durante una fiesta en 1998 cuando él estaba unido en matrimonio a Marla Maples. Sin embargo, su relación no se hizo pública hasta 2004 en el programa que entonces el presentaba en televisión, El aprendiz. Su relación se convirtió en contenido del reality y allí anunciaron su boda que tuvo lugar en 2005. Un año después tuvieron a su único hijo Barron.
Desde su llegada a la Casa Blanca su labor como Primera Dama generó críticas por la falta de contenido. Las comparaciones con su predecesora Michelle Obama no se hicieron esperar. Además, durante la campaña de 2016 leyó un discurso en apoyo a su marido que era un plagio del mismo que pronunció la propia Obama en 2008. El asunto se solucionó con la destitución de una asesora de imagen.