María Cristina Álvarez, la ayudante de Begoña Gómez en el departamento de Presidencia del Gobierno, no realizó entrevista alguna para obtener el puesto. La Moncloa la fichó el 16 de julio de 2018, apenas 15 días después de la llegada de Pedro Sánchez a los más alto del Ejecutivo tras la moción de censura a Mariano Rajoy, a la que se sumó el PNV.
Así lo testificó ante el juez Juan Carlos Peinado el pasado mes de diciembre, una comparecencia a la que la Fiscalía no se sumó con ni una sola pregunta. «Soy amiga de ella y le hacía favores», afirmó en sala judicial, motivo por el que las acusaciones populares de Vox y Hazte Oír pidieron la imputación tanto de la ayudante como de Begoña Gómez por malversación de caudales públicos.
A su llegada a La Moncloa comenzó a realizar su trabajo como si de una funcionaria se tratara y que se ha mantenido en el puesto hasta ahora. Entre sus funciones, según afirmó, se encontraban «buscar un entorno seguro, eficiente y discreto a la mujer del presidente», con el control de su agenda, en función de las actividades que tenga, y que tenía «que informar a los servicios de seguridad, el tema de los desplazamientos, las instalaciones donde va a acudir ella, el departamento de protocolo para informarla de las normas de régimen protocolario».
La asistente personal tenía un cargo equivalente a un nivel 26 de funcionario y ejercía como directora de programas adscrito al Departamento de Presidencia. En este caso, se trata de un cargo de confianza y solo despachaba su labor con Begoña Gómez, a pesar de no tener ningún cargo institucional, como sí ostentan algunas primeras damas en otros países.
«El contrato es como un nombramiento», afirmó ante el juez Peinado. Eso sí, ignora si existe cualquier tipo de documento por escrito en el que se recojan sus funciones. En este sentido, fue la propia Begoña Gómez quien le comentó que era un puesto de confianza, «que era lo que había ocurrido siempre en otros gobiernos con las mujeres de los presidentes».
Para su fichaje, Cristina Álvarez «mandó su currículum con sus datos a recursos humanos», pero «no se me hizo ninguna entrevista», apostilló ante el juez Peinado. En este sentido, recibió un «papel amarillo» donde se le indicó que era un puesto de confianza, pero no recuerda quien se lo firma.
LOS CORREOS DELATAN A LA AYUDANTE DE BEGOÑA GÓMEZ
Esta es su única labor en el complejo de La Moncloa y la nómina la paga el Ministerio de Presidencia. En este sentido, detalló que era la encargada de llevar «la agenda privada y personal de Begoña Gómez». Eso sí, las gestiones las tenía que hacer con terceras personas las hacía con el correo genérico de gmail, tal y como escribió el 8 de febrero de 2024.
Cristina Álvarez también hacía uso del correo oficial de Presidencia de Begoña Gómez, una cuenta que utilizó «cuando tenía que gestionar la agenda de ella, las gestiones que tenía que hacer con terceras personas las hacía con el correo» de Presidencia.
Así las cosas, la ayudante de Begoña Gómez aseguró que se utilizó el mail de Presidencia por el acto de presentación de la cátedra extraordinaria porque «es en el IFEMA y desde siempre se ha utilizado así».
Además, aseguró que mantuvo conversaciones con el entonces vicerrector de la Complutense, Juan Carlos Doadrio, quien le trasladó comunicaciones para Begoña, aunque la coordinadora de la cátedra extraordinaria TSC era «Blanca». En este sentido se refiere a Blanca de Juan, directora de la Cátedra Extraordinaria de Transformación Social Competitiva, y cuyos correos también figuran en la causa, como el enviado a Begoña Gómez para el inicio de los nuevos estudios para el curso 2021/2022.
Álvarez participó en el proyecto de la plataforma y llegó a acompañar a Begoña un tiempo con patentes, aunque negó haber participado en el registro de la Plataforma TSC. En este sentido, indica que la Complutense cometían errores con la coordinadora de estos estudios. «En algunas ocasiones ponía Cristina y no habían hablado conmigo», indica. Tampoco conoce si firmó el contrato de concesión de derechos. «Solo supe de la existencia de un proyecto tecnológico», indicó.
LA ASESORA DE MONCLOA Y AMIGA DE BEGOÑA GÓMEZ
Por otro lado, apuntó que estuvo presente alguna vez en reuniones profesionales en La Moncloa, pero no recuerda más sobre las mismas.
Las acusaciones le preguntaron si se había reunido con el rector de la Complutense, Joaquín Goyache Goñi, el empresario y amigo de Begoña Gómez, Juan Carlos Barrabés, y Javier Hidalgo, entonces CEO de Air Europa. No mantuvo ninguna reunión con ellos, como afirma no conocer a Hidalgo. Tampoco conoce a Juan José Güemes, director del IE e imputado en la causa asl asegurar que no contrató a Begoña Gómez por ser la esposa del presidente del Gobierno. Además, tampoco se reunió con Manuel de la Rocha, el gurú económico de Pedro Sánchez, y no sabe quién es Manuel Muñiz.
Poco después y a preguntas del juez Peinado, afirmó que se reunió con Goyache Goñi en La Moncloa en presencia de Begoña Gómez y que hubo varias más, aunque no precisa ni cuando ni donde. Asimismo, sí coincidió con Barrabés en algún evento.
Respecto a las agendas que llevó de Begoña Gómez, afirmó que solo se conserva una de ellas, pero que ella no tiene «ninguna».
En cuanto a los viajes internacionales de Begoña Gómez, Cristina Álvarez aseguró que nunca le acompañó en los vuelos organizados con el África Centre, pero sí con los de la Complutense. «Podría ser», indicó. Eso sí, no estuvo ni en las delegaciones desplazadas a Kenya, Sudáfrica, Nueva York, Marruecos ni San Petersburgo con Begoña Gómez.
CRISTINA ÁLVAREZ ESTUVO EN REUNIONES CON GOYACHE GOÑI
Pero sí ha contactado con el departamento de Seguridad del África Centre, dependiente del IE, y que ha llevado la agenda. Tampoco gestionó los viajes con Wakalua, la filial de Air Europa, ni tampoco intervino para agendar la firma del contrato de Begoña Gómez con el Instituto de Empresa, hasta el punto de desconocer los motivos por los que se canceló el contrato con su jefa. En este sentido, indicó que Begoña Gómez «iba una vez a la semana o cada quince días
al IE», pero no le acompañó en las reuniones.
En la misma declaración, Álvarez llegó a asegurar que borró correos que no le interesaron al ser ajenos a su labor en La Moncloa.
Así las cosas, Cristina Álvarez realizó favores a Begoña Gómez «en sus proyectos
personales por su relación de amistad», como por ejemplo en la búsqueda de patrocinadores y alumnos. Por este motivo, varias personas que trabajaban con la esposa de Pedro Sánchez le incluían en los correos al considerar que era la coordinadora de la cátedra extraordinaria, labor realizada por Blanca de Juan.