Gorka Arotz: Así es el desconocido marido de Grande Marlaska que le enfrentó a su madre

Fernando Grande Marlaska es uno de los hombres más importantes en la política española. Está al frente del ministerio del Interior y de él dependen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Es miembro del Gobierno que más información maneja junto a Margarita Robles. Sin embargo, la persona que comparte su vida tiene un perfil especialmente bajo. Se trata de Gorka Arotz, que se dedica al ámbito educativo. Siempre le ha acompañado en actos oficiales como en las recepciones de Casa Real.

Con él lleva casi tres décadas. Se conocieron en 1997 en un paf de ambiente y sólo una semana después ya estaban compartiendo piso. Ocho años más tarde se convirtieron en una de las primeras parejas de hombres en recurrir al cambio en el Código Civil que posibilitó en 2005 los matrimonios homosexuales.

Gorka comparte patria chica con su marido, Euskadi y está licenciado en filología. Cuando se casó con Grande Marlaska no pudieron evitar que en la prensa se hablara de ellos por la novedad que suponían este tipo de uniones y por ser ya Grande Marlaska un magistrado con relevancia.  

Nacido en Bilbao en 1963, tras licenciarse en Derecho en 1987 ingresó en la carrera judicial cuando se hizo cargo del Juzgado de Primera Instancia de Santoña (Cantabria). Allí tuvo que enfrentarse a la curiosidad de los medios por primera vez. Le tocó instruir la muerte de Rafi Escobedo, asesino confeso de los marqueses de Urquijo, uno de los casos que han marcado la crónica negra española. Escobedo su suicidó en prisión en Cantabria en julio de 1988.

RENUNCIAR A LA PATERNIDAD POR AMOR

Tras ejercer varios años en Euskadi desembarcó en Madrid en 2003 como titular del Juzgado de Instrucción nº 36 de la capital. Se mudó junto a Gorka con el que llevaba seis años conviviendo.

“A eso de los nueve o diez años empecé yo a tener una vaga conciencia de mis apetencias sexuales. Aún no era una atracción erótica, pero sí que sentía algo especial. Y no debía vivirlo yo como algo muy normal, de otro modo habría sido más natural»

En 2004 se produjo su llega a la Audiencia Nacional para sustituir a Baltasar Garzón al frente del Juzgado Central de Instrucción nº5. Ser el relevo del juez más popular del país hizo que los focos se posaran en él. Toda la prensa quería saber quién era le joven magistrado vasco que iba a sustituir al juez estrella por antonomasia.

Para entonces, Grande Marlaska no ocultaba su sexualidad y se convirtió en uno de los primeros miembros de la judicatura en hablar abiertamente del tema en nuestro país. Un año después se aprobaron los matrimonios igualitarios y el juez y su novio se convirtieron en matrimonio.

Fernando Grande-Marlaska.
Fernando Grande-Marlaska.

En las ocasiones que ha hablado de él Marlaska se ha referido a Gorka como el amor de su vida por el que dejó a un lado su instinto paternal. “Renuncié a ser padre porque Gorka, mi marido, que es profesor y está en contacto con adolescentes, tenía muy claro que no quería tener hijos”, aseguró en La voz de Galicia.

LA SALIDA DEL ARMARIO

Cuando lo conoció Marlaska se encontraba en un momento de afirmación con respecto a su condición sexual. Una lucha por si identidad que siempre tuvo claro el hoy ministro del Interior.

Así lo contaría en sus memorias Sin pena ni miedo: A eso de los nueve o diez años empecé yo a tener una vaga conciencia de mis apetencias sexuales. Aún no era una atracción erótica, pero sí que sentía algo especial. Y no debía vivirlo yo como algo muy normal, de otro modo habría sido más natural […] Tenía la necesidad, por ejemplo, de llamar por teléfono a algún compañero de colegio muy especial para mí y buscaba un pretexto escolar para hacerlo, aunque de sobra sabía yo que lo que quería era charlar un rato y escuchar su voz”.

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Marlaska y su marido Gorka.

Fue su traslado a Madrid para opositar, cuando, con 25 años decidió que ya había terminado el momento de represión. “Por entonces me declaré gay por primera vez y fue liberación”, asegura.

LA REACCIÓN FAMILIAR

Con su familia, no fue tan fácil. Cuando Arotz ya había entrado en su vida decidió que quería contárselo a su madre y la reacción no fue especialmente positiva en un principio.

“En fin, había que contárselo a mamá. Creí que había que hacerlo y lo hice, eufórico por mi recién estrenada relación con Gorka”, cuenta en su autobiografía. Llevó a su novio a la casa materna para presentarlo y “su reacción fue la peor posible: se agarró de los pelos, se metió en la cama vestida y estuvo quince días sin salir”.

Sin embargo, la historia de tensión familiar tuvo un final feliz. “Fue ella quien, como siempre había pasado, entendió que aquella ruptura no podía ser”, rememora el ministro en su libro de memorias. Pudieron disfrutar así, aunque tarde, de armonía familiar y la madre de Grande Marlaska llegó a considerar como un hijo a su yerno.

“He sido un hombre con suerte, creo. Bueno, según… Si se entiende que no es buena suerte la incomprensión total del entorno familiar más próximo a la hora de desvelar mi identidad sexual”, reflexionaba Marlaska sobre su vida.

Una existencia en la que, desde hace casi treinta años, Gorka Arotz es su gran apoyo. El hombre que está siempre ha su lado pero evitando la notoriedad del cargo que ocupa el amor de su vida.