Esta semana que acaba nos ha dejado a los 96 años, Jean Marie Le Pen, uno de los políticos más influyentes de Francia y Europa en los últimos cuarenta años de historia. El Fundador del Frente Nacional está considerado por muchos expertos y analistas como el hombre que hizo resurgir el fascismo en Europa y marcó un antes y un después en la política francesa.
Le Pen está considerado el padre de la ultraderecha del país vecino. Comenzó su vida política allá por 1956 cuando fue diputado en la Asamblea Nacional francesa de la IV República, en la actualidad estamos en la época de la V República. Hombre de un momento histórico ya desparecido vivió la II Guerra Mundial y fue veterano de la guerras de Indochina y Argelia, algo que marcó fuertemente su carácter.
Conocido por sus discursos racistas participó en cinco elecciones para presidencia de la República francesa, aunque nunca llegó al poder, si hizo creer que romper el monopolio de progresistas y conservadores era posible.
INICIOS DEL FRENTE NACIONAL
Los inicios de su partido, el Frente Nacional, se remontan a 1972. Cuando una multitud de grupúsculos de extrema derecha estaban divididos y mal avenidos entre ello. En ese contexto, jóvenes filo fascistas, colaboracionistas del Régimen de Petain, veteranos de la dura y cruel Guerra de Argelia e incluso un antiguo miembro de las SS nazi fundan el Frente Nacional francés.
Para dirigirlo eligen a Le Pen, pensando que era un hombre manipulable, y sobre todo porque ya había sido diputado en la Asamblea con anterioridad. Le Pen, lejos de todo esto, dirigió el partido con auténtica mano de hierro durante casi cuarenta años. Convirtiéndolo, según proclamó el propio líder, en el reducto de la derecha popular.
Buscando siempre los apoyos de los ex militares y resentidos por la derrota en la Guerra de Argelia, Le Pen unificó su discurso en torno al nacionalismo francés, contra las políticas ultraliberales y un marcado antisemitismo que lo acompañó siempre y que se tradujo en muchos enfrentamientos incluso con su hija, más partidaria de atacar al Islam que a la religión judía.
EVOLUCIÓN POLÍTICA
Su éxito no fue inmediato y pasó bastantes años fuera del arco parlamentario, dirigiendo una fuerza marginal y poco reconocida entre la sociedad francesa surgida tras el ‘Mayo del 68’. Pero poco a poco fue ganando terreno gracias a su intuición política y ver el problema social que la inmigración podía suponer para el país galo.
Moderó su imagen fiera, tenía un parche en el ojo izquierdo que cambió por un ojo de cristal, y centro su discurso en los supuestos males de la inmigración. Para ello utilizó su carisma y su dominio del lenguaje televisivo durante la época de François Mitterrand. En esos años ochenta que fueron la época dorada de los debates políticos televisivos.
De esa forma fue labrándose poco a poco un electorado que en el año 2002 estuvo a punto de quebrar el sistema tradicional político del país vecino, cuando Le Pen llegó vivo y con opciones en las elecciones presidenciales de ese año. No lo logró pero desde entonces ya nadie se tomaba a risa sus duros y agresivos discursos.
«Somos socialmente de izquierdas, económicamente de derechas y nacionalmente franceses», así definía su ideología el ya veterano político francés por aquel entonces. Unas ideas que le hicieron rascar bastantes votos entre el electorado de izquierdas de Francia.
Pero sus continuas salidas de tono, con proclamas racistas y su antisemitismo le hicieron perder fuelle en 2010, tuvo que retirarse para dar paso a su propia hija, Marine Le Pen, que refundó el partido y se lanzó a por el electorado liberal. Haciendo pasar el antiguo partido de sus padre de una fuerza de choque, a un partido de gobierno.
CONDOLENCIAS
El Elíseo expresó igualmente sus condolencias a la familia y los allegados de Le Pen, en un comunicado en el que la oficina de Emmanuel Macron repasa la vida de esta «figura histórica de la extrema derecha», que «desempeñó un papel en la vida pública» del país «durante casi setenta años». Ahora, «queda sujeto al juicio de la Historia».
Por su parte, el primer ministro galo, François Bayrou, señaló también que Le Pen fue una figura relevante de la vida política, «más allá de las polémicas, su arma preferida, y de los necesarios enfrentamientos sobre el fondo» de su ideología. «Al hacerle frente, supimos lo luchador que era», apostilló en la red social X.
Menos ambiguo se mostró el excandidato presidencial Jean-Luc Mélenchon, figura clave de la izquierda, que señala que la «dignidad» de los muertos y el «dolor» que puedan tener sus seres queridos no evita que se puedan juzgar acciones «insoportables» como las de Jean Marie Le Pen. «La lucha contra el hombre ha acabado. Sigue la lucha contra el odio, el racismo, la islamofobia y el antisemitismo», proclamó.