viernes, 13 diciembre 2024

Madrid en pandemia: obsesión nacional o un caso preocupante (o ambas)

Es un clamor popular de la comunidad médica: los casos de ingresos por coronavirus están aumentando peligrosamente. Si bien están lejos de los patrones de crecimiento que se experimentaron durante lo peor de la crisis, el repunte es claro e inequívoco. En Madrid y en el resto de España. Y, sin embargo, es Madrid la región que está volviendo a focalizar la atención mediática, aun cuando el mayor índice de contagio por cada 100000 habitantes continúa siendo Aragón, y con una Cataluña que tiene la región de Barcelona y su área metropolitana jugando con el fuego de la segunda ola. ¿Volveremos al escenario de marzo y abril? ¿Qué está ocurriendo en Madrid? ¿Es Madrid la obsesión político-mediática o un caso preocupante de mala gestión de la pandemia?

LAS PRIMERAS DUDAS: ¿LIBRE DE BROTES?

Desde el minuto cero de la pandemia en España, el Gobierno de Isabel Díaz-Ayuso ha estado en la picota informativa por la gestión de la crisis sanitaria. Una vez pasada la primera ola, cuando todos los territorios empezaban a concentrar brotes y casos, Madrid parecía una isla. Entonces, muchos periodistas y analistas pusieron el foco en la incapacidad de la Comunidad para hacer el rastreo. Durante la primera etapa de la crisis, Ayuso prometió contratar más de 150 rastreadores hasta llegar a los 600.

Por otro lado, la Atención Primaria, delegada como «responsable» para la identificación de casos positivos, se queja amargamente de que está empezando a saturarse. Como cada agosto, los centros están en mínimos por las vacaciones del personal, a lo que se suma un aumento de casos y consultas. ¿Realmente Madrid ha estado lejos de los datos de regiones como Aragón o Cataluña o es que no se han hecho pruebas PCR y seguimiento de casos? Este es el foco de la crítica al Gobierno de Ayuso toda vez que ahora sí comienzan a evidenciarse una progresión lógica de los contagios.

evolución de los casos detectados por PCR en Madrid

Hay un vacío más que evidente de pruebas entre la última semana de julio y la primera de agosto, con una tendencia claramente alcista.

RASTREADORES, CURAS Y CONTRATOS

El tema de los rastreadores es uno de los puntos negros de la gestión de Isabel Díaz Ayuso. A principios de julio, con los primeros rebrotes, llamó la atención que dedicara una partida presupuestaria a la contratación de sacerdotes católicos para los hospitales mientras la oposición y los facultativos demandaban la contratación urgente de rastreadores que permitieran anticiparse a los contagios.

La solución de Isabel Díaz Ayuso ha sido lanzar una convocatoria a las universidades en busca de voluntarios con formación en biología, enfermería y medicina. Por supuesto, las críticas no se han hecho esperar.

Sobre todo después de que se publicara la designación de Quirón como empresa concesionaria de un contrato público por la vía de urgencia para incorporar 22 rastreadores durante 3 meses por un valor de 194.000 euros, lo que supone un sueldo mensual de más de 2000 euros por rastreador.

¿DÓNDE ESTÁN LOS ASINTOMÁTICOS?

Son muchas las incongruencias en los datos que se reportan cada día sobre la evolución y la incidencia del covid-19 en Madrid y en el resto de España. Cada Comunidad Autónoma comunica sus datos cuando tiene constancia de ellos, lo que hace que Sanidad no los incluya en tiempo real -lo que llevaría a la utilidad de las apariciones diarias de las autoridades sanitarias si los datos ni son un reflejo real de la España en pandemia-.

Resulta llamativo, en el caso de Madrid, que mientras que la correlación ingresos-positivos es más «lógica» en Cataluña y Aragón, los dos auténticos focos actualmente de los brotes, donde se está produciendo transmisión comunitaria, en Madrid siguen sin cuadrar los números entre ingresos y pruebas PCR.

Así, se puede ver cómo de todos los positivos confirmados, más del 70% corresponden con personas que están ingresadas por ser sintomáticos. Muy probablemente, la mayoría de los asintómaticos detectados en Madrid se correspondan con contactos estrechos o personas que se aislan voluntariamente ante los primeros síntomas. Esto es, Madrid no está detectando a los asintomáticos, que precisamente, son los más peligrosos para la temida transmisión comunitaria.