Lejos de los deseos del vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, parece que el caso Dina seguirá degradando la imagen de la formación morada. En un principio, tan solo se trataba de declaraciones sueltas que amenazaban con tumbar al líder de Podemos, sin embargo, con el paso de los meses, el caso Dina se ha convertido en una bola difícil de digerir para el partido. Ahora, uno de los personajes clave en toda esta historia, el exabogado de la formación morada José Manuel Calvente, ha sido citado a declarar ante el juez el 2 de septiembre para que demuestre algo que afirmó en los medios de comunicación: que le apartaron de Podemos porque podía demostrar que el caso Dina era un montaje. Algo que el magistrado que instruye el caso quiere escuchar en primera línea.
Calvente declarará en calidad de testigo y tendrá que aclarar lo que sabía y lo que no. Lo cierto es que el exabogado de la formación morada ya ha afirmado en reiteradas ocasiones que ese caso de acoso sexual que interpuso el partido contra él era una forma de frenarle porque tenía las pruebas necesarias para demostrar que la realidad interna del partido no era tan ejemplar como presumían. Y ahora, tras ser archivada la causa de acoso sexual contra Calvente, el abogado se ha puesto en modo ataque y seguirá adelante con todo lo que sabe. Algo que el juez Manuel García Castellón quiere escuchar.
Calvente ha hablado de irregularidades diversas a nivel económico dentro del partido, pero lo más grave es, quizá, la acusación de que Iglesias montó en torno al caso Dina (ese supuesto robo de un teléfono móvil por parte del excomisario José Manuel Villarejo) toda una estrategia para sacar beneficio electoral.
Dina Bousselham, la exasesora del vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, ha sido premiada con un periódico afín a la formación, pero lo cierto es que sus contradicciones dentro de los interrogatorios del caso no están ayudando a aclarar las cosas. Y ahora que Calvente entra en juego, todos, incluidos los miembros de Podemos, están pendientes de las pruebas que éste pueda tener que contribuyan a tumbar a la formación morada.
El 2 de septiembre el exabogado entrará en los juzgados para dar sus aclaraciones; y si son lo suficientemente contundentes, es probable que el magistrado acabe por imputar a Iglesias, algo que tendría una notable repercusión (especialmente mediática) para Podemos, ya a la baja en las encuestas y con el Tribunal de Cuentas encima por haber cometido unas presuntas irregularidades con los fondos ante las elecciones generales del 28 de abril.
El exabogado de Podemos ya había advertido que la exasesora de Iglesias había realizado capturas de pantalla de conversaciones de Whatsapp que meses después, después del presunto robo del teléfono móvil, aparecieron publicadas en diversos medios de comunicación; algo de lo que se desprende que Podemos no fue víctima de las «cloacas del Estado», algo que ha repetido Iglesias (y que repite) constantemente.
Con las declaraciones de Calvente el juez puede dar por contradictorias las declaraciones que tanto el vicepresidente como Bousselham habían dado hasta ahora e incluso puede llegar a considerar que Iglesias debe ser imputado. En cualquier caso, todo empezará ese dos de septiembre, por lo que a Podemos se le prevé una «vuelta al cole» complicada.
DUDAS
El vicepresidente tiene varias cuestiones a las que no contesta de frente y que cada día desgastan más su imagen relacionadas con el caso Dina. La primera es por qué escondió durante tantos meses una tarjeta con información personal (incluidas fotos íntimas) de su exasesora Dina Bousselham, a la cual el excomisario José Manuel Villarejo robó presuntamente el móvil. Y la segunda es qué tiene que decir después de que se ha conocido gracias a las capturas de un chat que la abogada de Iglesias tuvo acceso a información clave sobre el caso antes de que el juez lo diera a conocer porque se lo había filtrado un fiscal con el que mantenía una relación íntima.
Esto, sumado a las declaraciones de la propia Bousselham, hacen que el juez siga sin tener claro qué ocurrió en torno a ese presunto robo y hasta dónde son verdad las aclaraciones de Iglesias y de su exasesora. Y menos después de que se supiera que Podemos tuvo acceso a este caso antes de que el juez levantara el secreto.