sábado, 23 noviembre 2024

La forma más insólita y rara de rodar una escena y fingir el clímax

Todos sabemos que, detrás del cine, existe un gran equipo detrás de los conocidos rostros de los actores. Una de ellas, por ejemplo, es la coordinadora Ita O’Brien, mujer que ayuda a introducirse en el personaje en las escenas que más necesitan de un poco de ayuda: aquellas en las que hay que representar una llegada al clímax después de mantener una relación sexual (cosa que no sucede solo en el cine porno).

El trabajo de O’Brien destaca porque trata de entablar una relación con cada actor y actriz, así como sus personajes. Una vez que consigue unir ambos, está lista para prepararlos ante cualquier situación que se precie, incluidas esas escenas en las que ambos se desnudan y, de repente, tiene que surgir la magia, la chispa y, sobre todo, el orgasmo.

¿Cómo lo consigue? Descubre la forma más insólita y rara de rodar una escena y fingir el clímax.

La primera coordinadora sexual en el cine

ita obrien

Cuando se desea hacer buen cine, también se quiere que los actores estén cómodos rodando cualquier tipo de escena. Por eso, los directores que más saben de esto no dudan en contratar los servicios excepcionales de Ita O’Brien, encargada de coordinar la intimidad, y la primera trabajadora en este campo, en el cine británico. Se trata de una especie de coreógrafa que monta las escenas sexuales y, a la vez, enseña a los actores a estar cómodos en dichas situaciones.

De forma normal, en el interior de un set de rodaje, no se practica sexo real. Además, resulta extraño estar rodeados de tal cantidad de personas, portando cámaras y dando instrucciones de cómo debe ser todo. Así, llegar al clímax de forma natural, puede resultar, cuanto menos, extraño. A todo esto, debemos sumarle que, los actores encargados de rodar la escena, pueden llevarse mal, regular o extremadamente bien, factor determinante a la hora de que la grabación sea buena, mediocre o excelente.

El trabajo de O’Brien es bastante complicado. Sin embargo, gracias a sus instrucciones, consigue rodar dichas escenas de forma divertida y haciendo que los actores encargados de llevarlas a cabo se encuentren cómodos durante ese momento que no suele ser del todo agradable para la mayoría. Además, en los tiempos en los que el MeToo se encuentra en pleno apogeo, la figura de esta coreógrafa sexual está cobrando especial importancia.

Cómo prepararse ante una escena donde debes fingir el clímax

juego tronos climax

Para rodar la escena de forma adecuada, lo primero que hay que hacer es conocer el lenguaje oportuno y hablar como corresponde. También es importante conocer las partes del cuerpo, así como el lenguaje corporal que permite que dicha escena sea, a posteriori, creíble. O’Brien es la encargada de hacer que esto surja con mucha dedicación y trabajo. Es quien ejecuta la varita mágica para que la escena que el director tiene en su cabeza, sea romántica, caótica o violenta, salga a la luz como se pensó en un primer momento.

Por ejemplo, algunos actores no se encuentran cómodos en el momento dormitorio. Emilia Clarke, hablando sobre su escena sexual con Kit Harington, su compañero de reparto en «Juego de Tronos», se defendió de las críticas diciendo que fue un momento muy extraño porque ambos, que son muy amigos, se morían de risa cuando iban a grabar. Así es imposible llegar al clímax (e incluso fingirlo).

Para que la escena, en ese momento, resulte creíble, ambos actores deben desprenderse de sus personalidades e introducirse de forma profunda en sus respectivos papeles. Esto es lo que hacen de forma habitual pero, cuando hay sexo de por medio, a todos se les termina olvidando.

Actrices que se sintieron mal después de realizar ciertas escenas sexuales

marlon brandon maria schneider

Varias actrices, debido a que no se les ha explicado bien qué deben hacer durante una escena sexual, se han llegado a sentir incómodas e incluso violadas durante el proceso. Por eso, el trabajo de Ita O’Brien, como coordinadora, resulta más necesario que nunca. Una de las primeras en denunciar esto fue Maria Schneider. En el 2016, la actriz confesó haberse sentido violada y humillada por Marlon Brandon durante la escena sexual que compartieron en «El último tango en París».

Nicole Kidman ha sido otra de las actrices que han declarado sentirse expuestas y vulnerables en determinadas escenas. En este caso, se refiere a algunos de los momentos en los que se representaba violencia marital en la serie «Big Little Lies». ¿Cómo se podría hacer para que esto no volviera a ser un problema para nadie?

La experta aclara la importancia de saber llevar ese tipo de escenas. Cuando el sexo y el clímax deben aparecer, es necesario trabajar de forma previa dicho momento con los actores implicados. Muchos directores, sin embargo, se saltan este proceso, haciendo que todo se vuelva mucho más complicado o directamente imposible de realizar.

Cómo lograr que la llegada al clímax sea lo más creíble posible

escena climax

La coordinadora sexual trabaja de forma divertida para convertirlo en un momento distendido. Eso sí, sin perder la profesionalidad. Algunas de las formas más raras en las que prepara a los actores a la hora de tener que fingir el clímax en determinadas escenas, es haciéndoles imitar movimientos que realizan animales como los perros y los gatos. Para ello, los actores se pegan al suelo con su cuerpo como si fueran un chicle o chillan como lo haría un mono.

Con todo ello, los ayuda a realizar algunos movimientos, haciendo que los directores vean cómo se consigue realizar una escena de este tipo y que guarden las referencias para próximos trabajos. En el caso de que no funcione eso de hacerse pasar por determinados animales, hace que los actores se imaginen que son alguno de los elementos, como puede ser el agua o la tierra.

Las escenas de sexo, cuando dejan de parecer tal, son mucho más cómodas. Por eso, una de las formas de rodarla y que todo resulte mucho más natural, es añadiendo accesorios y complementos que resten intimidad al momento fuera de cámara. Estos pueden ser unos pantalones rellenos que se colocan en medio de ambos cuerpos por si, si sucede algo como una erección (completamente natural), no convertir el momento en algo incómodo o invasivo para la otra persona. Eso sí, el espectador nunca vería estos objetos.