Juan Lobato afronta 48 horas clave. El hasta ahora líder del PSM renuncia a los cargos orgánicos del partido, pero mantiene el escaño tanto en la Asamblea de Madrid como en el Senado, y medita sobre si plantar batalla a Ferraz o bien dejar la política, un extremo alejado del estilo de quien se sabe que no ha cometido delito alguno y que el próximo viernes tendrá que decir la verdad ante el Tribunal Supremo sobre el caso de la filtración de un correo electrónico de un abogado de un particular, una revelación de secretos por el que está imputado el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.
Lobato ha dimitido como secretario general de la federación madrileña, que pilotará ahora una gestora presidida por Isaura Leal, a 48 horas de presentarse ante el Alto Tribunal y del inicio del Comité Federal del PSOE más alineado con Pedro Sánchez que con sus propios principios.
El líder de los socialistas madrileños deja la cúpula tras tres años en los que ha conseguido unidad de las agrupaciones, mostrando una cara propia y quedarse a un puñado de votos de ser la segunda opción más votada de Madrid tras las sucesivas debacles protagonizadas por los Tomás Gómez, Ángel Gabilondo y compañía. Tal fue la ilusión transmitida que el propio Pedro Sánchez le respaldó en todas las decisiones para ganar a Isabel Díaz Ayuso y al PP en la Comunidad más importante de España y que no cambia de color en los últimos 30 años.
Sin Lobato, el PSM tiene ante sí un incierto futuro. Descabezado por las presiones de Ferraz y sin el candidato electo por las bases, mientras que el núcleo duro del PSOE repite el discurso machacón al afirmar que no ha existido presión alguna, pero deja solo a un líder, como ya pasó a otros antes que a él, como a Tomás Gómez, a quien cambiaron la cerradura del despacho, o al propio Ángel Gabilondo, que ha rebotado de puesto en puesto para continuar cobrando del erario público.
LOBATO PODRÍA DAR AÚN LA SORPRESA EN MADRID
Lobato aún podría dar la gran sorpresa y labrar su camino para volver a liderar al PSM en las primarias. Es una opción que no descartan voces socialistas, hacer el mismo movimiento que hizo Pedro Sánchez en 2016 y recuperar la confianza de las bases frente al aparato político del partido, implacable con las voces críticas. De hecho, tan solo el líder del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca, ha dado su respaldo público a Lobato, que cuenta con numerosos apoyos dentro de la formación, pero que no se mueven por miedo a perder los asientos.
Este es el único escenario por el que Lobato ha mantenido sus actas. Podría dejarlas y abandonar la política y dedicarse a su anterior labor: técnico de Hacienda, con una alta remuneración y con menos quebraderos de cabeza.
No será hasta el próximo 11 de enero cuando el PSM haga sus primarias, que dará el pistoletazo de salida el próximo 7 de diciembre con la presentación de candidaturas. Por ahora no existe propuesta alguna, aunque Ferraz ha intentado colocar las suyas: Reyes Maroto, líder en la capital; Francisco José Ayala, alcalde de Fuenlabrada; Francisco Martín, delegado del Gobierno en Madrid y amigo personal de Lobato hasta el nuevo rumbo del PSOE; y Óscar López, ministro de Transformación Digital y que aún debe explicar su papel en la filtración al ser Pilar Sánchez Acera, su mano derecha, la encargada de enviarle el polémico y secreto documento por Whatsapp al líder de los socialistas madrileños.
LA RENUNCIA DE LOBATO POR LA PRESIÓN DE FERRAZ
La renuncia de Lobato tendrá consecuencias en la Asamblea de Madrid, donde dejará de ser el portavoz parlamentario para ser un diputado raso. Podría haber cambios en las comisiones en las que tiene un papel fundamental y dejarle fuera de todo ámbito político, aunque conservará la voz y contará con los micrófonos de cara a una posible candidatura para las primarias del PSM.
Según afirmó el hasta ahora líder de los socialistas madrileños, esta renuncia sirve para «poner freno a una situación de enfrentamiento y división grave que se estaba generando en el partido, que sólo iba a dañar al PSOE en Madrid y a los avances en la unidad que habíamos conseguido en estos tres años».
Ferraz, no obstante, le señala por haber registrado ante notario una conversación privada con Pilar Sánchez Acera, quien le envió el correo del abogado de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, un particular y anónimo, con el fin de desmontar una información sobre el pacto con la fiscalía por dos presuntos delitos de fraude fiscal, cometidos presuntamente por Alberto González Amador.
El documento salió de la Fiscalía de Delitos Económicos, en manos de Julián Salto, a la Fiscalía General del Estado y de ahí a Moncloa, pasando por manos hasta llegar a las de Sánchez Acera, que lo pasó a Lobato. Esta cadena pone de manifiesto los límites del PSOE para acabar con la carrera política de una adversaria, utilizando todos los medios a su alcance, un juego y un supuesto delito del que Lobato se negó a ser partícipe.
EL PSM, SIN CANDIDATO CLARO Y FUERA DE TODA DUDA
Según el relato del máximo dirigente hasta este miércoles de la Federación madrileña, el documento provenía de los medios y por ese motivo lo mostró ante la Asamblea de Madrid. La realidad apunta ahora a La Moncloa, concretamente a Presidencia, donde Óscar López ejercía como jefe de Gabinete, con Sánchez Acera de mano derecha.
«Mi objetivo siempre ha sido construir un proyecto ambicioso y con ilusión para Madrid, y así debe seguir siendo en el futuro», apuntó Lobato. Toda una declaración de intenciones para tomar fuerzas y recorrer Madrid para convencer a los suyos para hacer frente a Pedro Sánchez y su núcleo duro. Cabe destacar que el PSOE escogerá a su secretario general sin oposición y se respaldará a María Jesús Montero y Santos Cerdán, quien perderá poder ejecutivo con una vicepresidencia.
«Yo no creo en la destrucción del adversario, en la aniquilación del que discrepa y del que piensa diferente. Insisto: para mí la política es otra cosa», ha destacado Lobato, que avisa que su forma de hacer política es «la que escucha, la que argumenta, la que no insulta o aniquila al propio o al de enfrente, sino que trata de convencerle y buscar puntos en común». Es decir, un contrapeso a la estrategia de Ferraz.
«Mi compromiso con el PSOE sigue y seguirá ahí. Hoy doy un paso al lado del liderazgo. Pero tenéis mi compromiso de que en cada etapa futura que corresponda asumiré mi responsabilidad como militante para ayudar al partido a continuar trabajando para mejorar la vida de la gente», señaló, dejando la puerta abierta a disputar las primarias desde las bases.
Mientras el PSOE defenestra a Lobato, la corrupción asola al líder de Ferraz con un hermano imputado y al líder del PSOE extremeño imputados por prevaricación; una esposa investigada por supuestos delitos de corrupción en los negocios, tráfico de influencias, intrusismo laboral y apropiación indebida; y la mitad del Gobierno señalado en el caso Koldo por haber cobrado o pedido mordidas a cambio de contratos públicos en la peor etapa de la pandemia. Todo un logro que nadie, absolutamente nadie, en el PSOE ponga el grito en el cielo y dé un puño encima de la mesa para decir basta. Quienes se atreven a salirse de la foto son cesados o presionados.
Ferraz niega presiones a Lobato y muestra su «respeto» al hasta ahora líder del PSM, contrario a diversas medidas del Gobierno, como la amnistía, el pacto fiscal a Cataluña y los acuerdos con Bildu. «El PSOE ha sido siempre una organización abierta, que se alimenta del debate entre todos», afirmó.
«Un partido que debe tomar las decisiones por mayoría y esas decisiones se deben argumentar, compartir y no imponer. Y en el que, una vez acordadas, se defienden y se aplican por todos. Un PSOE en el que no se ataca o se denosta al que no coincide con la opinión de la dirección del partido en cada ámbito territorial», afirma Lobato. Por el momento, ningún líder en Madrid es capaz de arañar terreno al PP, mientras Ferraz hace lo mejor que sabe: sobrevivir a sus propias guerras internas.