Jaime González Taboada, conocido como el ‘sheriff de Ponzano’, no arregla problemas ni está en política para solucionar y servir a los ciudadanos. Por no estar, tampoco se le espera a la hora de abordar la problemática de su propia calle. El concejal y presidente del distrito de Chamberí, con un sueldo mensual de 8.299,8 euros y de 9.461,80 euros cuando llega la extra, apenas aporta soluciones a la calle con más restaurantes de toda Europa y un icono en la movida madrileña desde la irrupción de la pandemia.
El ‘sheriff de Ponzano’ solo se acuerda para bien de los comerciantes y restauradores en época electoral, como un político despreocupado del día a día de sus convecinos. Una vez obtenido el asiento en el pleno del Ayuntamiento y en el gobierno municipal se olvida de las buenas palabras y no le importa hacer la vida imposible para quienes han creado 1.000 puestos de trabajo y realizado una de las mejores campañas para Isabel Díaz Ayuso que se recuerdan, a costa de perder clientes, la mayoría de ellos simpatizantes del PSOE y Más Madrid.
La calle Ponzano de Madrid ha pasado de ser el oasis de libertad, un referente tanto para la Comunidad de Madrid como para el Ayuntamiento, un baluarte en plena pandemia y confinamiento inconstitucional, pero Jaime González Taboada se ha propuesto hundirla desde sus cimientos con su negativa a conceder la licencia y con ello la reapertura de terrazas en la zona.
GONZÁLEZ TABOADA PARTICIPA ACTIVAMENTE EN LAS INSPECCIONES
Los comerciantes y restauradores se unieron y ganaron ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, pero el concejal actúa como si ese territorio le perteneciera y aplica otra ley, como si de un ‘sheriff’ del Lejano Oeste se tratara a pesar de que parte de su sueldo se lo debe precisamente a esos mismos comerciantes y dueños de restaurantes y no es una nómina baja precisamente. Anualmente, González Taboada se lleva 108.363,6 euros, más del doble de los ingresos obtenidos el pasado 2023.
Para controlar su territorio, el ‘sheriff de Ponzano‘ participa personalmente en las inspecciones y propuestas de sanción a bares y restaurantes que incumplen algunos aspectos de la normativa vigente. «La animadversión hacia ellos es manifiesta», advierten fuentes consultadas y conocedoras de estas acciones administrativas. «Todo bar y restaurante incumple algún aspecto de la normativa. Si quieren pillarte, te pillan. En Ponzano no se hace la vista gorda como sí ocurre en otras zonas de Madrid», advierten.
No hay que andar muy lejos para comprobarlo. En el barrio Salamanca hay terrazas que ocupan zonas de espacio público de paso, pero el Ayuntamiento no realiza ninguna inspección al respecto ni exige requerimientos a los dueños de los establecimientos. Además, los restauradores en Ponzano son los únicos con puertas dobles en todos y cada uno de los locales, un hecho excepcional en todo Madrid. Lo hicieron, con una elevada inversión, como muestra de su buen hacer para paliar los ruidos, pero las sanciones siguen cayendo por cualquier detalle que se busque la inspección.
La discriminación del «comisario sin pistola y con muchas ganas de fiesta», por lo que se le conoce a González Taboada en Madrid, se hace también palpable a otras calles del distrito. Y es que, como a todo ‘sheriff’ de serie B, al concejal le crecen los enanos cuando actúan las asociaciones de vecinos, especialmente la de ‘El Organillo‘, una plataforma con unos veinte miembros, afín al PSOE y que denuncia día sí, día también cualquier irregularidad o suciedad en la calle, por nimia que esta sea. «Es su verdadero miedo», afirman. «Le tienen cogida la matrícula», aseguran.
‘EL ORGANILLO’ Y EL ‘SHERIFF DE PONZANO’, LA DUPLA QUE HUNDE EL COMERCIO EN PONZANO
Lejos de enfrentarse a cualquier vecino, González Taboada se muestra más duro con los más débiles, y más débil con quienes tienen creen tener una posición de poder que no les corresponde. «En ningún caso se mojará en favor de la libertad», señalan las fuentes consultadas. «Prefiere el látigo con quien genera riqueza antes que parar los pies a El Organillo. No quiere problemas, pero no deja trabajar a quien crea el empleo y ahora tiene que empezar a despedir o traspasar», destacan las fuentes.
El propio González Taboada se reafirmó en esta descripción hace casi un año cuando afirmó que «no le temblará la mano para sancionar locales», y afirmó que Chamberí tiene un sentido más de barrio que de distrito, aunque sea a costa de cargarse empleos y amedrentar a los propios propietarios de Ponzano, que han comenzado a registrar los traspasos por la actuación de uno de sus propios vecinos.
EL ‘SHERIFF DE PONZANO’ APRIETA A LOS LOCALES
González Taboada, además, afirma que fue el alcalde de Madrid quien le llamó para entrar en la lista. No obstante, la realidad es bien distinta. Fue la propia líder de la Comunidad de Madrid quien le destinó en las listas del Ayuntamiento para cubrir la cuota, no por la confianza de Martínez-Almeida, como pregona.
El ‘sheriff de Ponzano’, además, afirmó que su «prioridad absoluta» es la participación ciudadana, una frase de «bienqueda» ya que la urgencia de cualquier concejal es arreglar su zona, con consensos vecinales y evitar cambiar las reglas del juego cuando el partido ha comenzado. Con la negativa de conceder a Ponzano su calle como corresponde, los bares y restaurantes no pueden colocar las terrazas y pierden competitividad con respecto al resto de restaurantes de la zona.
Otro de sus renuncios declarados por el ‘sheriff de Ponzano’ a eldiario.es se centró en la forma de sacar la cultura fuera del Centro Cultural Galileo. En las Fiestas del Carmen de este mismo año, el Ayuntamiento dio luz verde a estos festejos entre el 12 y 16 de julio, una decisión aprobada por la Junta de Chamberí. Todo el distrito participó en la fiesta a excepción de la calle Ponzano, una discriminación en la principal calle de restaurantes y bares de toda Europa, pese a incrementar los presupuestos en un 33%, hasta rozar los 200.000 euros. «Nadie entiende este castigo y discriminación cuando antes de la pandemia siempre se había hecho en Ponzano», afirman.
DE PONZANO AL CASO PÚNICA
El kilómetro de Ponzano no es la única sombra que se alarga en la dilatada trayectoria del concejal convertido a ‘sheriff’. Su polémica gestión al frente de la mesa de contratación de Arpegio, la empresa pública encargada de la gestión del suelo de la Comunidad de Madrid en la época del Gobierno de Cristina Cifuentes, fue objetivo de una de las piezas separadas del caso Púnica.
El entonces número tres del Gobierno regional fue señalado por uno de los principales encausados, David Marjaliza, quien le acusó de llevarse mordidas millonarias a través de las adjudicaciones e inversiones del Plan Prisma, el vehículo encargado de dar oxígeno a los Ayuntamientos para levantar viviendas.
La investigación del juez Eloy Velasco dio con doce imputados dentro de la empresa pública, con todos los integrantes de la mesa de contratación en la que participó González Taboada, que se libró al ser aforado y cuya imputación solo podía dirigirla el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Sí fue imputado su mano derecha, Miguel Ángel Ruiz, quien dimitió del cargo de viceconsejero de Medio Ambiente.
González Taboada anunció una querella contra Marjaliza en 2015 tras sus acusaciones, pero no la interpuso hasta bien entrado 2016. En octubre de 2017 y con la presión de sus propios compañeros de partido, cedió finalmente y dejó el Gobierno regional para pasar a ser un diputado raso tras las declaraciones de varios testigos que le señalaron como uno de los beneficiarios de las mordidas, así como la obligación de contratar a determinadas empresas. El TSJM nunca llegó a imputarle.