Jaime González Taboada, concejal y presidente del distrito de Chamberí, mantiene su negativa a permitir las terrazas de los restaurantes y bares que instalados en Ponzano, algunos de ellos verdaderas instituciones.
El veterano concejal, un superviviente de la política madrileña, asegura por activa y por pasiva que la calle está «pacificada», pero oculta el alto precio que pagan ahora los locales y restaurantes, que han ganado la batalla judicial en los tribunales contra la discriminación de la normativa de terrazas del Ayuntamiento de Madrid.
El recurso, admitido parcialmente a trámite y al que ha tenido accedo MONCLOA, pone blanco sobre negro el fin de las limitaciones a poner las terrazas de los bares y restaurantes en la calle Ponzano, pero el concejal se niega a aplicarlo escudándose en la falta de licencia de fin de obra que se hizo en la calle durante los últimos años. No obstante, ese requisito depende exclusivamente del mismo concejal, que se niega a dar luz verde a que Ponzano pueda tener su acera con sus terrazas.
La Justicia ha señalado que el tramo de Ponzano comprendido «entre la calle de Santa Engracia y calle de Bretón de los Herreros» queda «excluida de la delimitación aprobada e impugnada» por la normativa de terrazas de Madrid al no cumplirse los requisitos para declararla como zona de ocupación.
EL TSJM TUMBA LAS RESTRICCIONES PARA LA CALLE PONZANO
«El área de la calle Ponzano no concurre el requisito de que se halle ocupado el 50% de los espacios definidos para las terrazas, no concurriendo el requisito de alta ocupación que se exige en el artículo 26 ter, apartado d) de la Ordenanza de Terrazas y Quioscos de Hostelería y Restauración», destaca el Tribunal Superior de Justicia de Madrid en una sentencia a la que ha tenido acceso MONCLOA. El Ayuntamiento puede recurrir aún el fallo judicial, pero deja claro, con los propios cálculos del Consistorio, que Ponzano debe quedar fuera de la zona de alta ocupación.
Sin este requerimiento, los bares y restaurantes tienen prohibida la instalación de terrazas y el concejal se niega a hacerla realidad sin dar un motivo claro ni conciso, más cuando las obras ya han concluido y Ponzano vuelve a tener las aceras. Fuentes municipales apuntan que el agua continúa entrando en garajes, una muestra de la chapucera obra que se hizo en 2022 y que dejó la calle completamente cortada durante casi un año.
Se levantó la calle entera, que no tenía ni alcantarillado, para acondicionar las aceras y evitar el gran badén que se formaba en el centro. Tras las obras, los grandes charcos persisten tras haber gastado más de dos millones de euros en la legislatura anterior y se sigue sin dar un solución a los bares, que han optado por el traspaso con descuentos del 50% y los despidos ante una caída de la facturación de entre el 20% y 30%.
El concejal Jaime González quiere quedar bien, pero no quiere problemas
No contento con el destrozo económico, las inspecciones están a la orden del día en todos los bares de la calle, algunos de ellos multados con miles de euros por no tener todos los papeles en regla. Todo, por «pacificar» la calle con más bares de toda Europa y en la capital que se dice bastión de la libertad y favorable al empresario.
Ejemplos de ello son otras zonas de Madrid, como Jorge Juan e Ibiza, cuya oferta hostelera aumenta a un buen ritmo con terrazas incluidas en las aceras. En Ponzano no existe esta posibilidad a pesar de la admisión parcial de un recurso fechado a finales de octubre del pasado año y que da la razón a los restauradores de la zona.
EL CONCEJAL JAIME GONZÁLEZ PONE TRABAS A LA RESTAURACIÓN EN PONZANO
Muchos de estos restauradores temen hablar con nombre y apellidos ante las «represalias» e «inspecciones» del Consistorio madrileño, encabezadas algunas de ellas por el propio Jaime González, según ha podido averiguar este medio.
Cabe señalar que el propio concejal del Ayuntamiento de Madrid vive en la misma calle, donde se impiden implantar las terrazas. «Su falta de decisión en favor del impulso de Madrid como ciudad y en una de las calles más emblemáticas de la restauración perjudica gravemente a nuestro sector», deslizan los fuentes conocedoras de esta problemática consultadas por este medio.
«Él quiere quedar bien, pero no quiere problemas», afirman. No obstante, esta indecisión supone trasladar el problema justo a quienes generan el negocio «del mejor distrito de Madrid», tal y como define el propio González Taboada en sus perfiles en redes sociales. «Sin Ponzano, Chambería es un distrito prácticamente muerto», abundan las fuentes. «Les está arruinando», afirman las fuentes.
Desde los comerciantes apuntan que se ofreció una solución sencilla al Ayuntamiento: poner dos o tres mesas por bar para «invitar» a las clientes a entrar a los bares, eliminando así el ruido de la calle, pero el concejal González Taboada se negó a ello pese a prometerlo en campaña electoral en agradecimiento al apoyo de todos los bares de Ponzano a la Comunidad de Madrid por haber permitido abrir durante la pandemia.
Fuentes municipales afirman que no se pueden otorgar la licencia porque «la obra de Ponzano no está bien terminada al no estar bien hecha». En este sentido, admiten que la obra fue una «chapuza», pero aún no se ha reclamado nada a la constructora. De esta forma, mientras la calle sigan obras, González Taboada no va a dar licencias para abrir terrazas.
En cuanto dé luz verde, no tendría problema para entregar los ansiados papeles para poner a funcionar a los bares, que pierden clientela y facturación, así como se ven obligados a traspasarlo por precios ínfimos en una de las calles más codiciadas de Madrid.
En esta estrategia del avestruz, González Taboada evita los enfrentamientos con los vecinos, especialmente con la asociación de vecinos de El Organillo, un club de amigos que hace muchos ruido, especialmente en televisión, y que busca eliminar el comercio de la zona. «¿Dónde queda la llamada a la libertad?», reflexionan quienes muestran la frustración e indignación tras ser la punta de lanza del mensaje de la recuperación de la pandemia. «Eso era para pedir el voto. Después se han olvidado y nos han castigado», denuncian.
MADRID, UNA LEY MUY RESTRICTIVA PARA LAS TERRAZAS EN MADRID
González Taboada sí se ha reunido con los restauradores, pero solo daba parches a un problema que amenaza con un cierre de comercios llevados por autónomos. La realidad de Ponzano puede ser aún peor dados los precios de los traspasos ante la irrupción de franquicias y establecimientos con una mayor fuerza para atraer clientes, que conllevaría un mayor ruido en la calle, justo de lo que huye el propio concejal del Consistorio madrileño. De esta forma, puede ser peor el remedio de no hacer nada.
González Taboada, además, ha ideado para Ponzano la ley de terrazas más restrictiva, casi a imagen y semejanza de lo aprobado por Ada Colau y Jaume Collboni en Barcelona. Se acordó con los bares cerrar las terrazas a las 23.30 horas, una medida que se aprobó no sólo para Ponzano sino para toda la ciudad de Madrid.
Además, los bares de Ponzano disponen todos ellos de puertas dobles, siendo la única zona de Madrid a las que se les obliga, fruto del acuerdo con los restauradores, que han cumplido con casi todo lo pactado para poner las terrazas. De hecho, Ponzano es una de las zonas más restrictivas de Madrid en cuestión de ruidos, pero el concejal se niega a cumplir su parte del acuerdo.
Fruto de todo ello, los restauradores impulsaron un recurso contra la normativa de terrazas. Los engaños antes de las elecciones y la realidad del después ha puesto ahora a los restauradores como el enemigo, cuando han sido los primeros en luchar por el entendimiento y la convivencia en una calle tan emblemática y que rinde homenaje al genial escultor aragonés Ponciano Ponzano, quien labró una estatua de la libertad antes de que se construyera la de Nueva York.