Hace diez años fallecía a los 88 años María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart, la XVIII Duquesa de Alba. Ninguna aristócrata ha sido en pleno siglo XXI tan popular como ella. La mujer con más títulos nobiliarios de Europa representaba el último eslabón de una clase social, la nobleza, que, aunque sigue despertando interés en los medios de comunicación, no suele contar con el poder económico que caracterizó a sus ancestros. La Casa de Alba es una de las excepciones.
La propia Cayetana y sus dos primeros maridos, Luis Martínez de Irujo y Jesús Aguirre, se encargaron de llevar al siglo XX la economía de la dinastía. Durante siglos su fortuna se basó en la agricultura y en la posesión de obras de arte e inmuebles. Sin embargo, lo cambios sociales y políticos llevaron a muchas grandes familias a arruinarse. No fue el caso de los Alba.
En 1976 se creó la Fundación Casa de Alba. Se buscaba que el futuro Duque fuera el presidente y evitar la dispersión del patrimonio de la casa a la muerte de Cayetana. Las leyes civiles actuales no aceptan el sistema del mayorazgo que fue lo habitual en la nobleza durante siglos.
Una década después de la muerte de la Duquesa, la situación de los Alba no ha cambiado. La propia Casa de Alba se ha convertido en una marca comercial y la decisión de abrir al público los grandes bastiones de la familia, el palacio de Liria en Madrid y el de Dueñas en Sevilla, ha sido todo un éxito. Las visitas de público han supuesto una nueva fuente de ingresos. Especialmente reseñada ha sido la reciente exposición sobre la relación de la Casa de Alba con la moda.
“Un recorrido por dos siglos de belleza que confronta algunas de las más bellas piezas de Alta Costura creadas por Charles Frederick Worth, Louise Chéruit, Cristóbal Balenciaga, Flora Villareal o Enmanuel Húngaro, con la genialidad de artistas como Federico de Madrazo, Franz Xaver Winterhalter, Joaquín Sorolla o Ignacio Zuloaga”, tal y como señalaba la Fundación Casa de Alba en su web.
LA RUPTURA FAMILIAR DE LOS ALBA
Este año el aniversario es redondo, pero todos los 20-N Cayetano Martínez de Irujo, conde Salvatierra, organiza una misa funeral homenaje a su madre en la iglesia sevillana del Cristo de los Gitanos del que tan devota era la Duquesa. Estas funerales han ido sirviendo en esta década para ir comprobando cómo el alejamiento entre los miembros de la familia es una evidencia tras la muerte de Cayetana de Alba.
«Se ha hecho la misa estos últimos nueve años, acompañado por Bárbara y, cuando han podido, mis hijos y Genoveva. También han venido los verdaderos amigos de mi madre: los doctores, Curro Romero, Carmen Tello… ¿Este año? ¿Qué quiere que le diga?», ha asegurado en una reciente entrevista para ¡Hola!
«Tenía una inteligencia natural. En mi vida, me he encontrado a dos personas con esa inteligencia: Amancio Ortega y mi madre. Quizá una tercera, pero más en plano político, sería Felipe González. Haber tenido la suerte de ser su hijo y heredado bastante de ella es un orgullo», ha asegurado sobre el legado de la recordada Cayetana.
Cuando Cayetano, para muchos el hijo predilecto de la aristócrata publicó sus memorias De Cayetana a Cayetano (Esfera de los Libros, 2020) la ruptura entre éste y sus hermanos se hizo total. Nunca le perdonaron que hiciera públicas ciertas vivencias y reflexiones y que las críticas a la gestión del actual Duque Carlos.
La publicación del libro supuso, además, el alejamiento entre Cayetano y Eugenia. Los más pequeños de la casa siempre tuvieron una conexión especial, y durante años la Duquesa de Montoro intentó limar las asperezas entre su hermano mayor Carlos y Cayetano. La publicación del libro supuso también la ruptura total con Eugenia.
EL EMPORIO AGRÍCOLA DE LOS ALBA
Cayetano ha vuelto a ser crítico con el papel de su hermano Carlos como gestor de la Fundación Casa de Alba en una entrevista en El Mundo. A nivel agrario los números siguen funcionando. Una de las empresas más importantes vinculadas a los Alba es es Euroexplotaciones Agrarias, dueña de un gran latifundio en el municipio cordobés de El Carpio. Por esas tierras, esta empresa ingresa aproximadamente un millón de euros al año en subvenciones agrarias. Esta cantidad ha llegado a suponer el 80% de sus ingresos en algunos ejercicios. El sistema de ayudas agrícolas se basa sobre todo en el número de hectáreas de las fincas.
El resto de las empresas agrícolas de la familia recibe también ayudas europeas. Valga como ejemplo Agralsa, sociedad que presidió Cayetana Fitz-James en su día, recibe más de un millón de euros en el último ejercicio conocido por sus extensas fincas de Salamanca, pero con domicilio social en la calle Princesa, 20 de Madrid, la dirección del Palacio de Liria. Eurotécnica Agraria es otra de las grandes compañías agrícolas de la familia y en el ejercicio del año 2017 sumó un total de 764.000 euros en ayudas agrícolas europeas.
El resultado es similar al de Euroexplotaciones Agrarias, presidida por Carlos Fitz James Martínez de Irujo, actual duque de Alba, en cuanto al peso de las ayudas respecto a los ingresos totales, situación que le ha llevado a menudo a la familia a entrar en el grupo de los que han sido tildados de cazaprimas por las organizaciones agrarias.
Otras empresas de la familia reciben subvenciones agrícolas, aunque en menor cuantía, como, por ejemplo, Actividades Agrotécnicas, que cosechó 75.809 euros en el último ejercicio conocido, de 2017.