El 13 de mayo dio comienzo una historia que, medio año después, parece encauzarse hacia los tribunales. La de las monjas cismáticas de Belorado, también llamadas las monjas rebeldes. Un grupo de exreligiosas que se enfrentaron a la Iglesia de Roma y negaron la autoridad del Papa. Frente al debate teológico, también una historia económica y una bicoca para los medios de comunicación que encontraron en este rincón burgalés un culebrón de fe, líos financieros, falsos obispos y chocolate.
Fue en esa fecha cuando diez monjas de las Clarisas, con la exabadesa Isabel de la Trinidad al frente, decidieron emitir un manifiesto de 70 páginas donde reflejaban que habían dejado de reconocer la autoridad del Papa Francisco y se sumaban a las corrientes sedevacantistas, que defienden que ningún Pontífice es legítimo desde la muerte de Pío XII en 1958. De ahí su nombre, para ellos el trono de San Pedro está vacante.
En pleno 2024 el Papa Francisco se enfrentaba a que el primer cisma de la Iglesia Católica de Roma tenía lugar en un pueblo de Burgos. En España, un país donde sus relaciones con cierta parte de la jerarquía eclesiástica no están en el mejor momento. Isabel de la Trinidad se convirtió desde ese momento en un dolor de cabeza para el hombre que, desde Roma, dirige a la Iglesia Católica.
Pronto se comenzaron a saber más datos de lo que estaba ocurriendo intramuros del monasterio de Belorado y arrancó una guerra de versiones con el arzobispado de Burgos, ya que el Papa nombró a su titular, monseñor Mario Iceta, como Comisario Pontificio para solucionar el conflicto.
GUERRA CON MARIO ICETA
Trascendió en ese momento que la Iglesia no permitió a las religiosas la venta del convento de Derio (Vizcaya) lo que suponía para la congregación salir de la situación económica en la que se encontraban. También se supo en los medios de comunicación que el mandato de Sor Isabel de la Trinidad como madre abadesa había expirado y ella quería seguir en el cargo.
Cuatro días después, el 17 de mayo, una de las religiosas, Sor Amparo, abandonó el convento acusando a la abadesa de haber montado una secta. Aseguró no estar de acuerdo con la deriva religiosa que estaban tomando sus compañeras.
No sería el último abandono. El 6 de agosto lo haría Sor Paz (Teresa Roca en la vida civil) que era la mano derecha de la Isabel de la Trinidad, ejerciendo como vicaria. Se habló de «desavenencias» sin dar más explicaciones.
Para entonces, las monjas ya habían sido excomulgadas y habían dejado de pertenecer oficialmente a la Iglesia Católica de Roma. El 21 de mayo la Confederación de Clarisas de España y Portugal anunció que desvinculaba de las clarisas de Belorado y Orduña.
El azobispo Iceta anunció que las monjas deberían presentarse a un Tribunal Eclesiástico para decidir sobre su excomunión, pero Isabel de la Trinidad acusó a Mario Iceta de vulnerar su derecho a asociación.
CAMINO A LOS TRIBUNALES
Se vivieron momento de tensión como, el 6 de junio, cuando desde el convento se llamó a la Guardia Civil para impedir que entraran en el convento una delegación enviada por Iceta. Además, comunicaron a los medios que el arzobispado había tomado el control de las cuentas bancarias de la congregación con el fin de forzar su salida.
Por esas fechas estaban junto a las hermanas Pablo de Rojas, un falso obispo bilbaíno vinculado en el pasado al Palmar de Troya, y José Ceacero, un falso sacerdote que se convirtió en el portavoz de las clarisas rebeldes. La prensa lo bautizó como ‘el cura coctelero’ por su pasado como barman. La relación de ellos con las monjas acabaría fatal y serían expulsados del convento, aunque nunca se aclararían los motivos.
No se quedaron solas en el sentido espiritual ya que pronto llegaría hasta las monjas Rodrigo Henrique Ribeiro da Silva, un falso obispo brasileño que está al frente de la Sociedad de San José no reconocida por el Vaticano. Hoy sigue en el recinto de Belorado.
Las exreligiosas, que fueron excomulgadas oficialmente el 21 de junio, desde ese momento aseguraron que sólo abandonarían el convento forzadas por la ley. El 6 de noviembre el arzobispado de Burgos en un comunicado que había presentado una demanda de desahucio contra las monjas. Varios medios recogieron que había sido admitida a trámite por el Juzgando de Primera Instancia nº 1 de Briviesca (Burgos). Sin embargo, Florentino Aláez, abogado de las exreligiosas, aseguran a MONCLOA que no «no les han notificada ninguna demanda y estamos a la espera».
«Tiene que llegar a todas y cada una de las personas demandadas, a nueve de las hermanas porque a las cuatro mayores según palabras del arzobispado se las va a respetar, en el momento en que las nueve interesadas reciban la demandas empezará el plazo de diez días para que nuestra defensa presente su escrito de defensa», asegura Aláez.