Homenajes a presos de ETA: Un análisis crítico de la memoria y el sufrimiento de las víctimas
La reciente intervención de María Jesús San José, consejera de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno Vasco, ha generado un análisis profundo sobre la necesidad de abordar los homenajes a presos de ETA. Esta cuestión se ha convertido en una herida abierta que afecta directamente a las víctimas del terrorismo y a la convivencia en la sociedad vasca. En este artículo, exploraremos los argumentos de San José y la importancia de construir una memoria colectiva respetuosa con los valores democráticos.
Modificaciones legislativas para reforzar la convivencia
San José ha dejado claro que su Departamento «va a estudiar y abordar modificaciones legislativas» para prohibir los homenajes a presas y presos de ETA en los espacios públicos del País Vasco. Según la consejera, estos actos «añaden un sufrimiento añadido e injusto a las víctimas». Es fundamental tener en cuenta que la memoria histórica no debe ser un argumento de confrontación, sino una herramienta para la reconciliación.
La connivencia entre ciertos sectores de la sociedad y la justificación de actos violentos es otro de los puntos que San José ha señalado. Es esencial que la legislación aborde este fenómeno, garantizando un marco que respete el sufrimiento de quienes han sido víctimas de las acciones de ETA.
La importancia de la educación en valores
Uno de los pilares fundamentales de la intervención de San José fue la necesidad de educar a los jóvenes en valores democráticos y en la comprensión del sufrimiento ajeno. La consejera enfatizó que «una de las líneas estratégicas en esta legislatura es llegar a los jóvenes, para transmitirles ejemplo y darles las herramientas necesarias». Esto implica no solo recordar lo ocurrido, sino también promover la reflexión crítica y el respeto por la diversidad de experiencias en el ámbito de la memoria histórica.
La educación es la vía más potente para asegurar que el dolor y el sufrimiento de las víctimas no se conviertan en una narrativa de odio o exclusión. Es imprescindible formar ciudadanos comprometidos con la convivencia pacífica y el respeto por los derechos humanos.
Construcción de políticas de memoria
En su ponencia, San José destacó la necesidad de construir políticas de memoria histórica que no se fundamenten en ficciones o mitos, sino en hechos constatables. «La memoria no puede esculpirse en piedra», afirmó, indicando la importancia de cuestionar los relatos que se transmiten a las nuevas generaciones.
Un enfoque inclusivo y basado en los derechos humanos
Las políticas de memoria deben ser inclusivas y reconocer el sufrimiento de todas las víctimas, independientemente de su origen o el contexto de su victimización. San José advirtió sobre el «respaldo de parte de la sociedad a comportamientos contrarios a la democracia», subrayando la urgencia de una revisión crítica de estos relatos.
Al respecto, destacó las herramientas que el organismo Gogora debe aportar a la sociedad para facilitar una memoria colectiva que respete la diversidad y promueva la sanación. La construcción de un relato común y equilibrado es fundamental para que la sociedad vasca avance hacia un futuro más justo y solidario.
Memorias encontradas: El reto de la reconciliación
San José también abordó los problemas derivados de la división de las memorias históricas en torno a la Guerra Civil y el franquismo, y la memoria más reciente relacionada con ETA. Esta fractura ha propiciado la creación de relatos encontrados que distorsionan la realidad y dificultan la reconciliación.
El desafío radica en superar estas memorias en conflicto y encontrar puntos en común: «Todas estas víctimas han sufrido la vulneración de los derechos humanos, sin exclusión ni distinción entre ellas», aseveró. La promoción de un relato que integre todas las experiencias es clave para avanzar hacia un futuro en paz.
El papel de la sociedad civil
Para lograr una construcción efectiva de la memoria colectiva, es indispensable que la sociedad civil se involucre de manera activa en la defensa y promoción de los derechos humanos. El fomento de espacios de diálogo y reflexión puede contribuir a que las comunidades encuentren una voz común, respetando al mismo tiempo la diversidad de experiencias.
Ningún dolor y ninguna injusticia deben servir de justificante para el odio o la violencia. La construcción de una memoria crítica y reflexiva es una tarea que implica la colaboración de todos los sectores de la sociedad.