La preocupación crece en España por la llegada y propagación del Mosquito del Japón (Aedes japonicus), originario de Japón y Corea. Este insecto, conocido por ser vector de virus patógenos, ha encendido las alarmas en las autoridades sanitarias y en la comunidad científica.
Recientemente, se ha confirmado su presencia en Navarra, lo que indica que su expansión por el territorio español es una realidad. La primera detección en España se produjo en 2018 en Siero (Asturias). Desde entonces, su avance ha sido lento pero constante.
UNA EXPANSIÓN SILENCIOSA QUE PREOCUPA A LAS AUTORIDADES
El Mosquito del Japón fue detectado en Europa por primera vez en el año 2000, concretamente en Normandía (Francia). En España, su presencia se confirmó hace cinco años, y desde entonces ha ido colonizando nuevas regiones. Ahora, su llegada a Navarra supone un nuevo capítulo en esta inquietante expansión.
Según Enrique Baquero, investigador del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente (BIOMA) de la Universidad de Navarra, este mosquito ha sido identificado en el interior de un edificio en Pamplona y a plena luz del día. «Su avance está siendo lento pero continuo hacia el este de España«, explica Baquero.
La expansión de este insecto se debe, en gran medida, a los movimientos de personas y mercancías. Estas actividades facilitan la dispersión de especies invasoras, que encuentran en nuevas regiones condiciones propicias para su desarrollo y reproducción.
RESISTENCIA AL FRÍO: UNA VENTAJA EVOLUTIVA
Una de las características más preocupantes del Mosquito del Japón es su mayor resistencia a bajas temperaturas en comparación con otras especies. Los huevos de este mosquito pueden resistir la congelación y la desecación, manteniéndose inactivos durante el invierno. Esto le permite sobrevivir en regiones templadas como Navarra.
Baquero señala que, en zonas como la nuestra, los adultos se hacen presentes desde principios del verano y permanecen activos hasta principios de otoño. Esta capacidad de adaptación al clima lo convierte en una especie especialmente difícil de controlar.
Además, este mosquito tolera altos niveles de contaminación en los lugares de cría, lo que facilita su propagación en entornos urbanizados. Esta característica aumenta el riesgo de que colonice rápidamente nuevas áreas, especialmente en ciudades y pueblos.
UN VECTOR DE ENFERMEDADES: RIESGOS PARA LA SALUD PÚBLICA
El Mosquito del Japón es conocido por ser transmisor de virus como el del Nilo Occidental (VNO), Dengue y Chikungunya. Su capacidad para transmitir estos arbovirus a los vertebrados genera una gran preocupación entre las autoridades sanitarias. La posibilidad de brotes de estas enfermedades supone un reto para la salud pública.
La facilidad con la que este insecto coloniza entornos urbanizados con alta densidad de personas aumenta el riesgo de transmisión. Baquero advierte que en regiones como Navarra, donde hay gran número de aves rapaces y es un punto clave en la migración de aves, el riesgo de propagación del VNO es mayor. «La presencia de este nuevo vector se añade a la del Culex pipiens, que es el vector habitual para este virus», señala el investigador.
Esto subraya la importancia de la vigilancia epidemiológica y la necesidad de implementar medidas de control y prevención efectivas. La colaboración entre instituciones y la concienciación ciudadana son fundamentales para hacer frente a esta amenaza.
LA IMPORTANCIA DE LA VIGILANCIA Y LA INVESTIGACIÓN
En recientes revisiones científicas, el Mosquito del Japón se encuentra entre las especies que requieren una vigilancia más estrecha debido a los riesgos potenciales que plantea para la salud humana. Se afirma que representa un riesgo significativo en la transmisión de nuevos virus.
Baquero destaca la importancia de estudiar las zoonosis, es decir, las enfermedades transmitidas de animales a humanos. El análisis de las interacciones entre las poblaciones humanas y las comunidades animales es crucial para entender y mitigar estos riesgos.
Es esencial que se fortalezcan los programas de monitoreo y control de mosquitos invasores. La educación pública y las campañas de sensibilización pueden contribuir a detectar y reportar la presencia de este insecto, ayudando a las autoridades a tomar medidas oportunas.