El centro-derecha estatal que lidera Pablo Casado, con permiso de Albert Rivera, ha visto que el mayor modelo de éxito de las fórmulas conservadoras tanto en las elecciones del 28-A como en las del 26-M se llama Navarra Suma.
El padrino de esta idea es Javier Esparza, que se jugaba su carrera política el pasado domingo: y aprobó con nota. La coalición integrada por UPN, PP y Ciudadanos superó los 120.000 votos, mejoró los datos de los tres partidos por separado en 2015 y tumbó las posibilidades del nacionalismo de mantenerse en el poder.
Un mes antes, el 28-A, Navarra Suma ya había demostrado su eficacia al conseguir tres de los cinco diputados en juego y tres de los cuatro senadores. Javier Esparza sale muy reforzado de la doble cita electoral, pero tendrá serias dificultades para gobernar.
LAS CLAVES DEL ACIERTO DE NAVARRA SUMA
UPN ha sufrido una dura legislatura en la oposición tras perder en 2015 el Gobierno foral y la mayoría de poder municipal. Las encuestas pintaban bastos, pero Javier Esparza logró cerrar un acuerdo con el PP, que podía quedarse fuera del Parlamento, y fue osado al pactar con un partido ‘antifuerista’, Ciudadanos, hecho que provocó un run run interno en las filas regionalistas.
Pero las urnas hablaron y Navarra Suma se ha mostrado como un artefacto eficaz: la coalición tutelada por UPN gobernará Pamplona, Estella, Barañáin o Tudela, que estaban en manos de EH Bildu o Izquierda-Ezkerra.
Navarra Suma ha digerido todo el voto del centro-derecha y ha dejado en la marginalidad a Vox, que superó ligeramente el 1% a nivel autonómico y no cosechó ni un solo concejal en la Comunidad Foral, hecho que también se dio en Euskadi y Galicia.
EL PARLAMENTO FORAL SIGUE COJEANDO A LA IZQUIERDA
No lo tendrá fácil Javier Esparza para que UPN recupere el Palacio de Navarra porque el Parlamento sigue en manos del centro-izquierda, aunque en esta legislatura lo hará con menor peso estratégico del nacionalismo por el desplome de sus dos socios no identitarios, Podemos e Izquierda-Ezkerra.
El líder de Navarra Suma ha llamado a la socialista María Chivite para que posibilite su mayoría. Esparza tiene dos dificultades para lograrlo: Chivite podría gobernar con el apoyo de Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra, y UPN no tiene demasida sintonía con el PSN.
Cierto es que en la ecuación para que los socialistas recuperen Navarra necesitan el apoyo implícito de Euskal Herria Bildu, hecho que podría mirarse con enfado desde Ferraz. Pero en la coalición abertzale barajan anunciar la abstención a una investidura de Chivite sin contraprestaciones, con tal de evitar que UPN regrese al poder.
MARÍA CHIVITE ASPIRA A LA PRESIDENCIA
La candidata del PSN anunció durante toda la campaña que no llegaría a acuerdos con EH Bildu para convertirse en presidenta y que no investiría a Javier Esparza como presidente. María Chivite ha mantenido el discurso tras cerrarse las urnas.
Navarra Suma pretende que Ferraz evite que Chivite sea elegida presidenta con la abstención de EH Bildu, pero en la coalición conservadora son conscientes de que el PSOE podría no evitar en esta ocasión una mayoría progresista en la Comunidad Foral.
El peso en Madrid del exnúmero dos de Chivite, Santos Cerdán, y la sintonía entre la baronesa socialista y Pedro Sánchez pueden evitar que UPN recupere el poder. Cierto es que Javier Esparza podría jugar con los dos diputados que tiene en el Congreso para evitar que el PSOE dependa de las fuerzas independentistas durante los próximos cuatro años.
EL NACIONALISMO MANTIENE FUERZAS, PERO PIERDE PODER
Uxue Barkos ha dejado claro que ella no liderará la ronda de negociaciones tras ser superada por el PSN. La presidenta de Navarra en funciones pretende cerrar un acuerdo progresista junto a Podemos e Izquierda-Ezkera que contribuya a que el PSOE evite una mayoría del centro-derecha.
La gran baza de la coalición Geroa Bai es el peso de uno de sus integrantes: el PNV. La formación jeltzale mantiene acuerdos con el PSE en las tres capitales y tres diputaciones forales de Euskadi y sus diputados en el Congreso son clave para Pedro Sánchez. EH Bildu podría abstenerse en la investidura de Chivite, hecho que parece probable.
Las dos coaliciones nacionalistas han mejorado ligeramente su número de votos, pero han perdido fuerza estratégica porque sus socios de la izquierda no identitaria, Podemos e Izquierda-Ezkerra, se han desplomado.
Especialmente preocupante ha sido la fragmentación de la izquierda en Pamplona, donde Geroa Bai ha perdido tres de sus cinco concejales y Aranzadi, Podemos e Izquierda-Ezkerra se han quedado sin un solo concejal.
El cuatripartito del ‘cambio’ puede conservar varias localidades, algunas con permiso del PSN, como Tafalla, Alsasua, Corella, Peralta o Castejón. No parece factible que retengan Pamplona, ya que la candidata socialista celebró durante la noche electoral la derrota del abertzale Joseba Asirón.
EL CAMINO SE BIFURCA PARA EL PSOE
En Ferraz están pendientes, una vez más, de la situación navarra. Por un lado, los socialistas verían con buenos ojos la investidura de María Chivite con el apoyo de Uxue Barkos, pacto que apuntalaría los acuerdos entre el PSOE y PNV. Sánchez se aseguraría los apoyos jeltzales en Madrid y los ‘peneuvistas’ también necesitan los apoyos del PSE en las tres provincias vascas y en el Parlamento vasco.
Los aspectos negativos de este cuatripartito progresista es que el PP o Ciudadanos harán campaña mediática para dejar claro que el PSN se hace con la presidencia gracias a la abstención de EH Bidu y que Sánchez se quedaría sin el posible apoyo de dos diputados de UPN, que podrían ser claves para que el PSOE deje de necesitar a fuerzas como ERC, EH Bildu o Junts per Catalunya.