Esta semana, a unos días de la jura como nueva presidenta de México por parte de Claudia Sheinbaum, ha vuelto a saltar la polémica en las relaciones entre México y España. Un enfrentamiento diplomático que en 2019 provocó el presidente ahora saliente, Andrés Manuel López Obrador, y su carta a Felipe VI reclamando que la monarquía española pidiese perdón por los hechos relacionados con la Conquista de México por parte de la monarquía española en el Siglo XVI.
Esta nueva disputa diplomática ha saltado por la no invitación de Felipe VI a la toma de posesión como nueva presidenta de México por parte de Claudia Sheinbaum, el próximo martes de 1 de octubre. La futura mandataria ha alegado que la no invitación del monarca español se debe a que en 2019 Felipe VI no respondió a la carta enviada por López Obrador, del mismo partido (Morena) que Sheinbaum.
Para el acto del próximo martes desde el futuro ejecutivo mexicano había invitado al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, como máximo mandatario de España, pero Sánchez rechazó la invitación y ningún miembro del ejecutivo español asistirá al acto. Esto último ha provocado un fuerte cruce de declaraciones entre ambos gobiernos encabezados por sus respectivos presidentes.
“son muchas cosas las que nos unen a México y a España, no solamente de pasado sino de futuro”.
“No solamente inaceptable sino absolutamente inexplicable”, declaró esta misma semana Pedro Sánchez respecto a la comentada exclusión del monarca español del acto. Además, el mandatario español reafirmó su postura señalando que no se enviará a ningún representante diplomático del gobierno de España “en señal de protesta”. También, Sánchez remarcó que “son muchas cosas las que nos unen a México y a España, no solamente de pasado sino de futuro”.
Unas declaraciones que este viernes pasado fueron contestadas por el presidente saliente mexicano, López Obrador, que declaró que Sánchez se equivocaba al «insinuar» que la decisión de no invitar al Rey Felipe VI a la investidura de Claudia Sheinbaum como nueva mandataria mexicana no fuera una decisión exclusivamente suya. Obrador catalogó estos hechos como «una falta de respeto adicional».
El hasta ahora presidente Mexicano terminó su intervención comentando que ha instado a las autoridades españolas a entender que México es «un país independiente, libre y soberano que no es colonia, ni tierra de conquista de nadie».
CASI 200.000 MUERTOS EN EL SEXENIO DE LÓPEZ OBRADOR
Tras este choque varios analistas y periodistas de ambos lado del océano han señalado que este movimiento fue orquestado poco después de ganar las elecciones el pasado 2 de junio. Sheinbaum recelosa de las continuas protestas y revueltas de varios colectivos de la sociedad, debido a la inseguridad que ha marcado el mandato de Obrador, armó este movimiento para desviar la atención y las tensiones sociales que provoca la inseguridad de tener 200.000 asesinatos en este último sexenio gubernamental.
La inseguridad y la falta de cumplimiento del gobierno mexicano con las promesas de mejora en este apartado, de especial forma en la resolución y búsqueda de culpables. Cabe recordar que México se tiene tasas cercanas al 85% de impunidad en delitos de sangre. En estas alarmantes cifras no se incluyen la gran tasa de delitos que no son denunciados, bien por miedo, o por las pocas esperanzas que tiene gran parte de la sociedad mexicana en la resolución y búsqueda de justicia para los mismos.
Caso paradigmático de este desastre del actual gobierno del país norteamericano son los sucesos de Guerrero. Más conocido como el caso de ‘Los 43 de Ayotzinapa’. Un caso criminal que estremeció a la sociedad mexicana hace ahora 10 años y que no ha sido resuelto. En estos hechos murieron 43 estudiantes del estado de Guerrero. Para dar más dramatismo a los sucesos las autoridades solo han sido capaces de recuperar tres cuerpos de los 43 asesinados.
Sobre el caso se cierne la lucha del estado mexicano contra el narcotráfico y las tesis más seguidas hasta ahora es que los desparecidos fueran confundidos por el ejercito mexicano con gente vinculada a los cárteles de la zona. Tras el supuesto asesinato de estos desaparecidos el gobierno mexicano impidió su búsqueda y llevar ante la justicia a los culpables del ejército. Los hechos ya son catalogados como un crimen de estado.
Esta búsqueda de justicia fue una de las premisas de la campaña electoral que en 2018 llevó a López Obrador a ocupar la presidencia de México, seis años después, en el final de su mandato, López Obrador, según un importante número de organizaciones sociales y de izquierda «habría olvidado» estas promesas y ayudado al olvido del caso y de los desparecidos.
GUERRA INTERNA EN EL CÁRTEL DE SINALOA
El último frente abierto para Obrador y Sheinbaum sería la guerra abierta entre las dos facciones predominantes del Cártel de Sinaloa, el más poderoso del mundo, y que en a penas 20 días de enfrentamientos se habría cobrado la vida de más de 80 personas en este estado del noroeste de México.
Diferentes fuentes periodísticas y militares de la zona han asegurado a Moncloa.com que «el gobierno mexicano se habría puesto de perfil ante estos hechos» esperando a que una de las dos facciones en lucha resultase vencedora. El objetivo no sería otro que reeditar los históricos pactos que los diferentes gobiernos mexicanos han mantenido con esta organización mafiosa, con el objetivo de tener un mayor control de la violencia apoyándose en la «justicia» que el propio narco ofrece en zonas y ámbitos donde las autoridades mexicanas no son capaces de llegar.
En este sentido, también hay que recordar que López Obrador ha sido acusado de financiar campañas a través de dinero donado por esta organización de narcotraficantes por ex militares y alguno de los propios integrantes de la organización sinaloense. Unos hechos que también han levantado revuelo público, de forma especial en los territorios azotados por estas luchas.
Por este motivo, analistas y periodistas internacionales han señalado que esta polémica sobre la relación histórica de México y España pueden servir a la futura presidenta del país norteamericano para desviar la atención sobre los graves problemas de inseguridad que lastran a su país. Una problemática que el partido Morena prometió aminorar, algo que no solamente no ha logrado, si no que aumentó de manera estrepitosa.