El Gobierno cuestiona la alianza de Junts con PP y Vox y sugiere aceptar a Illa como presidente

El Gobierno se enfrenta a un nuevo desafío con el distanciamiento de Junts en el Congreso. La formación catalana, que forma parte de la mayoría de la investidura, ha tumbado importantes votaciones, dejando claro que el PSOE no puede dar por hecho su apoyo. Esto ha generado preocupación en el Ejecutivo, que admite que Junts ha cambiado hacia un discurso «incendiario» y achacan este viraje al hecho de que el socialista Salvador Illa sea el nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña.

No obstante, el Gobierno confía en que al final se imponga el diálogo y no ven sostenible un bloque formado por PP, Vox y Junts. Consideran que una moción de censura con Feijóo y Abascal sería «un suicidio» para los de Puigdemont, en la particular competición que mantiene en Cataluña con ERC por el electorado soberanista.

Intentos de calmar las aguas

El Gobierno busca calmar las aguas con los de Puigdemont y lo condiciona, por un lado, a que terminen de asumir que Illa es presidente —gracias a un acuerdo con ERC que dejó a Junts fuera de la ecuación— y a que se celebre en congreso de los neoconvergentes este otoño. Ahí deben renovar el liderazgo, diseñar la estrategia y decidir cuál será a partir de ahora su relación con el Gobierno Central.

Mientras, los socialistas mantienen contactos con Junts y siguen intentando convencerles de que respalden la senda de estabilidad, paso previo a aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Buscan presionarles, alertando de que un nuevo voto en contra supondría alrededor de 4.500 millones de euros menos para comunidades autónomas y entidades locales solo en el próximo año.

La importancia de los votos de Junts

Desde Sumar, el socio minoritario del Ejecutivo, asumen que este martes sufrieron una derrota, pero creen que tampoco Junts salió ganando. Consideran que les movió su obsesión de demostrar que tienen la «sartén por el mango«, propiciando tras los comicios catalanes un golpe al gobierno cada pocas semanas.

Sin embargo, creen que Junts cometió un error al tumbar no una iniciativa menor sino una proposición de ley sobre una materia fundamental como vivienda. Califican de «desleal» la maniobra de pasar de la abstención al voto en contra, algo que «no tiene nombre», según afean.

Finalmente, son conscientes de que con esta aritmética parlamentaria, las votaciones serán sufridas, pero la coalición debe insistir en presentar sus iniciativas dado que la parálisis tiene un coste mayor. De esta forma, se ven capaces de armar mayorías parlamentarias, sobre todo para los Presupuestos, y de completar la legislatura.