Caso Rafa Mir: la otra joven denunció que le pegaron «un puñetazo en la boca»

La joven que no denunció al futbolista del Valencia CF Rafa Mir porque mantuvo relaciones sexuales consentidas con él sí denuncio a otro amigo suyo, Pablo Jara, jugador de otro equipo semiprofesional de fútbol llamado Pablo Jara, que militó la temporada pasada en la Tercera División RFEF pero ahora se encuentra sin equipo, porque le pegó «un puñetazo en la boca». Esta joven, de 25 años, no aportó parte de lesiones a su denuncia ante la Guardia Civil, pero sí hizo referencia a que acudió la mañana del domingo a urgencias del Centro de Salud Massamagrell (Valencia), donde fue atendida. También autorizó a los agentes a hacer fotografías de la lesión que presentaba en un labio y en un codo.

Todos los implicados se ponen de acuerdo en una sola cosa y es que tres hombres y dos mujeres acudieron de manera voluntaria a la residencia de Rafa Mir en una urbanización de Bétera (Valencia) durante la madrugada del sábado 31 de agosto al 1 de septiembre de 2024. Luego las versiones sobre lo ocurrido difieren.

Esta mujer también declaró el pasado 2 de septiembre ante la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil que en su caso las relaciones con Rafa Mir fueron consentidas, pero también denunció una agresión física y sexual por parte de uno de los amigos del futbolista valenciano.

En su caso, explicó que 15 minutos después de haber tenido relaciones sexuales con Mir, «ambos salen de la habitación a la vez y se dirigen a la zona de la piscina, donde estaban los demás. Comenzaron todos a hablar y a comer tarta». Entonces los varones «intentan tirarla a la piscina, y ella dice que con ropa no quiere, por lo que coge una camiseta que había por allí, se quita el vestido largo que portaba y se queda con un tanga. Seguidamente se coloca esta camiseta en la parte superior para taparse el pecho y se mete en la piscina».

EN LA PISCINA EMPEZÓ TODO

Cuando ya estaban los cinco en la piscina, siempre según la declaración de la joven, «Rafa y (la otra denunciante) salen de la piscina y acceden al interior de la vivienda juntos. De igual modo, el amigo de pelo corto también sale de la piscina y se queda por la zona de la mesa cerca de la piscina».

La joven denuncia que es en ese momento cuando el «varón de pelo largo», identificado posteriormente como Pablo Jara, «quien le realiza tocamientos en el culo, el pecho y la vagina por encima del tanga hasta en 3 o 4 ocasiones, no llegando a introducirle en ningún momento los dedos ni el pene. Ante esto, señala que se opuso resistencia insistentemente y se negó rotundamente diciendo «quita» y «no» muchas veces, pero éste no cesaba no cesaba en su actitud. Estos hechos generan en la dicente un estado de nerviosismo y miedo hacia éste por lo que había hecho y porque tenía cara de loco».

La chica salió entonces de la piscina y se tapó con una toalla, entonces se percató de que su amiga y el futbolista no estaban en ese momento y «ella se acerca a la puerta donde suponía que estaban ambos y comienza a gritarle a su amiga: «me parece fatal lo que estás haciendo», pensando que estaba manteniendo relaciones sexuales consentidas con Rafa». Pero al pasar 3 ó 4 minutos la joven «sale de esa estancia muy nerviosa y llorando, con un grave estado de ansiedad, prácticamente sin poder hablar», según su relato de los hechos. Esta joven sería la que denunciaría posteriormente a Rafa Mir por agresión sexual.

Es entonces cuando ambas decidieron abandonar el chalet del futbolista. La joven de la piscina sólo con la toalla vestida y es ahí cuando relata que «mientras ella está pidiendo a su amiga que se tranquilice, el varón de pelo largo (Pablo Jara) va hacia ellas y le pega un puñetazo en el labio, la empuja, la dicente se cae y se erosiona el codo derecho. Este varón le quita la toalla y la deja desnuda empujándola hacia la calle donde se encontraba su amiga».

Según continúa el relato, «el reseñado intenta cerrar la puerta de acceso a la calle al objeto de que éstas no entrasen, intentando la dicente que no lo hiciera, empujando la puerta hacia adentro para conseguir acceder al interior y coger todas sus cosas que habían quedado dentro», pero «el varón de pelo largo consigue cerrar la puerta y dejar a ambas en la calle, estando la dicente totalmente desnuda».

Poco después apareció en la calle un vecino paseando a su perro que al percatarse de lo ocurrido llamó a la Policía Local de Bétera (Valencia).

La mujer también declaró que «Rafa la llamó por teléfono el día de ayer (1 de septiembre) a las 18.42 horas. Ambos estuvieron hablando durante 6 minutos en los que éste le preguntaba cómo se encontraba y se interesaba sobre si ella o su amiga habían presentado denuncia. La manifestante le responde que ella sí había denunciado a su amigo Pablo, pero que desconocía si (…) había denunciado a alguno de ellos (porque en ese momento la manifestante no sabía lo ocurrido entre éste y (su amiga)».

PETICIÓN DEL ABOGADO DE RAFA MIR

Hay que recordar que el futbolista Rafa Mir se enfrenta a cargos por agresión sexual por la segunda joven que lo denunció y que su letrado ha pedido una prueba al juzgado, en concreto que se tome declaración a los tres policías locales y al oficial de Bétera que fueron los primeros en llegar a su casa antes de ser detenido por la Guardia Civil, tras la denuncia de dos mujeres que aseguraron que el futbolista y un amigo les agredieron durante la noche del domingo 1 de septiembre en el domicilio del jugador.

Asimismo, el jugador Rafa Mir ha comunicado a través de sus redes sociales de «infundada» la denuncia y su representación legal ha presentado al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 8 de Lliria (Valencia) que declaren los policías que escucharon a las mujeres en el primer momento y denunciar que la principal denunciante cae en contradicciones porque «a la policía mujer le contó todo y los demás no se habrían enterado porque estarían apartados», aunque «tan solo dos días antes había declarado algo completamente distinto ante la Guardia Civil».

La petición de esta testifical añade que en la diligencia de exposición de hechos realizada por la Policía Local se recoge que «tras contarle a la única agente femenina de Policía Local que allí se encontraba, todo lo ocurrido, que Rafa le había metido los dedos por la fuerza, bajo su impresión le parecía que los agentes de Policía Local varones no creían lo que ellas narraban, no mostrando mucho interés en averiguar lo sucedido e incluso manteniendo estos, conversación distendida con Rafa y Bartolomé mientras se reían».