¿Eres adicto al sexo? Hablamos de ello a menudo como algo que hace gracia o a lo que no le damos mayor importancia. Sin embargo, debemos saber que estamos hablando de una enfermedad que, además, puede suponer un problema grande en quien la sufre. Sobre todo, si la persona cuenta con una pareja.
Pero no solo para no hacer las cosas mal con nuestra pareja es necesario conocer a fondo esta patología. La hemos visto representada en la cultura, como en series o películas pero, ¿conoces a alguien que se identifique como tal? A pesar de no ser muy conocido, es algo mucho más habitual de lo que crees, con todas las consecuencias negativas que todo ello supone.
Si te interesa el tema, también te interesará conocer las claves que te indicarán si eres un adicto al sexo.
Falta de control, la primera señal de la adicción al sexo
Existe más de una señal que nos indicará si somos o no adictos al sexo. Sin embargo, una de ellas parece más importante que las demás. Como cualquier otra adicción, sea a las drogas, al alcohol, al móvil, etc. esta conlleva una total falta de control por parte de la persona.
En realidad, no se desea hacer eso (en este caso mantener relaciones sexuales). Sin embargo, parece que existiera una fuera mayor, ajena a nuestro control, que nos lleva a comportarnos de forma inadecuada y con la que ni siquiera estamos de acuerdo.
Por eso, es tan importante el hecho de delimitar y conocer a fondo cómo es la relación que tenemos con el sexo. Conociéndola de forma profunda, podremos saber si podría existir un diagnóstico relacionado con una adicción. En ese caso, deberemos tratarlo de forma inmediata para no dejar que vaya a más. ¿Qué otras señales nos pueden ayudar (y mucho) a averiguarlo?
El sexo nos está robando tiempo
Parece algo en lo que no pensamos a menudo. Sin embargo, cuando comenzamos a pensar que la cantidad de relaciones sexuales que mantenemos se está volviendo un problema, puede que sea porque no tengamos tiempo para nada más. Sí, esta es una de las principales e inequívocas señales que nos deben alertar.
Como es lógico, cuando mantenemos sexo debemos entregarnos y dedicarle el tiempo que sea necesario. Este, de hecho, cuando se hace de forma consciente y controlada, es muy saludable, tanto para nosotros como para nuestra pareja. Además, debemos tener en cuenta que las relaciones íntimas son una de las bases sobre la que dicha pareja se asienta, y que también son algo muy necesario y que nos suele apetecer aunque estemos solteros.
No obstante, se puede convertir en un problema cuando dedicamos un tiempo excesivo en pensar o practicar el acto sexual. Este, cuando se vuelve una adicción, nos estará restando o robando tiempo que, de forma normal, emplearíamos en realizar otras cosas igual de importantes. Si te sientes identificado, puede que algo no vaya bien.
Relaciones sexuales excesivas
Cuando hablamos de alguien adicto al sexo, el perfil que más se da es el de un hombre joven que pasa la mayor parte de su tiempo pensando en el mismo, además de a practicarlo. Lo hace para satisfacer sus necesidades fisiológicas, también se incluye la masturbación en la ecuación. No obstante, cuando termina, se siente mal o incluso culpable en los casos más avanzados.
Además, este perfil suele ir acompañado de una promiscuidad en exceso. Si son personas que están en pareja, no es extraño que sean infieles, no por gusto, sino por necesidad. También destacan por ser personas que hacen un uso excesivo y descontrolado de otras alternativas como el consumo de pornografía, el cibersexo, la prostitución, etc.
Como decíamos, en una pareja esto puede suponer un problema grande, pero también con uno mismo. De hecho, una de las principales consecuencias que conlleva todo lo anterior son los problemas económicos derivados de este tipo de prácticas, que no suelen ser nada baratas.
Características de los adictos al sexo
Al igual que sucede con otras patologías que causan adicción, las personas que padecen este tipo de problema suelen tener un tipo de características comunes, por las que se suelen reconocer. La mejor forma de llegar a este punto es que, si te sientes identificado con ese consumo y práctica excesivos, te pongas en manos de un profesional.
Desde un punto de vista especializado, serás capaz de averiguar si eres o no adicto al sexo y las razones que han desembocado en esta situación. Para averiguarlo, los especialistas se fijan e intentan indagar sobre una serie de hechos que suelen compartir los perfiles que la padecen.
Por ejemplo, uno de los desencadenantes de esta adicción puede deberse al desequilibrio hormonal producido a causa de un aumento de la testosterona. Haber sufrido abusos sexuales en la infancia o enfermedades como la ansiedad también pueden funcionar como desencadenantes. Entre otros, también puede ser causa de conflictos no resueltos, una personalidad inmadura o tener fobia social.
Señales inequívocas
En general, existe una serie de señales que resultan inequívocas de que la relación de una persona con el sexo se ha convertido en una verdadera adicción. Algunas son más fáciles de reconocer que otras pero, con la ayuda y el conocimiento adecuados, puede ser sencillo sentirse identificado.
En primer lugar, puede que tengas fantasías sexuales demasiado recurrentes. Es decir, estas roban la mayor parte de tu tiempo. Otra de las señales es que notes que te masturbas demasiado, incluso sin tener ganas, dejándote una extraña sensación después muy similar a la culpabilidad.
Puede que estés usando el sexo como escapatoria, lo que hace que te cueste mantener relaciones serias y que, cuando lo haces, practiques la infidelidad de forma frecuente. Una de las últimas es que te ves incapaz de controlar tus impulsos, por lo que vuelves una y otra vez al mismo círculo vicioso.
Problemas en pareja derivados de la adicción
Cuando un adicto cumple con todas las señales anteriores y, además, tiene una pareja o relación estable, los problemas aparecen más pronto que tarde. Es complicado, también para la otra persona, lidiar con este tipo de enfermedad de la que aún existe tanto desconocimiento.
Este tipo de adicción, en concreto, es bastante complicada de gestionar. En la mayoría de los casos, no saber afrontar el problema termina derivando en ruptura. Sucede, sobre todo, por las mentiras, las manipulaciones por parte del adicto, el gasto excesivo, el desinterés sexual, etc.
Por este motivo, es tan importante ponerse en manos de un profesional en cuanto reconocemos alguna de las señales mencionadas anteriormente. La culpa, la falta de control, la autoestima… Todos estos factores acosarán a la persona adicta de forma diaria, lo que también afectará a sus relaciones sociales.