La celebración de los Moros y Cristianos en Ontinyent (Valencia) es un evento anual que atrae a miles de personas de toda la región. Este año, la entrada del desfile fue aún más impresionante, con una participación récord de alrededor de 18.000 personas entre festeros, bandas de música, bailarines y equipos de asistencia. El alcalde de la ciudad, Jorge Rodríguez, y otras autoridades locales encabezaron el desfile desde la tribuna de honor, presenciando una noche llena de historia, fantasía y emociones.
El hilo narrativo de los boatos (carrozas) de las capitanías de Marineros y Taifas estuvo marcado por una importante presencia de elementos marítimos, mientras que las embajadas de Contrabandistas y Abencerrajes se ambientaron en las sierras de La Vall d’Albaida y Granada, respectivamente. Además, este año se destacó la voluntad integradora de las comparsas, con la participación de alumnos del Centro Ocupacional Municipal José Antonio Bodoque.
La Capitanía de los Marineros: Una Travesía Épica
La capitanía de Marineros presentó una historia ambientada en la época de la Corona de Aragón del siglo XIII, donde un personaje principal vivía toda una serie de peripecias hasta llegar a la figura de Lucía Gil, capitana del bando cristiano. En el boato se pudieron ver representaciones de batallas navales, zonas portuarias, figuras históricas como Roger de Llúria y también mitológicas como el monstruo Leviatán o un ejército de soldados atlantes.
La Embajada de los Contrabandistas: Rescatando la Historia del Siglo XIX
La embajada cristiana de los Contrabandistas recuperó la historia del bandolero Mariano Seguí Calatayud, conocido como ‘el gatet d’Otos’, y su amigo Francisco Mira, ‘Sitala’, en el siglo XIX. El boato incluyó caballos, carrozas ambientadas en la temática bandolera y una representación de espacios y elementos autóctonos, culminando con la carroza del embajador y el abanderado vestidos elegantemente de negro.
La Entrada Mora: El Dragón de Saphor y la Rebelión de las Alpujarras
Por la noche, la entrada mora arrancó con la capitanía de los Reyes de Taifa y la historia del ‘Dragón de Saphor’, Ali Iqbal, y su ansia de venganza por la muerte de su hermano, el ‘león taifa Mujahid-Al-Amin’, sultán de la taifa de Dénia en el siglo XI. Esta capitanía maravilló al público con sus espectaculares bailes y la aparición de un imponente dragón que acompañaba al capitán moro.
Finalmente, la embajada de los Abencerrajes representó la ‘Rebelión de les Alpujarras’ de Granada, la revuelta que bajo el liderazgo de Farax Aben Farax y Aben Humeya se inició en 1568 en respuesta a una pragmática antimorisca.
El boato, con maquillajes y vestimentas muy trabajadas, trató de «estimular los sentidos» del público con elementos como perfumes, la degustación de dulces del siglo XVI y bailes que buscaron la participación de los espectadores, creando un ambiente «suntuoso» en la representación de espacios como los jardines de la Alhambra.
En resumen, la entrada de Moros y Cristianos de Ontinyent este año superó todas las expectativas, con una participación sin precedentes y un despliegue de creatividad, historia y espectáculo que cautivó a los miles de asistentes presentes en las calles de la ciudad. La riqueza cultural y la capacidad de integración de las comparsas fueron elementos clave que destacaron en esta memorable celebración.