Dos de los tres agentes de los Mossos d’Esquadra detenidos por la fuga de Carles Puigdemont han sido los únicos responsables sobre quienes se han adoptado medidas disciplinarias, con suspensión de empleo y sueldo. Uno de ellos estaba en excedencia y otro de vacaciones, es decir, fuera de servicio.
Los tres agentes fueron esposados y pasaron la noche en calabozos ordinarios, «pese a tratarse de ser agentes de la policía autonómica catalana», según ha denunciado la mano derecha de Puigdemont, Josep Lluís Alay, quien ha cargado y se ha mofado de los altos cargos de los Mossos d’Esquadra por su fracasado intento de capturar y detener al expresidente de la Generalitat. Asimismo, el jefe de la Oficina del Presidente ha asegurado que estos mossos fueron cacheados, incluidos los genitales. «Un trato denigrante» que habría recibido uno de los agentes en la comisaría, según ha afirmado.
«Esposado a todos los traslados; pasa la noche a uno de los calabozos ordinarios, a pesar de tratarse de un policía; sometido a un cacheo integral», ha denunciado. En sus críticas, ha cargado contra Eduard Sallent, jefe de los Mossos y máximo responsable del dispositivo que ha provocado la carcajada y el descrédito del cuerpo.
LA MANO DERECHA DE PUIGDEMONT PASA AL ATAQUE CONTRA LA CÚPULA DE LOS MOSSOS
Entre sus reflexiones públicas, Alay se ha preguntado sobre las declaraciones de Sallent: «¿Se puede ser más miserable? ¿Les quieren arruinar la profesión y la vida?». En este sentido, ha afirmado que se trata de medidas «indiscriminadas» y una «purga estalinista con el beneplácito de Pere Aragonès», ha sostenido.
A última hora de la noche del viernes, los Mossos d’Esquadra detuvieron al tercer agente, en la zona de Figueres (Girona), tras ser identificado en la parte trasera del escenario en el que Puigdemont dio su mitin de cinco minutos para después desaparecer, un número para el que fue asesorado por un conocido ilusionista. Los tres agentes están acusados de un delito de encubrimiento.
Por su parte, Quim Torra ha denunciado la situación de su propio escolta, identificado como Xavier Manso, quien habría participado en la fuga de película de Puigdemont, con una flagrante inacción de los más de 600 agentes desplegados en la zona para impedir la entrada de Puigdemont en el Parlament, principal objetivo del expresidente, pero que reculó tras conocer la dimensión del dispositivo.
QUIM TORRA TRATA DE INTERCEDER POR SU ESCOLTA
Para el expresidente inhabilitado por desobediencia, es «sorprendente, incomprensible e injusta» la suspensión de empleo y sueldo, un agente profesional que «vela» por su seguridad. Uno de los Mossos d’Esquadra detenido es propietario del vehículo Honda blanco estacionado junto al escenario, pero declaró que había prestado el coche a una amiga, mientras que lleva de baja desde hace meses.
«Solicito respectuosamente que se revise esta decisión con la máxima urgencia y que se acuerde la incorporación inmediata del señor Xavier Manso en su puesto de trabajo», ha pedido Torra. «Después de una revisión justa y objetiva del caso se llegará a la conclusión de que esta medida disciplinaria ha sido un error», ha afirmado. En este sentido, ha asegurado que se trata de un agente «comprometido, eficiente y con una conducta impecable». Este agente se encontraba de vacaciones.
Las críticas a la cúpula de Interior y a la de los Mossos d’Esquadra por parte de Junts y del independentismo recorren todas las redes sociales por su intento de detener a Puigdemont, mientras la parte del Tribunal Supremo investiga el fracaso del dispositivo por no detener a Puigdemont. Para Sallent, «no fueron los Mossos quienes hicieron el ridículo», pero su inacción fue televisada durante más de cinco eternos minutos sin que ningún agente estuviera cerca, ni siquiera policía secreta que esperase junto al escenario.
Puigdemont, por su parte, denunció una supuesta «caza de brujas» que se ha desatado contra «algunas personas concretas», simplemente porque «las han visto a mí lado en momentos determinados, sea protagonizada desde ámbitos políticos que se llenan la boca de lucha antirrepresiva». «Nunca he tenido la voluntad de entregarme voluntariamente ni de facilitar mi detención. Entendiendo las razones por las que el Tribunal Supremo tiene la obsesión por tenerme en sus manos, pero ni el operativo ni la reacción de los mandos políticos y policiales de los Mossos es comprensible ni aceptable», destacó. Sin embargo, el objetivo era llegar sí o sí al Parlament.
Todo ello ha derivado no sólo en el descrédito de los Mossos, sino también en la Policía Nacional y Guardia Civil de frontera por no cortar todos y cada uno de los accesos que unen España y Francia para capturar al prófugo. El Gobierno ha responsabilizado a los Mossos d’Esquadra de todo el operativo.