El 90% de los anuncios de alimentos dirigidos a niños promueven productos no saludables, según Plataforma de Infancia

La influencia de la publicidad en los hábitos alimenticios de los niños y adolescentes es un tema de gran relevancia en la actualidad. En un mundo donde la oferta de productos alimenticios es vasta y, en muchas ocasiones, poco saludable, los menores se convierten en un objetivo claro para las estrategias de marketing. Con la proliferación de anuncios que promueven alimentos ultra procesados y ricos en azúcares, se hace urgente discutir la responsabilidad que tienen tanto los gobiernos como las empresas en cuidar la salud de las generaciones más jóvenes. La falta de regulación efectiva en la publicidad de alimentos dirigidos a este grupo etario ha generado preocupaciones significativas sobre sus efectos a largo plazo.

La Plataforma de Infancia ha lanzado recientemente una iniciativa enfocada en solicitar al Gobierno medidas más contundentes para regular esta publicidad. Los estudios demuestran que los niños están altamente influenciados por los mensajes publicitarios y, desafortunadamente, estos suelen estar dirigidos hacia productos poco saludables. Por lo tanto, es fundamental que se establezcan normativas claras y vinculantes para asegurar que el marketing dirigido a menores no comprometa su bienestar físico y emocional. Para alcanzar este objetivo, es esencial crear conciencia sobre la magnitud del problema y fomentar el diálogo entre los distintos actores involucrados.

LA IMPORTANCIA DE UNA NORMATIVA EFICAZ EN PUBLICIDAD ALIMENTARIA

En la actualidad, no existe un marco normativo específico que regule la publicidad dirigida a niños y adolescentes, lo cual plantea un gran desafío. A pesar de que hay códigos de autorregulación, estos no son de cumplimiento obligatorio y, por ende, resultan ineficaces. Esta carencia de regulación permite que numerosas empresas continúen promoviendo productos que no solo son perjudiciales para la salud, sino que también contribuyen a la obesidad infantil. La responsable de Incidencia Política de la Plataforma de Infancia, Almudena Escorial, ha señalado que la evidencia científica respalda la necesidad de una normativa más estricta, ya que cuanto más se expone a los niños a la publicidad de alimentos no saludables, mayor es la probabilidad de que estos consuman dichos productos.

La creación de una normativa vinculante es, por lo tanto, una prioridad. Los países que han implementado regulaciones similares han visto resultados positivos en la reducción de la publicidad engañosa y en la promoción de hábitos más saludables en la infancia. Regular la publicidad de alimentos, en particular aquellos que son ricos en azúcares y grasas saturadas, es un paso vital para mejorar la calidad de la dieta de los menores y contribuir a un futuro más saludable.

Además, es importante considerar la implementación de un régimen sancionador que asegure el cumplimiento de estas nuevas normativas. La efectividad de las regulaciones dependerá de la capacidad de las autoridades para supervisar y hacer cumplir las leyes establecidas. Un modelo de sanciones claras y efectivas puede ser un desincentivo potente para las empresas que intentan eludir la normativa y continuar dirigiendo mensajes perjudiciales hacia el público infantil.

LA CORRELACIÓN ENTRE RIQUEZA Y SALUD INFANTIL

La situación socioeconómica en la que se encuentran muchos hogares en España influye notablemente en la salud infantil. Según las estadísticas, los niños que provienen de hogares con menores ingresos tienen una tasa de obesidad que duplica a la de aquellos que provienen de familias con mayores recursos. Esto ilustra una realidad alarmante: el acceso a alimentos poco saludables y la exposición a una publicidad agresiva impacta desproporcionadamente a aquellos en situación de vulnerabilidad económica. Esta relación entre pobreza y obesidad destaca la urgencia de actuar y, en este sentido, las políticas públicas deben contemplar estas disparidades.

El acceso a información clara sobre los productos alimenticios es esencial para que los padres puedan tomar decisiones informadas. Por lo tanto, no solo es necesario regular la publicidad, sino también garantizar que el etiquetado de los productos sea más transparente y fácil de entender. Esto permitirá que tanto los menores como sus cuidadores se enfrenten a decisiones de consumo más saludables y fundamentadas.

La Plataforma de Infancia ha impulsado una estrategia participativa llamada ‘La Infancia Opina’, donde se han recabado opiniones y propuestas de niños y adolescentes de entre 4 y 17 años. Este enfoque inclusivo no solo da voz a los menores, sino que también aporta información valiosa sobre sus percepciones y necesidades. Las propuestas incluyen desde mayor claridad en el etiquetado de los alimentos hasta la organización de charlas en colegios que aborden el tema de la publicidad de productos alimenticios.