Alejandro Fernández lleva meses advirtiendo del ‘procés español‘, una situación impensable en política y menos que fuera el propio PSOE quien lidere este nuevo desafío al Estado de Derecho, a la Constitución y al régimen autonómico establecido en España.
La lectura política del líder de PPC se ha cumplido a rajatabla y tan sólo queda certificar el sí del PSOE a modificar la Constitución y la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA) para materializar el cambio. En Cataluña, el PSC tratará de fagocitar ahora el espacio de Junts para encadenar las mayorías absolutas, pero Carles Puigdemont venderá muy cara su postura, incluso con la detención en los «próximos días» tras huir de España tras proclamar la independencia en octubre de 2017.
El PSOE y el PSC se han encargado de difundir y pregonar la muerte del ‘procés’ catalán con la amnistía -tras eliminar los delitos de sedición, rebajar el de malversación si no hubo beneficio propio, ofrecer y conceder los indultos, para después aprobar la amnistía-. Todo ello, con una dura guerra a tres bandas: la del Tribunal Constitucional contra el Tribunal Supremo, el Congreso contra el Senado y la concentración de poderes con el fin de acallar y arrinconar a la oposición.
DEL BORRADO DEL ‘PROCÉS’ A TRASLADARLO A TODA ESPAÑA
«El procés ha muerto», «estamos mejor que en 2017», «el independentismo ha perdido las elecciones» o «los no nacionalistas vuelven a ser mayoría en Cataluña» son algunas de las justificaciones escuchadas por ministros, dirigentes del PSC e incluso el propio Pedro Sánchez, presidente del Ejecutivo. «Se abre así una nueva etapa», afirman desde La Moncloa para tratar de «devolver a la política lo que nunca debió salir de la política», a pesar de que el PSOE, incluidos Pedro Sánchez y Salvador Illa, apoyó la aplicación del 155 de la Constitución. De hecho, la barrera que el independentismo no pudo derribar fue la acción de la Justicia, con una sentencia impecable que ha obligado a los socialistas a modificar el Código Penal para tratar de darles el balón de oxígeno.
Comenzó así a cumplirse la profecía de Alejandro Fernández, quien apuntó que el PSOE traspasaría todas las líneas rojas para frenar a Junts, contentar a ERC y volver a conquistar la Generalitat, pero también mantener los apoyos y consolidar el Gobierno en La Moncloa. El líder del PPC avisó que Pedro Sánchez «no lidera el PSOE, sino un nuevo Frente Popular», un bloque movido por la confrontación, la tensión y polarización, incluso contra su propio partido.
EL PSOE DA ALAS A LOS NACIONALISTAS VASCOS, GALLEGOS Y CATALANES
El PSOE trabajó en las elecciones de Galicia para aupar al BNG, segunda opción más votada, a costa de José Ramón Gómez Besteiro, que quedó en una tercera posición con el peor resultado de su historia, con nueve escaños, cinco menos que cuatro años antes. En las elecciones vascas, el PSOE colocó a Eneko Andueza con el fin de llegar a ser llave de Gobierno.
Solo la caída de Podemos le permitió serlo, pero Bildu estuvo a punto de dar el doble ‘sorpasso’ al PNV. En Cataluña, el PSC se pasó de frenada al cargar contra ERC al tratar de conseguir la mayoría únicamente con los ‘Comuns’. «Iban a por la mayoría absoluta, pero Puigdemont se mantuvo muy fuerte», afirman fuentes parlamentarias.
Se trabajó especialmente los territorios con mayor número de escaños en juego, como Barcelona y Tarragona, y logró superar a Junts, aunque por un escaso margen, el 12-M. En aquellos comicios se dieron varios escenarios: PSC, PPC y Vox suman mayoría absoluta y el tripartito también, pero los independentistas no podían sumar nunca un Gobierno en la Generalitat, por más que Junts lo intentara con ERC. El PSC cerró la puerta a PPC ante sus exigencias, mientras lanzaba un cordón sanitario contra Vox.
El propio Alejandro Fernández puso su ‘granito’ de arena en su propia profecía al asegurar que solo pactaría con el PSC en caso de que los socialistas rompieran todo pacto con el independentismo. Un hecho impensable dado el pacto del Tinell, un acuerdo que exige a todos los grupos expulsar al PPC de las instituciones si existe la mayoría para ello.
El PSOE ha construido este «Frente Popular» con alianzas hasta ahora prohibidas, como pactar con Bildu, una línea roja que se ha blanqueado con un escueto «ETA no existe». Los independentistas vascos tenían que guardar las formas, pero les fue imposible evitar mostrar su verdadera cara al colocar en las listas electorales a 47 miembros de la banda terrorista. Tampoco han pedido perdón no han colaborado con los 309 asesinatos aún sin resolver, mientras se suceden los homenajes a terroristas y se les concede beneficios penitenciarios, fruto de la transferencia del Gobierno al PNV.
PARA LA ESPAÑA FEDERAL HAY QUE ELIMINAR LA MONARQUÍA
El objetivo de los socialistas no es otro que alcanzar la República Confederal, mientras se celebrarán referéndums de independencia en Cataluña y País Vasco. Para ello, habrá que romper otras tres líneas rojas: acabar con un sistema monárquico; la celebración de consultas independentistas -a lo que se ha negado el PSOE, como también negó la amnistía, los indultos, los pactos con Podemos y con Bildu, entre otros-; y modificar la Constitución, una Carta Magna que comenzará a cambiar si finalmente se concede a Cataluña su pacto singular o cupo, a imagen y semejanza del País Vasco.
El porqué va todo tan rápido se debe única y exclusivamente a la acción de la justicia en los presuntos casos de corrupción que asolan al PSOE y a Pedro Sánchez: caso Koldo, caso Begoña Gómez y caso hermano de Pedro Sánchez. «Serán los acelerantes del ‘procés español’», señala la profecía de Alejandro Fernández, si bien considera que estos casos pueden llevarse por delante al actual presidente del Gobierno.
LA REBELIÓN MINORITARIA DE LOS BARONES DEL PSOE
De esta forma, el procés no solo no ha muerto, sino que ha mutado para trasladarse al resto de España, donde se vende la cesión de todos los impuestos como «algo bueno para España», «que no rompe el principio de solidaridad» ni tampoco el de igualdad. Esta justificación ha enervado los ánimos en una parte del PSOE, pero la posición es minoritaria. Solo cinco de las 17 federaciones han alzado la voz y auguran que votarán en contra, pero también lo avisaron con los indultos y con la amnistía. Barones como García-Page o Lambán los aceptaron y sus diputados también, por lo que no habrá un posible ‘tamayazo’, cuya sombra permanece en la memoria.
Por esta razón, el PSC y el PSOE tienen que actuar lo más rápidamente posible, tal y como expuso el ‘profeta’ Alejandro Fernández. A ninguno de los dos partidos le conviene que se levante el pie del acelerador, al menos antes de tener que someterse de nuevo a las urnas o bien la acción judicial pueda poner seriamente contra las cuerdas a Pedro Sánchez.
Con todo, el PSOE tiene aún un ‘procés español‘ duro, con un relato victimista y atacando al PP y Vox como nunca antes. La misma estrategia a la que recurrió primero la extinguida Convergència i Unió y después Junts con Carles Puigdemont y Quim Torra, ambos apeados por los tribunales de la presidencia de la Generalitat.
EL PSOE, CONTRARIO AHORA A LA REDISTRIBUCIÓN DE LA RENTA
Asimismo, tendrá que navegar por aguas turbias, con duras críticas internas y debates. «El pacto con ERC es un acuerdo de máximos, que genera tensión y muestra el camino contrario a los ideales socialistas», destacan fuentes internas del PSOE a MONCLOA. «Creemos en la redistribución de la renta, no en un pacto que otorga cerca de 26.000 millones más a la tercera Comunidad que más aporta a la caja común», zanjan. El Gobierno de Pedro Sánchez y el PSC afirman que la solidaridad territorial no se modifica, pero la realidad es otra teniendo en cuenta la pretensión.
Pese a la tempestad interna en el PP contra Alejandro Fernández, el líder del PPC tiene muy claro que hay que cerrar la puerta a un Junts liderado por Carles Puigdemont, como también al PSC. En Génova 13 aún no tienen clara su estrategia y abogan por un acercamiento con Junts desde el punto de vista económico, pero eso sería darle alas al ‘procés español’, atendiendo a la profecía de Alejandro Fernández.
En este sentido, ni Puigdemont ni ningún líder independentista, incluido ERC, se han retractado ni tampoco han mostrado arrepentimiento. «Lo volveremos a hacer», «con este pacto estamos más cerca de la independencia»… Son las respuestas obtenidas tras el acuerdo. Por el momento, Feijóo ha aceptado esta profecía, más cuando se está cumpliendo.