La Audiencia de Cantabria mantiene la imputación por prevaricación del alcalde regionalista

La corrupción en el ámbito municipal es un problema que desafortunadamente afecta a muchas localidades de nuestro país. Lamentablemente, el caso del alcalde de Ribamontán al Monte, Joaquín Arco, es un ejemplo claro de cómo los fondos públicos pueden ser malversados y de cómo las decisiones de los gobernantes locales pueden carecer de la transparencia y la legalidad que se espera de sus cargos.

En este artículo, analizaremos en profundidad los detalles de este caso, exponiendo los hechos probados y las irregularidades cometidas, así como las consecuencias legales a las que se enfrenta el alcalde. Nuestro objetivo es proporcionar una visión clara y objetiva de este caso de corrupción municipal, con el fin de contribuir a la lucha contra la mala gestión de los recursos públicos y fomentar la rendición de cuentas por parte de nuestros representantes políticos.

Los Pagos Irregulares y las Acusaciones de Prevaricación

La Audiencia Provincial de Cantabria ha mantenido la imputación por prevaricación administrativa o malversación de fondos públicos del alcalde de Ribamontán al Monte, el regionalista Joaquín Arco, por supuestos pagos irregulares en 2016 y 2017 por un importe cercano a los 20.000 euros.

Según la resolución judicial, la Audiencia desestimó íntegramente el recurso de apelación interpuesto por Arco contra el auto del 25 de julio de 2022, al considerar «evidente» que existen indicios suficientes para proseguir el procedimiento contra él, ya que «sabía y conocía perfectamente lo que estaba diciendo y haciendo«.

Las Irregularidades Documentadas y las Explicaciones del Alcalde

Las irregularidades documentadas en este caso incluyen el pago de casi 4.000 euros en concepto de honorarios a abogados para la defensa del alcalde, la teniente de alcalde y una extrabajadora en un procedimiento penal, así como el pago de 7.260 euros a una consultoría jurídica por un informe de expropiación forzosa, cuando esa evaluación ya había sido realizada por la jurídico municipal, y el pago de 8.000 euros a una consultora por un trabajo relacionado con los puestos de trabajo del Ayuntamiento.

Además, también hay reparos de la interventora en relación al cambio de puesto de trabajo de la coordinadora del Centro de Comunicaciones y de la contratación del aparejador municipal, de la abogada municipal y del servicio informático sin seguir el procedimiento establecido.

En su alegación, el regidor reconoció que, si bien «ha podido equivocarse» en la toma de sus decisiones, «en ningún caso lo ha hecho a sabiendas de que estaba actuando injusta y arbitrariamente, sino desde el convencimiento de que procedía correctamente, sin que la Secretaria del Ayuntamiento formulara reparo alguno durante un año y medio, y que en los expedientes en cuestión se recabaron informes jurídicos«.

Sin embargo, para la Audiencia, «basta leer la declaración como investigado del recurrente para colegir lo que describe el instructor«, por lo que el recurso no puede prosperar. Además, la secretaria-interventora manifestó que desde la Alcaldía le comunicaron que «sabían que se trataba de una ilegalidad lo que hacían, y a pesar de ello lo hicieron«.

La Importancia de la Transparencia y la Rendición de Cuentas en la Administración Pública

Este caso pone de manifiesto la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en la administración pública. Los fondos públicos deben ser gestionados con rigor y diligencia, respetando los procedimientos establecidos y las recomendaciones de los técnicos municipales.

Lamentablemente, en este caso parece que el alcalde Joaquín Arco actuó al margen de la legalidad, tomando decisiones que, según la Audiencia Provincial, «sabía y conocía perfectamente que eran irregulares«. Esta falta de transparencia y responsabilidad por parte de los representantes públicos es inaceptable y debe ser sancionada con todo el rigor de la ley.

Es fundamental que los ciudadanos puedan confiar en que sus impuestos se están utilizando de manera eficiente y honesta, y que los gobernantes locales rindan cuentas de sus actos y decisiones. Sólo así podremos avanzar hacia una administración pública más transparente, eficiente y comprometida con el bien común.