Rusia afirmó que no había recibido ninguna notificación oficial por parte de Francia sobre la detención de un ciudadano ruso sospechoso de intentar «desestabilizar» los próximos Juegos Olímpicos de París.
«No tenemos ninguna información. Nos enteramos a través de los medios de comunicación», declaró Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa, durante una conferencia de prensa.
El detenido, un hombre nacido en 1984, fue arrestado en su domicilio en París el pasado domingo.
Según la fiscalía francesa, está acusado de entregar información de inteligencia a una potencia extranjera con el propósito de provocar hostilidades en Francia.
Le Monde informó que en su apartamento se encontraron documentos «de interés diplomático» y se sospecha que el detenido trabaja para los servicios de seguridad rusos, FSB.
Identificado por varios medios, incluido Le Monde, como Kirill Gryaznov, el sospechoso es un chef originario de la ciudad rusa de Perm, en los Urales.
Gryaznov estudió gastronomía en la prestigiosa escuela Cordon Bleu y trabajó en Courchevel, una popular estación de esquí en los Alpes franceses frecuentada por rusos.
The Insider, un sitio web de investigación en lengua rusa, señaló que Gryaznov participaba regularmente en programas de cocina en Rusia y en un show de telerrealidad en 2019, hasta que enfrentó problemas financieros y de alcohol.
El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, declaró al canal BFM que las autoridades creían firmemente que Gryaznov iba a organizar operaciones de desestabilización, injerencia y espionaje.
«Ahora está en manos de la justicia, que podrá confirmar las sospechas de la policía», añadió Darmanin.
1Tensiones con Rusia
Según informes de The Insider, la revista alemana Der Spiegel y Le Monde, Gryaznov fue detenido después de que se le impidiera abordar un vuelo a París desde Estambul por estar borracho.
Posteriormente, compró otro billete para volar desde Bulgaria y, en un restaurante, supuestamente mencionó que estaba en una misión secreta relacionada con los Juegos Olímpicos, insinuando que la ceremonia de apertura sería «como nunca antes la han tenido».
Este incidente ocurre en un contexto de tensión diplomática, con casi todos los atletas rusos excluidos de las competiciones de los Juegos de París como medida de represalia por la ofensiva rusa en Ucrania. Apenas una quincena de atletas rusos participarán bajo bandera neutral.