jueves, 21 noviembre 2024

BBVA advierte sobre el riesgo de fracaso en la OPA sobre Sabadell en su último folleto de emisión

La adquisición de Banco Sabadell por parte de BBVA ha generado gran expectativa y controversia en el sector financiero español. Si bien la Oferta Pública de Adquisición (OPA) de carácter hostil planteada por BBVA es un paso crucial en este proceso, el banco reconoce en un folleto de emisión de bonos que existen diversos riesgos e incertidumbres que podrían impactar negativamente en los resultados esperados de esta operación.

En este artículo, analizaremos en detalle los principales riesgos y desafíos que BBVA ha identificado en relación a la OPA sobre Banco Sabadell, así como las implicaciones que podrían tener para ambas entidades y el sector en general.

RECHAZO DEL GOBIERNO A LA FUSIÓN DE BBVA Y BANCO SABADELL

El Gobierno ha manifestado su rechazo a la fusión entre BBVA y Banco Sabadell, lo que representa uno de los principales obstáculos a la operación. Aunque el Gobierno no puede paralizar la OPA, sí tiene mecanismos para frenar la fusión posterior de las dos entidades. Por un lado, si la CNMC eleva la operación a segunda fase y pone condiciones, compromisos o la prohíbe, la decisión pasaría a ser analizada por el Ministerio de Economía, quien podría elevarla al Consejo de Ministros. Además, la ley de supervisión de entidades de crédito otorga al Ministerio de Economía la «última palabra» sobre la fusión.

Ante este escenario, BBVA ha reconocido en el folleto la posibilidad de que la OPA no se complete de manera oportuna, rentable o que simplemente no salga adelante. Esta transparencia refleja la incertidumbre que rodea a la fusión y la necesidad de que los inversores conozcan los posibles riesgos.

IMPACTO DE LA OPERACIÓN EN LA RATIO DE CAPITAL DE BBVA

Además de los obstáculos a la fusión, BBVA también advierte sobre posibles impactos negativos en su nivel de capital como consecuencia de la OPA. El banco estima que la operación tendrá un impacto de 30 puntos básicos en su ratio de capital CET1, lo que se traduce en aproximadamente 1.450 millones de euros. Sin embargo, BBVA reconoce que esta estimación no está auditada y que los datos de Banco Sabadell son los disponibles públicamente.

Asimismo, BBVA señala que la operación podría incrementar su «importancia sistémica» dentro del sistema financiero español, lo que podría llevar a los supervisores a imponer mayores requisitos de capital, apalancamiento, liquidez y otros colchones, generando «costes adicionales» para el banco.

POTENCIALES LITIGIOS Y RECLAMACIONES

Otra de las preocupaciones expresadas por BBVA en el folleto es la posibilidad de enfrentarse a litigios y reclamaciones como resultado de la operación. Estos podrían provenir de diversas fuentes, como desinversiones, adquisiciones, despidos de empleados, reclamaciones de clientes o terceros, e incluso discrepancias en la valoración de negocios transferidos.

Un ejemplo destacado es el caso de Mapfre y CaixaBank, quienes tuvieron que resolver mediante arbitraje una discrepancia valorativa en el negocio de bancaseguros de Mapfre con Bankia, lo que resultó en un pago de 53 millones de euros a Mapfre. Casos como este ponen de manifiesto los riesgos legales y financieros que pueden surgir en este tipo de operaciones corporativas.

RIESGOS INHERENTES A LA INTEGRACIÓN DE PERSONAS, OPERACIONES Y TECNOLOGÍAS

Finalmente, BBVA reconoce que las adquisiciones de compañías son inherentemente arriesgadas y que pueden surgir dificultades a la hora de integrar personas, operaciones y tecnologías de ambas entidades. En este sentido, el banco advierte que no puede garantizar que la integración de Banco Sabadell vaya a ser un éxito o que los negocios combinados funcionarán bien una vez se unan.

Estas dificultades de integración podrían conllevar «gastos inesperados importantes» o consumir «importantes recursos y atención» del propio BBVA, impactando negativamente en sus resultados.

En resumen, la OPA de BBVA sobre Banco Sabadell enfrenta diversos retos, desde el rechazo del Gobierno a la fusión, hasta posibles impactos en el capital y litigios, pasando por los riesgos inherentes a la integración de ambas entidades. BBVA ha sido transparente al reconocer estos riesgos en sus documentos corporativos, lo que refleja la complejidad y las incertidumbres que rodean a esta operación.