En estos momentos, Vall Companys es el mayor grupo cárnico de España y se ha posicionado como una pieza clave en todo el proceso de fijación de precios y de comercialización de estos productos y una condena a sus directivos tendría repercusión inmediata en el mercado.
Actualmente, y según la información del diario, un Juzgado de Granada investiga la querella interpuesta contra Valls Companys y otros socios de Comapa por el socio minoritario, Fleku Treinta, por un delito de falsedad societaria al simular una junta de accionistas de Osona Intensiva, la sociedad que controlaba Comapa, en la que modificaron supuestamente sus estatutos. Esta maniobra permitió expulsar a ese socio minoritario y así tomar el control de Comapa, la que hasta mediados de 2019 era la mayor distribuidora de jamones de España.
COMAPA EN CONCURSO DE ACREEDORES
Comapa está actualmente en fase de liquidación tras la decisión judicial de declararla en concurso necesario de acreedores. La crisis de la que fuera la mayor distribuidora de jamones de España comenzó el 11 de abril de 2019.
En esa fecha, fuentes del sector señalan que con el ánimo de controlar totalmente Osona Intensiva y Comapa, los representantes de Vall Companys y sus socios cesaron al representante de Fleku Treinta como miembro del Consejo de Administración de Osona Intensiva y despidieron a los hermanos Jaime Álvarez Fra -de Osona- y a David Álvarez Fra -de Comapa-. Ambos despidos han sido declarados improcedentes por los Juzgados de lo Social 9 y 40 de Madrid, con condena de indemnización incluida.
Según se señala en la querella, el objetivo de Vall Companys y sus socios de controlar totalmente Osona Intensiva y así quedarse con el negocio de Comapa no contaba con el obstáculo insuperable que suponía el hecho de que Fleku Treinta controlaba el 27,55% del capital. En otras palabras, no disponían del 75% de los votos que señalaban como necesarios los estatutos de Osona para tomar determinaciones transcendentes para la sociedad empresarial, del tipo de aumento y reducción de capital, transformación o fusión de la sociedad, o venta en bloque del negocio. El voto de Fleku Treinta era imprescindible para completar su estrategia.
Según se señala en la querella, para intentar salvar este escollo, Vall Companys y sus asociados decidieron simular la celebración el 19 de febrero de 2019 de una junta de socios con el propósito de acordar la desaparición de ese requisito del voto mínimo del 75% del capital. Y, efectivamente simularon la junta, hicieron un acta de la celebración de esa falseada reunión y la inscribieron en el Registro Mercantil, con fecha 22 de julio de 2019.
Tanto es así que la querella recalca que esa junta jamás existió, que todo fue una fraudulenta maniobra organizada por Vall Companys para despojar a Fleku Treinta de sus derechos societarios como accionista y eliminar cualquier oposición a sus operaciones de control de Comapa. Todos los acuerdos aprobados en esa supuesta junta son “delictivos y nulos de pleno derecho”, tal y como recoge la querella.
Y pese a los intentos de Vall Companys y sus asociados de bloquear la instrucción de esta querella, según aseguran a MERCA2 fuentes conocedoras de la situación, el Juzgado sigue adelante y mantiene su programa de citaciones en sede judicial.
Vall Companys ha reaccionado también en los juzgados contra Fleku Treinta interponiendo una querella por supuesta “mala administración y falsificación de cuentas” en Comapa. La intención en este caso es hacer responsable a ese socio minoritario de la quiebra de la compañía, que ellos impulsaron para controlar completamente el mercado, señalan las mismas fuentes del sector.
Fleku Treinta, por su parte, prepara otra querella contra sus anteriores socios en Comapa, también por delito societario, al considerar que después de su salida de la compañía se manipularon documentos esenciales para simular su presunta culpabilidad en la quiebra de la compañía.
En el fondo de la cuestión reside el empeño de Vall Companys de controlar toda la cadena de valor del sector cárnico y en este caso del de carne de porcino. Comapa era un estorbo para esta estrategia. En pocos años se había convertido en la principal empresa distribuidora de jamones de España, con más de seis millones de unidades anuales, en base a una política de precios muy ajustados que contenía la cotización de la carne de cerdo en los mercados de origen.
Justo lo contrario de lo que pretende Vall Companys, conseguir precios lo más altos posible en lo esencial de su negocio, la venta de animales vivos y de carne en fresco. Desde que Comapa ha desaparecido del mercado los precios de la carne de cerdo se han incrementado casi un 40% y Vall Companys está duplicando sus beneficios en este segmento.