sábado, 23 noviembre 2024

El Rey se oculta tras los Mossos y los periplos fiscales de su padre acorralan la Casa Real

  • Felipe VI ha visitado Cataluña en medio de varias protestas contra la monarquía.
  • Juan Carlos I sacó en 2016 una contundente cantidad de dinero para ir a la Polinesia Francesa.
  • Corinna avisó a quien gestionaba la fortuna de Juan Carlos que podían ofrecer seis millones por un duplex en Londres.
  • El Rey visita Cataluña en el peor momento posible. Las aventuras fiscales de su padre en Suiza y otro países han deteriorado la imagen de la Casa Real hasta tal punto que la idea de celebrar un referéndum sobre monarquía o república gana peso por instantes. Por lo pronto, Felipe VI ha visitado el monasterio de Poblet (Tarragona) y se ha limitado a mantener una actitud institucional. Sin embargo, el miedo a que las manifestaciones y protestas salpiquen al monarca ha llevado a los Mossos D’Esquadra a blindar cualquier lugar por donde pase. Y a todo esto hay que añadirle el tibio apoyo que el Rey ha recibido en Cataluña, donde apenas decenas de personas han acudido a su visita, algo que denota que la popularidad de la Casa Real está bajo mínimos tras conocerse los negocios de Juan Carlos I.

    Cada día que pasa se conocen nuevos detalles sobre la opulenta vida de Juan Carlos I. Todo empezó con una transferencia de 65 millones de euros procedente de Arabia Saudí a la que Juan Carlos I tenía acceso, a pesar de que después se la regalaría a su amante, la empresaria Corinna Larsen. De ahí en adelante, los detalles sobre la actitud financiera del Rey han ido desesperando a la sociedad española cada día. Primero se supo que el rey emérito sacaba una media de 100.000 euros cada mes de su cuenta de Suiza mientras España atravesaba la crisis económica de 2008. Pero eso es solo la punta de iceberg.

    Mientras Felipe VI firmaba en el libro de Poblet para testificar su presencia en el lugar donde se custodian “a algunos de los antiguos reyes de la Corona de Aragón», se ha conocido que su padre, Juan Carlos I, sacó en 2016 una contundente cantidad de dinero para hacer un viaje con todos los lujos a la Polinesia Francesa. Y mientras Felipe VI se ha escondido tras los rígidos controles impuestos por los Mossos D’Esquadra para evitar que si quiera tenga trato con grupos republicanos e independentistas, la prensa ha deslizado en pluma de Eldiario.es que Corinna escribió a quien gestionaba el dinero de Juan Carlos para comprar un dúplex en Londres de nada menos que seis millones de euros que gustaría «a nuestro amigo», según las palabras de la amante del emérito.

    El Rey, el actual, espera que todo pase mientras da un rodeo por algunas comunidades autónomas. Es cierto que Cataluña siempre ha sido especialmente hostil hacia la figura del monarca, pero a día de hoy, la Casa Real está por segundos más tocada mientras el autor de todas estas presuntas irregularidades contempla la información de la prensa desde el palacio de la Zarzuela sin dar explicación alguna.

    El apoyo que pueda tener la Casa Real no se puede conocer con exactitud, pero lo que es cierto es que los viajes de Felipe son cada vez más incómodos. Alrededor de 800 personas se han enfrentado en Cataluña a los reyes mientras les gritaban todo tipo de improperios. Y al mismo tiempo, los más monárquicos han acudido en defensa de Felipe VI al grito de «viva España».

    Juan Carlos y su fortuna se han convertido en un problema de Estado. Los partidos políticos frustran día sí y sía también posibles comparecencias o debates que pongan sobre la mesa la idoneidad de la Casa Real. Fuentes del Gobierno aseguran que el PSOE no quiere una crisis institucional en medio de una pandemia mundial. Sin embargo, la investigación de la Fiscalía suiza ha puesto en un aprieto a la monarquía española. Y mientras Yves Bertossa, el fiscal suizo que lleva la investigación, siga ahondando en sus pesquisas y enviándolas a España, la Casa Real seguirá en un estado de tensión permanente.

    El PSOE ha presionado a la Casa Real para que tome medidas de prevención, que básicamente son cortar por lo podrido y evitar mezclarse con Juan Carlos I, quien a día de hoy sigue viviendo en el Palacio de la Zarzuela en contra de lo que preferirían en el ala socialista del Gobierno.