Los niños de familias vulnerables: 23 minutos menos de deporte y 70 más de pantallas al día

La desigualdad socioeconómica en España está teniendo un impacto significativo en los hábitos de salud de la población infantil y adolescente. Un reciente estudio realizado por la Gasol Foundation ha revelado diferencias alarmantes en los estilos de vida entre los niños y adolescentes de familias con distintos niveles socioeconómicos. Esta investigación, basada en datos del estudio PASOS, analiza cinco variables clave relacionadas con la salud: actividad física, alimentación, uso de pantallas, horas de sueño y bienestar psicológico.

Los resultados del estudio muestran que los niños y adolescentes de familias con un nivel socioeconómico más bajo realizan 23 minutos menos de actividad física al día, usan 70 minutos más las pantallas diariamente y tienen un 11,5% menos de adherencia a la dieta mediterránea en comparación con sus pares de familias con un nivel socioeconómico mayor. Estas diferencias no solo afectan la salud actual de los jóvenes, sino que también pueden tener consecuencias a largo plazo en su desarrollo y bienestar futuro.

El impacto de la desigualdad en la actividad física y la alimentación

La brecha en la actividad física entre los niños de diferentes niveles socioeconómicos es preocupante. En una semana típica, los niños de familias menos favorecidas dedican casi dos horas y 40 minutos menos a la actividad física considerada saludable para el desarrollo infantil. Esta diferencia se acumula a lo largo del tiempo, resultando en casi 140 horas menos de actividad física al año, lo que equivale a casi 6 días completos.

En cuanto a la alimentación, el estudio revela que los niños y adolescentes de familias con un nivel socioeconómico bajo tienen una adherencia menor a la dieta mediterránea. Específicamente, el porcentaje de población que alcanza un nivel óptimo de adherencia a esta dieta saludable es un 12,8% mayor entre la población más favorecida. Esta diferencia en los hábitos alimenticios puede tener implicaciones significativas en la salud y el desarrollo de los jóvenes.

La calidad de la alimentación está estrechamente relacionada con el nivel educativo y laboral de los padres o tutores, así como con la renta media de la familia. Los niños cuyos padres no tienen estudios universitarios y no trabajan, y que además viven en áreas con una renta media por persona inferior o igual a la mediana, son los más afectados por esta brecha nutricional.

El uso excesivo de pantallas y su relación con el nivel socioeconómico

Uno de los hallazgos más alarmantes del estudio es la gran diferencia en el uso de pantallas entre los niños de diferentes niveles socioeconómicos. Los datos muestran que los niños y adolescentes más desfavorecidos usan las pantallas 70 minutos más al día que aquellos de un estatus socioeconómico superior. Esta diferencia se traduce en seis horas más a la semana, 23 horas más al mes y casi 12 días más al año frente a las pantallas.

El uso excesivo de pantallas no solo reduce el tiempo disponible para otras actividades beneficiosas como el ejercicio físico o la interacción social, sino que también puede tener efectos negativos en la salud mental y física de los jóvenes. Además, este hábito puede interferir con el sueño, otro factor crucial para la salud infantil que también se ve afectado por las desigualdades socioeconómicas.

El estudio revela que el porcentaje de niños y adolescentes que cumple con las recomendaciones de horas de sueño es significativamente menor entre los menores en situación más vulnerable. Concretamente, la diferencia es del 14% entre semana y del 9% durante los fines de semana. Esta falta de sueño adecuado puede tener consecuencias negativas en el rendimiento escolar, el desarrollo cognitivo y el bienestar general de los jóvenes.

Propuestas para reducir las desigualdades en salud infantil y adolescente

Ante estos preocupantes hallazgos, se han formulado una serie de propuestas para abordar las desigualdades en la salud infantil y adolescente. Entre ellas, se destaca la necesidad de impulsar un Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil, que tenga en cuenta las desigualdades socioeconómicas existentes. Además, se propone que todas las iniciativas de promoción de hábitos de vida saludables tengan una mirada sensible hacia estas desigualdades.

Otra propuesta importante es la transformación de los entornos locales para garantizar que todas las familias, independientemente de su nivel socioeconómico, puedan promover estilos de vida saludables. Esto incluye mejorar la accesibilidad económica y física a alimentos característicos de la dieta mediterránea, como frutas, verduras, frutos secos, legumbres y pescados.

En cuanto al uso de pantallas, se sugiere activar campañas de sensibilización dirigidas a la ciudadanía para alertar sobre los riesgos del sobreuso durante la etapa infantil y adolescente. También se propone incluir la promoción del cumplimiento de las horas de sueño y un descanso de calidad en todas las políticas públicas, especialmente en los programas de prevención de la obesidad infantil.

Finalmente, se hace un llamado a invertir esfuerzos en promover el bienestar psicológico infantil y adolescente, en línea con la Estrategia de salud mental 2022-2026 y el Plan de acción en salud mental 2022-2024. Estas propuestas buscan no solo reducir las desigualdades en salud, sino también mejorar la calidad de vida y las oportunidades futuras de todos los niños y adolescentes en España, independientemente de su situación socioeconómica.