Carles Puigdemont insiste en estar presente en la primera votación del Parlament como diputado electo en las pasadas elecciones autonómicas del 12-M. El expresidente de la Generalitat trata de unificar a todo el bloque independentista desde Waterloo para fortalecer y consensuar una estrategia clara para evitar a toda costa que Salvador Illa sea el nuevo presidente de la Generalitat. Para ello, propone dejar al líder del PSC sin los apoyos necesarios para poder formar un Govern, pero en ERC se resisten a tal idea, al menos la parte de Orio Junqueras, más próximo al pacto con los socialistas que alcanzar un acuerdo con Junts.
El líder de Junts ve como la amnistía para él y el resto de líderes del ‘procés’ se abre camino, pero con una desesperante lentitud. Por el momento, la Audiencia Nacional ha tenido que anular la investigación del caso Tsunami Democràtic desde 2021 hacia adelante y si las pesquisas desde ese año hacia atrás no sostienen la imputación de terrorismo, todo el caso caerá como un castillo de naipes.
En Cataluña, no obstante, la trama rusa para financiar a Tsunami Democràtic a través de un sistema de criptomonedas continúa adelante. El juez Joaquín Aguirre ha enviado la causa al Tribunal Supremo para que decida si se debe investigar al prófugo de la Justicia, con orden de detención vigente si pisa suelo español.
Este escenario, abierto desde la campaña del 12-M, sería un golpe de efecto y serviría para alentar la movilización en caso de una repetición electoral, pero «debe hacerse cuidadosamente para no dejar ningún fleco suelto», apuntan fuentes no oficiales de la formación. El independentismo está completamente desmovilizado desde el 23-J. Junts gana a ERC y se queda lejos de gobernar, pero el empuje del PSC, centrado en los principales graneros de votos -Barcelona y Tarragona- deja a los independentistas completamente desarmados.
PUIGDEMONT Y LA TRAVESÍA POR LOS PIRINEOS
Por este motivo, las mismas fuentes señalan que Josep Rull, presidente del Parlament, hará todo lo posible para defender la presencia de Carles Puigdemont en el Hemiciclo, e incluso impediría la entrada de los agentes de la policía nacional o de la Guardia Civil si tuvieran que hacerlo. No obstante, el principal problema para Carles Puigdemont es poder cruzar la frontera y llegar hasta el Parlament sin ser detenido. Salir de España, como hizo en 2017, con un escolta y ayudado por el entonces consejero de Interior y uno de los primeros amnistiados, Miquel Buch, fue una tarea más o menos fácil, con historias inverosímiles como la de ocultarse en un maletero para evitar los controles.
Lo difícil es recorrer los más de 170 km que separan la frontera francesa con el Parlament. Por un lado, podría hacerlo en cualquier medio terrestre. La frontera no está vigilada en numerosos puntos de montaña, como los que atraviesan los Pirineos por la zona Vallter 2000, tampoco están vigiladas las aduanas en las otras carreteras secundarias de Prat de Molló. Todas ellas dan a carreteras comarcales y autonómicas que atraviesan Cataluña, donde la Guardia Civil perdió toda competencia.
Una vez superada esta parte, queda apenas una hora y media de viaje, dos a lo sumo con el tráfico, hasta el Parlament. «El plan es sencillo si se lleva con total discreción, como hemos actuado hasta ahora en las negociaciones», apuntan las mismas fuentes. «Podría venir también en barco», puntualizan las mismas fuentes. Por el momento, se descarta por completo que lo haga por aire por razones obvias. Los controles están vigilados por agentes de la Guardia Civil y tan solo habría tres posibles aeródromos para poder aterrizar en el viaje.
UNA ENTRADA POR MAR, FACTIBLE; POR AIRE, IMPOSIBLE
«Por mar no hay que dar listas de pasajeros. Un yate sale desde el sur de Francia y se planta en el Puerto de Barcelona sin más, o bien en un puerto más cercano a la frontera y de ahí por carretera», indican las mismas fuentes. «Conllevaría más riesgo porque cualquier ciudadano puede identificar un rostro conocido como el del President», destacan.
Sea como fuere, la intención está encima de la mesa y la cumbre independentista abordó el asunto para poder consensuar una votación conjunta y evitar la entrada de la Policía Nacional o de la Guardia Civil en la institución más importante de Cataluña, donde está recogida la soberanía catalana dentro de sus competencias.
«La llegada de Puigdemont movilizaría a todo el independentismo», toda vez que alimenta la ansiada confrontación y el desafío a Pedro Sánchez. «.
EL SUPREMO TOMA LA PALABRA SOBRE PUIGDEMONT
Por el momento, el inquilino en Waterloo aguarda al Supremo tras ver como se desmorona el caso Tsunami. Por ahora, el Alto Tribunal tendrá que dar o quitar razones a la hora de explicar el rechazo del juez Aguirre a la aplicación de la amnistía al expresidente por la injerencia rusa en el procés tras no poder continuar con la investigación.
Puigdemont tiene la condición de aforado y es el Supremo quien debe dirigirse al Parlament para proceder con la imputación. En el mismo escrito están Artur Mas; Francesc de Dalmases; la mano derecha de Puigdemont, Josep Lluís Alay; el abogado Gonzalo Boye; Víctor Terradellas; Elsa Artadi y los empresarios Aleksander Dmitrenko, Jordi Sardà y Zeus Borrell, así como los periodistas Carles Porta y Natàlia Boronat. Todos ellos habrían malversado y serían presuntos miembros de una organización criminal, según Aguirre. Ahora, el Supremo tiene la palabra, pero la última la tendrá el Parlament, que podría elevar la tensión por encima de las vistas en el 1-O.