El psiquiatra e investigador predoctoral de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres, Salazar de Pablo, ha avisado de que el impacto de una segunda ola de contagios del nuevo coronavirus puede ser «devastador» para la salud mental del personal sanitario.
El experto se ha pronunciado así con motivo de la publicación de una revisión de estudios en el ‘Journal of Affective Disorders’ sobre el impacto que ha tenido la pandemia del Covid-19 en los profesionales sanitarios. «Creo que se ha trabajado mucho y se han establecido medidas para proteger a los sanitarios y a toda la población, y en caso de infección optimizar los recursos y el tratamiento. Sin embargo, en cuanto a preparación a nivel psicológico, lamentablemente, todo apunta a que el impacto de una segunda ola puede ser devastador», ha dicho.
Precisamente, el objetivo de su investigación ha sido evaluar cual es el impacto de los coronavirus (SARS, MERS y COVID-19, de manera separada y conjunta) en la salud física y salud mental de los profesionales sanitarios. Así, han comprobado lo alto que ha sido el impacto en la salud mental de los profesionales, no solo en la crisis del Covid-19 sino también en la del SARS y en la del MERS.
No obstante, el experto ha llamado la atención sobre la baja frecuencia de síntomas de estrés postraumático en profesionales expuestos al Covid-19, si bien cree que es posible que aumente de manera considerable en los próximos meses. «Algunos científicos se refieren a este posible efecto a medio-largo plazo como la cuarta ola», ha apostillado.
En este sentido, y según sus resultados, a nivel físico lo más frecuente ha sido que aquellos profesionales sanitarios con una infección por coronavirus desarrollen fiebre (75,9%), tos (47,9%), mialgias o dolores musculares (43,6%), escalofríos (42,3%), fatiga (41,2%), dolores de cabeza (34,6%), disnea o dificultad respiratoria (31,2%), dolor de garganta (25,3%), nauseas o vómitos (22,2%) y diarrea (18,8%)
Asimismo, a nivel psicológico, los profesionales han estado expuestos a una gran cantidad de estrés y eso ha llevado a problemas psicológicos importantes. Entre ellos, más de un tercio han tenido problemas de insomnio y ‘burnout’ (trabajador quemado o agotado). Más de uno de cada cuatro han tenido síntomas depresivos o de ansiedad, y además han sufrido estigma debido a su profesión y el contacto con el virus.
«Ambas son muy preocupantes, es difícil elegir. En el caso de las consecuencias físicas, se ven fundamentalmente en las personas infectadas, y aunque debido a su trabajo los profesionales sanitarios están más expuestos y el riesgo de contagio es mayor, el impacto a nivel físico es similar al de los no sanitarios. De hecho, en parte, debido a la mayor detección de casos y seguramente también por ser personas con menor patología de base, la mortalidad ha sido menor. Por otro lado, todos los profesionales expuestos a la enfermedad están en riesgo de sufrir problemas psicológicos. Además, estos problemas pueden no aparecer hasta meses después, cuando las estrategias de afrontamiento se agotan», ha explicado el investigador.
El estudio se ha llevado a cabo con la colaboración de varias universidades, entre ellas el King’s College de Londres y la Universidad Complutense de Madrid. También con varios investigadores de Korea y de Italia, que ha sido un país que ha sufrido también de manera muy temprana y significativa esta crisis. Diseñamos el proyecto en marzo de este año, y gracias al esfuerzo de los investigadores implicados y de la revista, que ha procesado el estudio en muy poco tiempo, hemos tenido los resultados disponibles en Julio, apenas cuatro meses después.