miércoles, 11 diciembre 2024

El 52% de los españoles cree que su vida empeorará tras la pandemia, según un estudio

Más de la mitad de los españoles, el 52%, cree que su vida empeorará tras la pandemia por coronavirus, especialmente, en el ámbito económico, según se desprende del estudio ‘Percepción social de la COVID-19’ de la Universidad de Zaragoza.

Esta percepción viene marcada después de que los ingresos de la mitad de las familias españolas se hayan reducido con la COVID-19, con unamayor incidencia si cabe entre las familias con vulnerabilidad acusada, un 8,2%.

Estos resultados refuerzan la idea de que no todos somos iguales ante el coronavirus y completan la primera parte de la radiografía realizada en mayo por el grupo de investigación ‘Sociedad, Creatividad e Incertidumbre’ de la UZ, que indicaba que los españoles seremos más temerosos y desconfiados pero más solidarios tras el confinamiento.

Junto al descenso en la confianza en el futuro y una muy baja confianza en el entorno económico se observa también una profundización en la dualización de la sociedad en cuanto a la valoración del Gobierno: mientras en abril un 41% desconfiaba del Gobierno y un 44% confiaba, en mayo eran un 45% y un 47% respectivamente.

El estudio nació con la intención de conocer el grado de vulnerabilidad, incertidumbre, temor, desconfianza, así como de creatividad social, cooperación, solidaridad y sentido de comunidad que se ha generado en esta crisis.

El grupo de investigación ‘Sociedad, Creatividad e Incertidumbre’, que dirige el catedrático de Sociología José Ángel Bergua, e integrado por Juan Miguel Báez, Maribel Casas-Cortés, Diego Félix Gastón, Iván López, Jaime Minguijón, Cristina Monge, Laura Moya y David Pac, analiza cuantitativa y cualitativamente la información recopilada desde el inicio del confinamiento, con más de 3.000 encuestas y entrevistas.

Este segundo diagnóstico se ha centrado especialmente en conocer el impacto social diferencial de la COVID-19, atendiendo al grado de vulnerabilidad de las familias. Para ello se ha procedido a identificar tres grupos de familias en la sociedad española.

Son aquellas familias que no se encuentran en situación de vulnerabilidad, que representan el 66,5% del conjunto de familias españolas y el 58,6% de la población. También aquellas familias que se encuentran en una situación de vulnerabilidad relativa, que representan el 25,4% del conjunto de familias españolas y el 29,4% de la población.

Por último, aquellas familias que se encuentran en una situación de vulnerabilidad acusada, que representan 8,2% del conjunto de familias españolas y el 12,1% de la población.

Los principales resultados obtenidos indican que la irrupción de la COVID-19 ha provocado que entre febrero y mayo los ingresos descendieran para el 50% de las familias. Sin embargo, esta afección ha sido desigual entre los grupos analizados, ya que los ingresos han descendido más entre las familias en vulnerabilidad acusada (63,2%) que entre los no vulnerables (47,4%).

Son los más vulnerables los que en mayor grado consideran que las medidas adoptadas por el Gobierno han sido insuficientes (30,4%), en comparación con los vulnerables relativos (26,3%) y los no vulnerables (21,3%). Eso puede indicar que, a falta de un descalabro económico real,hay una sensación subjetiva de temor, quizás por la salud, pero también por el futuro de la economía.

Esta última afirmación se confirma por el hecho de que son los más vulnerables quienes menor confianza depositan en el sistema económico.La amplitud de la confianza en el Gobierno disminuye conforme se incrementa la vulnerabilidad –40,8% para las familias en vulnerabilidad acusada–.

Junto al descenso en la confianza en el futuro y una muy baja confianza en el entorno económico se observa también una profundizaciónen la dualización de la sociedad en cuanto a la valoración del Gobierno: mientras en abril un 41% desconfiaba del Gobierno y un 44% confiaba, en mayo eran un 45% y un 47% respectivamente.

Respecto a la opinión sobre el futuro en las diferentes dimensiones, se puede observar con relación a en qué sentido va a cambiar la vida de las personas, están de un lado los no vulnerables o vulnerables relativos –con unas opiniones más negativas– y en el otro las familias en situación de vulnerabilidad acusada, con mejores visiones de futuro.

Esto es especialmente evidente con relación a la mejora de la vida personal, que para los primeros se ubica entre el 6% y el 9% y para los segundos en el 29%, y con relación a la mejora de la sociedad, 7% para los primeros y 24,3% para los más vulnerables.