Han pasado más de cuatro meses desde el origen de la crisis sanitaria por la pandemia de coronovirus. Desde el decreto de estado de alarma, y las sucesivas fases de la desescalada, hemos ido viviendo cambios y modificaciones a la «normativa» vigente. Posibilidad de circular con más o menos libertad por el territorio español, más o menos libertad de reunión, apertura progresiva de locales de ocio, y uso de mascarillas. El uso de la mascarilla es probablemente uno de los puntos que mayor confusión y enfado genera en la población, pues va alternando la obligatoriedad con la simple recomendación de uso, según las semanas y según los territorios. Por eso, queremos arrojar un poco de luz en este sentido.
1De la negación, a la obligatoriedad pasando por la recomendación
El uso de la mascarilla como medida de prevención para frenar la pandemia ha estado en el centro de la polémica desde el origen de la crisis sanitaria. Durante las primeras semanas, las autoridades sanitarias insistían en que el uso de las mascarillas resultaba eficiente solo para los sanitarios o personas expuestas en primera línea. Sin embargo, poco a poco se ha ido demostrando, que la mascarilla es, junto con la distancia social y el lavado frecuente de manos una herramienta eficaz de freno a los contagios. Así es, que con la llegada a la nueva normalidad, la mascarilla se implantó como obligatoria a nivel nacional, siempre que no sea posible mantener la distancia social. La relajación en su uso por parte de la población, es la que ha hecho que muchas comunidades autónomas hayan ido cambiando la normativa paulatinamente.