Muchas personas encuentran satisfacción en hacer crujir la espalda o cualquier otra parte del cuerpo y, aunque algunos especialistas lo hacen de forma profesional, realizar esta práctica sin cuidado puede representar un peligro para la salud. De hecho, cada vez son más los expertos en el área de medicina que no recomiendan realizar estos movimientos por los riesgos que tienen.
Cuando hacemos crujir la espalda es común pensar que tuvimos un reajuste en las vértebras y esto puede ayudar a aliviar la tensión o el dolor. Sin embargo, ¿realmente necesitamos un «reajuste»?, la verdad es que, aunque en algunos casos está práctica puede ser de ayuda, en otros el riesgo es más grande que el beneficio.
Este es el riesgo de crujir la espalda
Uno de los riesgos más comunes es sufrir un daño en las articulaciones. Es cierto que el sonido no implica un daño en sí, pero el acto de tronar la espalda puede generar microlesiones en las articulaciones y con el tiempo estas pueden derivar en desgaste articular, lo que puede causar artrosis, inflamación, debilidad muscular y otras lesiones que podrían provocar inestabilidad y mayor riesgo a otro tipo de condiciones graves que afecten la calidad de vida a largo plazo.
De hecho, estas lesiones incrementan las probabilidades de sufrir condiciones graves como son las hernias discales, subluxaciones (desplazamiento parcial de las vertebras) y fracturas. De esta manera, lo mejor es evitar crujir la espalda y buscar otras maneras de alivio a la tensión. Si bien esta acción puede representar un alivio temporal, no soluciona los problemas subyacentes que generan dolor o tensión y, aunque puede resultar adictivo en muchos casos, no es recomendable para la salud.
Estas son las alternativas para dejar crujir la espalda
Para evitar caer en la acción de crujir la espalda, es mejor optar por alternativas más efectivas que eliminan la tensión y el dolor. En primer lugar, podemos realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento, ya que estos mejoran la flexibilidad y la salud de la columna vertebral. El entrenamiento de fuerza y de movilidad es ideal en este sentido.
Ahora bien, en caso de tener dolor intenso, puede ser necesario asistir a terapia física con un especialista que pueda realizar los movimientos profesionales de forma personalizada para fortalecer la espalda y aliviar el dolor. Si los dolores no se alivian, es indispensable asistir con un médico especialista que determine la causa exacta y brinde el tratamiento pertinente según sea el caso.