El gobierno de Taiwán ha incrementado el nivel de alerta para los viajes de sus ciudadanos a China, desaconsejando completamente cualquier visita a territorio continental.
Esta medida responde a las crecientes amenazas de represalias emitidas por Pekín debido al carácter independentista y prodemocrático de las autoridades taiwanesas.
Recientemente, China intensificó su retórica al advertir sobre la imposición de la pena de muerte para los independentistas que considere especialmente peligrosos para la unidad nacional.
En respuesta, un portavoz del gobierno taiwanés explicó esta decisión y admitió que «un gran número de ciudadanos que viajan a China continental han sido detenidos para ser interrogados».
Además, el Partido Comunista Chino ha emitido opiniones sobre castigos a los partidarios de la independencia de Taipéi. Esta advertencia incluye también a Hong Kong y Macao, territorios especiales de China con mayor apertura.
Liang Wen-Chieh, portavoz del gobierno taiwanés, señaló que el régimen chino «insiste en seguir su propio camino» y no está dispuesto a dialogar, lo que pone en peligro a los ciudadanos taiwaneses, quienes tradicionalmente han contado con el respaldo de Estados Unidos.
Liang recomendó evitar discutir temas sensibles, tomar fotografías de instalaciones estratégicas, y portar libros sobre política, historia o religión cuando se esté en territorio continental.
En mayo pasado, el gobierno de Taipéi ya había alertado a sus ciudadanos sobre los riesgos asociados con la ampliación del concepto de «secretos de Estado» en China, que endurece la represión contra voces críticas, incluidas aquellas que expresen opiniones en Internet consideradas peligrosas por Pekín.
1Maniobras militares cerca a Taiwán
En los últimos meses, China ha llevado a cabo múltiples ejercicios militares cerca de la isla, lo que el gobierno interpreta como una amenaza de invasión. En las últimas horas, Taiwán ha detectado al menos 35 aviones y 7 buques militares chinos realizando maniobras alrededor de la isla.
China considera a Taiwán como una parte inseparable de su territorio y argumenta que estos vuelos forman parte de las labores de vigilancia de su fuerza aérea.
El gobierno taiwanés rechaza la soberanía de Pekín y subraya que los tribunales chinos no tienen jurisdicción en la isla, por lo que los seguidores del movimiento independentista no pueden ser juzgados por sus ideas en Taiwán.
En preparación para posibles conflictos, las autoridades insulares están organizando unas maniobras militares a gran escala a finales de julio, enfocadas en entrenar la defensa de infraestructuras críticas y sistemas de comunicación ante una eventual invasión.
Esta situación tensa subraya la frágil relación entre China y Taiwán, con implicaciones significativas para la seguridad regional y la estabilidad política. La comunidad internacional observa de cerca los desarrollos, conscientes de las posibles repercusiones de una escalada en el conflicto.