Una villa de ciencia ficción es la que se encuentra en la dictatorial Corea del Norte. Esta villa no existe y está creada para poder dar a esta nación una fachada de perfección y felicidad que no es real. Aunque parezca extraño, otros lugares también usaron esta estrategia para simular.
El lugar se llama Kijong-dong y aparece como fondo a cualquier zona desmilitarizada de Corea. En apariencia, esta villa parece un sitio de relax, con casas pintorescas y se ubica en la mitad norte que pertenece este país. Sin embargo nada es lo que parece en este sitio donde no todo es real. Edificios falsos, con vidrios que no existen y la ilusión de que allí viven 200 familias en una comunidad organizada, es parte de esta farsa que no es únicamente norcoreana.
Cómo es la villa “de mentira” de Corea del Norte
El gobierno dictatorial de esta nación llama a esta villa como el Pueblo de la Paz, y aseguran que oficialmente alberga una granja colectiva de 200 familias equipada con guarderías, escuelas de primaria y secundaria y un hospital en perfectas condiciones para atender a sus pacientes.
Todo parece funcionar correctamente en esta villa donde todo sigue su curso: las calles son limpias, las carreteras funcionan y parecen que habitan verdaderas familias. Sin embargo, quienes se acercan descubren que se trata de ventanas que no tienen vidrio y no hay residentes detrás de ellas. Por esa razón, al otro lado de la frontera Kijong-dong es llamado el Pueblo de la Propaganda.
Más detalles sobre la villa fantasma
Este poblado fue creado en la década de 1950 para atraer a desertores potenciales a Corea del Norte con un distrito que parecía salido de un cuento perfecto. De acuerdo a las imágenes de Google Earth este sitio se ofrece como una ciudad en constante crecimiento con tres centros principales, que tienen filas de lo que parecen ser casas o edificios públicos, con grandes jardines.
Estas villas de “mentira” funcionaron también hasta 2004 cuando los altavoces en los edificios vacíos de Kijong-dong lanzaban discursos de denuncia y óperas patrióticas a través de los campos, y lo hacían casi a cada hora del día y de la noche. Aunque parece una novedad, pero es parte de una tradición de espectáculos arquitectónicos totalmente huecos del siglo XX. Los regímenes comunistas de Moscú a Beijing a menudo se permitían edificios monumentales y totalmente inútiles.