Un video de una cámara de seguridad muestra a un policía de Kazajistán arrestando a Farjad Ziganshin, un desertor de Rusia que huyó a a ese territorio siete meses después de la invasión de Ucrania. Ziganshin teme ser deportado a Rusia, donde podría enfrentar graves consecuencias.
El arresto de Ziganshin tuvo lugar a principios de junio en la oficina de Astaná, donde trabajaba. Este es su segundo arresto desde que se refugió en Kazajistán.
En esta ocasión, fue liberado pocas horas después, pero en el primer arresto, cuando intentaba volar a Armenia, estuvo detenido varios días. Ziganshin escapó a Kazajistán en septiembre de 2022 para evitar participar en la «operación especial» rusa en Ucrania.
Su permiso de estancia ha caducado y ahora espera un visado para Francia. En Rusia, enfrenta hasta 15 años de prisión por «abandono de la unidad» y «deserción».
Situación para los desertores de Rusia
Se estima que alrededor de 500 desertores rusos se ocultan en Kazajistán y Armenia, según asociaciones que los asisten. Todos temen ser detenidos y deportados a Rusia. Medios internacionales han recogido testimonios de seis rusos, dos de ellos en proceso de solicitud de visado para Francia y cuatro objetores de conciencia ya refugiados en ese país europeo.
Farjad Ziganshin, quien creció en un internado militar y se graduó en la escuela superior de comando de tanques en Kazán, desertó el 20 de septiembre de 2022.
Un día después de su baja, fue llamado a servir en Ucrania como parte de una movilización parcial ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin. Al ver videos de reclutas forzados a combatir, Ziganshin decidió huir a Kazajistán, donde pidió asilo sin muchas esperanzas de obtenerlo.
Según Artur Aljastov, de la Oficina Internacional de Derechos Humanos en Astaná, conceder el estatus de refugiado a un ciudadano ruso no es un acto humanitario en estos países postsoviéticos, sino un acto político. Kazajistán mantiene buenas relaciones con Rusia, lo que complica aún más la situación de los desertores.
Detenciones
Kazajistán ha sido acusado por ONGs de facilitar las detenciones de rusos en su territorio. Un oficial desertor, Mijail Yilin, fue detenido y extraditado a Rusia, donde fue condenado a seis años y medio de prisión en marzo de 2023.
En mayo, el suboficial Kamil Maratovich Kasimov fue «secuestrado» y llevado a una base militar rusa en Kazajistán. Astaná aseguró a la AFP que no ha recibido ninguna petición de extradición de este militar.
Esperanza en Francia
Farjad Ziganshin teme correr la misma suerte. En su teléfono, muestra citas para interrogatorios enviadas a sus padres y documentos de una investigación penal en su contra en Rusia. «Necesito recibir asilo político en Francia», dice Ziganshin, aunque su primera solicitud fue rechazada.
Kazajistán y Armenia, junto a Kirguistán y Bielorrusia, son los únicos países donde los rusos pueden viajar solo con su pasaporte interno, equivalente al documento de identidad. Los militares rusos raramente disponen de un pasaporte clásico, ya que para obtenerlo necesitan el aval de sus superiores y de los servicios de inteligencia, y el documento suele ser confiscado inmediatamente.
Los desertores «no pueden ir a Europa porque no disponen de un pasaporte donde estampar un visado. Tampoco pueden volver a Rusia para tramitar uno», señala Ivan Shuviliaev, portavoz de la ONG Idite Lessom (Lárgate). Además, están «en peligro» allí adonde han huido. Según esta organización, dos desertores fueron «secuestrados» en diciembre de 2023 y en abril de 2024 por tropas rusas estacionadas en Armenia.