En las últimas horas, Salvamento Marítimo ha llevado a cabo con éxito el rescate de más de un centenar de personas migrantes que se encontraban a bordo de dos pateras en aguas cercanas a la isla de Lanzarote. Las operaciones de rescate, que tuvieron lugar durante la madrugada, culminaron con el traslado de los migrantes al puerto de Arrecife.
Avistamiento y rescate de las embarcaciones
La primera de las embarcaciones fue avistada por un pesquero, lo que activó el protocolo de actuación de Salvamento Marítimo. A bordo de esta patera viajaban 63 personas, todas ellas varones.
Por otro lado, la segunda patera fue localizada gracias a la labor del helicóptero Helimer 202, que avistó la embarcación con 48 personas a bordo, incluyendo a 3 mujeres.
Ambas embarcaciones fueron interceptadas por la guardamar Concepción Arenal, que procedió al rescate de las personas que se encontraban a bordo. Una vez a salvo, los migrantes fueron trasladados al puerto de Arrecife para recibir atención médica y asistencia humanitaria.
Dispositivo sanitario y estado de salud de los migrantes
A su llegada al puerto de Arrecife, los migrantes fueron atendidos por el dispositivo sanitario del Servicio de Urgencias Canario (SUC) y Cruz Roja. Este dispositivo, que se activa en cada intervención de este tipo, tiene como objetivo garantizar la atención médica y humanitaria a las personas rescatadas.
En general, el estado de salud de los migrantes rescatados era bueno, aunque algunos presentaban síntomas de hipotermia y deshidratación tras la travesía. Este tipo de situaciones son habituales en este tipo de viajes, que suelen realizarse en condiciones muy precarias y con una duración indeterminada.
La ruta canaria: un flujo migratorio en aumento
Este nuevo rescate pone de manifiesto, una vez más, la complejidad del fenómeno migratorio en la ruta canaria. En los últimos años, se ha producido un aumento considerable en el número de personas que intentan llegar a las Islas Canarias por vía marítima, en busca de un futuro mejor.
Las embarcaciones utilizadas suelen ser precarias y carecer de las medidas de seguridad necesarias, lo que convierte la travesía en una experiencia extremadamente peligrosa. Además, la duración del viaje, la falta de alimentos y agua, y las condiciones meteorológicas adversas incrementan aún más el riesgo para la vida de los migrantes.
Ante esta situación, es fundamental seguir trabajando en la cooperación internacional para abordar las causas que originan la migración, así como en la creación de vías legales y seguras para las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares en busca de un futuro mejor.
