Joaquín Goyache, rector de la Universidad Complutense de Madrid, se parapeta y defiende ante las enormes dudas surgidas por el caso de Begoña Gómez, directora de la cátedra extraordinaria para la Transformación Social Competitiva. Desde el entorno del rectorado han afirmado que «no hay caso», mientras afirman que el rector acudirá a la llamada de la Asamblea de Madrid para explicar y dar respuesta a las preguntas en la comisión de investigación que tendrá lugar en octubre.
Por ahora, no hay llamamiento alguno a la comisión de investigación, pero Goyache ha comenzado a preparar su defensa ante las sospechas de un posible «trato de favor» de la UCM a la esposa del presidente del Gobierno. Esta es una de las partes que trata de resolver el PP, que ha puesto de manifiesto cómo Begoña Gómez pudo dirigir una cátedra sin el título universitario correspondiente.
Desde La UCM consideran que no existe caso alguno. «No ha habido ninguna ilegalidad y el convenio se firmó con dos empresas, no con Begoña Gómez», señalan las fuentes consultadas. Estas dos firmas fueron la Fundación La Caixa y Reale Seguros, con las rúbricas del director general y del consejero delegado en España, Marc Simón Martínez e Ignacio Mariscal, respectivamente. Las mismas fuentes y Goyache afirman que Begoña Gómez no tenía que disponer de ninguna titulación para dirigir la cátedra. No obstante, el convenio firmado así lo exige y es Goyache quien debe nombrar al director, sin que haya participación de otra área de Gobierno de la Complutense.
EL CONVENIO DESMONTA A GOYACHE: ÉL DESIGNÓ DIRECTAMENTE LA DIRECCIÓN DE LA CÁTEDRA
Oficialmente, las cátedras extraordinarias tienen que cumplir una serie de requisitos para el nombramiento del director. De hecho, corresponde a la Comisión Mixta de Seguimiento proponer un nombre que después debe ser avalado por el rector. Para ello, la persona designada debe «será un/a profesor/a o personal de administración y servicios con vinculación permanente de la UCM». Con la cátedra de Begoña Gómez no se aplicó dicho reglamento, tal y como recoge el convenio firmado por la UCM, Reale Seguros y la Fundación La Caixa.
GOYACHE CONTRATÓ A BEGOÑA GÓMEZ, SEGÚN EL CONVENIO FIRMADO CON LA FUNDACIÓN LA CAIXA Y REALE SEGUROS
Sin embargo, la Comisión Mixta de seguimiento no tenía competencia alguna en el nombramiento en la dirección de la cátedra. Su labor se centraba única y exclusivamente en la «planificación, seguimiento, evaluación y control de las acciones derivadas del presente convenio». En ningún caso se estipuló que designara a persona alguna para pilotar la cátedra. De hecho, el vicerrector, el director de la Escuela de Gobierno, Reale Seguros y el subdirector de la Fundación La Caixa componían esta comisión. La propia Begoña Gómez estaba incluida en la misma, sin que tuviera ni voz ni voto en las deliberaciones. Asimismo, Goyache podía modificar la composición de la comisión.
LAS APORTACIONES: 120.000 € PARA CUATRO AÑOS
Tanto La Fundación La Caixa como Reale Seguros aportaron un total de 60.000 euros, respectivamente, si bien la fundación realizó cuatro pagos de 15.000 euros por curso, pagaderos siempre en el mes de febrero; mientras la aseguradora abonó 60.000 euros en un único pago, según se rubricó en el convenio suscrito para crear dicha cátedra extraordinaria. Por parte de la Complutense, dicho convenio fue firmado por Juan Carlos Doadrio, vicerrector de la universidad, en calidad de delegado del rector, Joaquín Goyache.
De esta forma, la dirección de la cátedra extraordinaria no pasó por ningún otro órgano decisorio para que su propuesta fuera firmara después por Goyache. El convenio estipula que era Goyache el encargado de buscar al director entre el personal de la propia Complutense, pero se designó a Begoña Gómez. Este hecho desmontaría así el relato oficial de la cúpula.
La Complutense se acoge a la norma genérica de las cátedras extraordinarias para justificar el fichaje de Begoña Gómez. Es decir, no tenía por qué tener una licenciatura concreta ni tampoco ser catedrático o doctor. No obstante, el propio convenio desmonta la excusa.
En el acuerdo entre la UCM, Reale Seguros y Fundación La Caixa se estableció que era el rector, y no el consejo de Gobierno de la UCM, quien debía designar al director de la cátedra. El perfil exigido era una persona con una «vinculación permanente» con la UCM y debía estar relacionada «con los campos de conocimiento afines a la cátedra, siendo el responsable de la ejecución del programa de la cátedra».
EL CONVENIO EXIGE A «CONOCIMIENTO DE LA MATERIA»
Begoña Gómez no cumplía dichos requisitos al no poseer ningún título para la Transformación Social Competitiva ni tampoco licenciatura alguna en ingeniería informática, requisitos indispensables para poder desarrollar la herramienta tecnológica para medición del impacto social de las pequeñas y medianas empresas. En este sentido, se desmonta la excusa de que Begoña Gómez no necesitaba titulación alguna para dirigir la cátedra, ya que el convenio así lo recogía.
En ese mismo documento se estipuló que fuera la Escuela de Gobierno quien llevara a cabo la gestión económica de la cátedra, así como la justificación de los gastos. De hecho, este departamento gestionaría todos los fondos obtenidos por la cátedra, sean de Reale Seguros, la Fundación La Caixa o bien terceras empresas que podrían participar en los programas.
BEGOÑA GÓMEZ ESQUIVA AHORA LA PRÓRROGA
El convenio para esta cátedra estipula un plazo máximo de cuatro años, pero podría prorrogarse de forma anual siempre y cuando se firmara uno nuevo mes antes de que expirase el plazo. La cátedra, dirigida por Begoña Gómez, no ha pedido la continuidad del proyecto por el momento, pero el convenio no expira hasta el próximo 30 de octubre.
Por el momento, Begoña Gómez no ha hecho ademán de pedir la prórroga, mientras que la UCM ha denegado el acceso a la prescripción, tal y como aparece en la propia página web de la cátedra.
De no hacerlo antes del inicio del verano, la cátedra tendrá muy complicado el poder difundirse para captar alumnos, que deberán abonar un coste de 7.500 euros por la matrícula. Tampoco lo ha pedido el codirector de la cátedra, José Manuel Ruano, del personal de la UCM y necesario para que Begoña Gómez pudiera ejercer en dicha cátedra, según el propio reglamento de la universidad. Por sí misma, la esposa del presidente no podía dirigir la cátedra extraordinaria ya que obliga la participación de personal adscrito o bien interno.
El propio convenio desmonta así todas las excusas y pone en apuros a Goyache, quien primero aseguró que poco le importaba el destino de los 60.000 euros dados por la UCM para realizar el concurso público y terminar el software iniciado de forma altruista por Indra, Google y Telefónica, que llegaron a aportar 150.000 euros. No obstante, no ha sido justo hasta su cuarta convocatoria cuando han comenzado los problemas, cuando tanto la Fundación La Caixa y Reale Seguros, así como Indra, Telefónica y Google se han desentendido del proyecto.
Begoña Gómez ha tratado de buscar financiación para su cátedra, sin éxito, motivo por el que no habría pedido la continuidad de la cátedra. Para ello, la esposa de Pedro Sánchez tiene que cumplir con el plan de financiación, de 15.000 euros anuales durante cuatro años, como mínimo. En la UCM reseñan que el convenio para la cátedra extraordinaria dirigida por Gómez no fue firmado por la esposa del presidente del Gobierno.
Las otras dudas, aún por despejar, se centran también en el software y la falta de acción de la UCM cuando Begoña Gómez trató de patentarlo y apropiárselo para incluirlo como activo en la empresa creada tras el concurso público de la Escuela de Gobierno de la UCM,
LA DONACIÓN Y PATENTE DEL SOFTWARE
De hecho, según señala el reglamento de la UCM, el software debía haberse donado a la universidad, pero Begoña Gómez consideró que era suyo al haberlo conseguido por acuerdos con terceros, sin embargo, fue la propia Complutense quien realizó la licitación por valor de 60.000 euros para poder terminar su desarrollo.
La Complutense echa balones fuera al considerar que no se ha menoscabado los intereses de la universidad, pero investigará ahora el asunto. Sin embargo, la tardanza en realizar las averiguaciones pone de manifiesto una presunta negligencia en la gestión de la cátedra, cuya comisión de seguimiento estaba presidida por el propio Goyache. Es decir, el propio rector conocía el software de la cátedra, pero no impidió que Begoña Gómez lo pudiera patentar.
Con todo, la Asamblea de Madrid trata de depurar responsabilidades, mientras Goyache, con todo en contra, se aferra al sillón. Cabe destacar que el concurso comenzó a licitarse una semana después de ser reelegido en el cargo.