El último informe de la Guardia Civil presentado al Juzgado de Instrucción número 1 de Barbate deja claro que la narcolancha de Kiko el Cabra, donde iban seis detenidos por la Guardia Civil e ingresados en prisión, no es la que arrolló la barca neumática de los guardias civiles y acabó con la vida de dos de ellos el pasado 9 de febrero en Barbate.
Este informe da un giro a la investigación, ya que si la lancha incautada no es el arma usada para el asesinato de los guardias sus ocupantes son inocentes de asesinato, aunque no del delito de contrabando. La cuestión ahora es que los verdaderos culpables no han sido detenidos. Uno de los ocupantes de la narcolancha siempre señaló a un marroquí que dirigía la verdadera narcolancha asesina y además grabó el asesinato a una distancia suficiente para probar que no se encontraba a bordo de la lancha asesina.
NO ES LA NARCOLANCHA
El nuevo documento entregado por la Guardia Civil en el juzgado recoge que «la única E.A.V. (narcolancha) que con fecha 9/02/2024 arremete en el puerto de Barbate (Cádiz) hasta en seis (06) ocasiones contra la patrullera oficial de la Guardia Civil, ocasionando la muerte de dos agentes, no es la narcolancha intervenida la mañana del día 10/02/2024 en la playa La Hacienda, de la Línea de la Concepción (Cádiz)».
«Consecuentemente, es posible descartar la participación de los actualmente investigados en la perpetración de los delitos de asesinato y atentado agravado, objeto de las presentes pesquisas, sin que ello afecte a la presunta comisión de un delito de contrabando», indica. Lo firman el capitán y el sargento instructor de las investigaciones.
EL JUZGADO DECIDIRÁ SOBRE LOS DETENIDOS
El informe tiene fecha de 7 de mayo y ahora el juzgado deberá decidir si pone en libertad a los detenidos o si permanecen todavía en prisión, porque el delito de contrabando no parece suficiente para que permanezcan en la cárcel.
El equipo conjunto de Policía Judicial y de la UCO de la Guardia Civil han estudiado nuevas pruebas y explican que «inicialmente, por parte del equipo de investigación se habría llevado a cabo un nuevo visionado de todas las imágenes disponibles, especialmente las grabadas por una de las víctimas, el cabo David (GEAS) a través de la cámara personal tipo GoPro que portaba en su casco y que captó, desde el interior de la embarcación afectada, el momento de la mortal embestida».
Gracias al cruce de imágenes de testigos, de redes sociales y del puerto de Barbate, los investigadores lograron reconstruir los movimientos efectuados por la narcolancha que terminó por embestir a la zodiac de la Guardia Civil.
Como resultado de estas investigaciones, como resultado podría afirmarse que «sólo una EAV (embarcación de alta velocidad) de cuatro (4) motores y una (1) antena ocupada por al menos tres (3) tripulantes y reseñada en el citado informe como narcolancha dubitada 1, habría llevado a cabo un total de seis (6) ofensivas contra los agentes, siendo la última de ellas mortal para dos (2) de los seis (6) tripulantes de la embarcación oficial de la Guardia Civil». Aquí ya los investigadores sostienen que la lancha asesina sólo lleva una antena y no dos como la incautada a los detenidos el 10 de febrero, aunque ambas sí comparten la característica de disponer de cuatro motores.
MOTORES Y ANTENAS, CLAVES EN EL ASESINATO DE BARBATE
Gracias a las cámaras del Puerto de Barbate se pudo probar que entre la noche del día 8 y la mañana del día 9 hasta seis narcolanchas amarraron en dos boyas del puerto. En la primera boya había, «una embarcación trimotora de color gris/negro, una antena radar recubierta de cinta negra. Embarcación semirrigida cuatrimotora con el casco color negro y embarcación semirrígida trimotora con el casco de color negro, una antena de color blanco».
En la segunda boya estaban otras tres lanchas: «Embarcación semirrígida bimotora con el casco de color negro, una antena radar de color blanco con la inscripción Garmin y una antena StarLink. Embarcación semirrígida trimotora, una antena radar de color blanco con la inscripción Garmin. Embarcación semirrígida cuatrimotora con el casco de color negro, una antena radar de color blanco parcialmente encintada de color negro en su base y una antena StarLink». Éstas eran las seis narcolanchas ancladas en el puerto de Barbate.
Los investigadores dejan claro que de estas seis lanchas solo dos tenían cuatro motores y de éstas sólo hubo una con una única antena. En el grupo de lanchas donde estaba amarrada esta última embarcación «se advierte la presencia de un único tripulante con chaqueta de color naranja, a bordo de una de las otras dos embarcaciones junto a la de interés, donde se mantiene al menos hasta las 19.05 horas del día 9 de febrero de 2024 que se hace de noche, imposibilitándose a partir de entonces seguir su rastro a través de las imágenes disponibles».
EL TELÉFONO DE UN DETENIDO EN BARBATE
Al mismo tiempo que se practicaban estas diligencias se realizaba el volcado de los terminales móviles incautados a los detenidos, uno de ellos el iPhone de José Antonio G.C., cuyo análisis «habría permitido alcanzar una información de enorme trascendencia para la investigación».
De hecho, fue el propio detenido quien en su declaración ante el juez «vino a afirmar haber grabado lo acontecido (…) mientras se encontraba a bordo de una narcolancha distinta a la autora, ubicada al pairo (en el mar sin desplazarse) en la bocana del citado puerto (Barbate), siendo coincidente este emplazamiento con la perspectiva desde la cual parece realizarse la grabación, un lugar compatible a su vez con la EAV de cuatro motores advertida en la reconstrucción de los movimientos registrados por la narcolancha que embiste a la embarcación de la Guardia Civil».
En ese teléfono efectivamente se encontró una grabación «de vídeo, de 3 minutos 33 segundos, efectuada desde el propio terminal objeto de análisis (…) y fecha de modificación viernes 9 de febrero de 2024, 20:23:46. Este video recoge la secuencia de movimientos previos efectuados por una narcolancha diferente a la que se encuentra José Antonio G.C., antes, durante y después de llevar a cabo la fatal agresión, la cual quedó filmada en el vídeo grabado por el usuario del terminal analizado». Es decir, que obviamente si uno de los detenidos grabó con su móvil el asesinato a distancia, no podía estar a bordo de la narcolancha que mató a los guardias.
EL VÍDEO, UNA PRUEBA EXCULPATORIA
Así lo entendieron los investigadores que reflejaron que «este vídeo por tanto, despejaría las dudas sobre la teoría antes expuesta, alcanzada tras el informe de reconstrucción de movimientos efectuados por la narcolancha que embistió a la patrullera permitiendo concluir que, efectivamente, solo una EAV de cuatro motores y una antena, ocupada al menos por tres tripulantes (…) habría llevado a cabo un total de seis ofensivas contra los agentes siendo la última mortal para dos de los seis tripulantes de la embarcación oficial de la Guardia Civil».
Los dos fallecidos en acto de servicio en Barbate fueron David Pérez, agente del GAR, de 43 años, que dejó mujer y dos hijos y Miguel Ángel González, agente del GEAS, de 39 años, con pareja y una hija. Ahora se abre una nueva investigación que tratará de encontrar a los autores de estos dos asesinatos y antes o después la Guardia Civil los encontrará.
