El PSC ganaría holgadamente las elecciones en Cataluña, pero este 12 de mayo no bastará con obtener una victoria anunciada a bombo y platillo en las encuestas, aunque algunos de estos sondeos apunten a un empate técnico entre los socialistas de Salvador Illa y Carles Puigdemont y su Junts. Para poder gobernar es necesario alcanzar los 68 escaños que conforman la mayoría absoluta, o bien situarse en minoría y poder gobernar al obtener más ‘síes’ en la segunda vuelta.
Este último escenario dejaría al PSC de Salvador Illa prácticamente fuera de la Generalitat a tenor de las declaraciones realizadas por los líderes de todos los partidos. Junts solo alcanzaría un acuerdo si se dan los pasos hacia la independencia de Cataluña, ERC no entregará sus votos sin entrar en el Govern, mientras la CUP reniega de los socialistas.
LA REPETICIÓN ELECTORAL SOBREVUELA
El PPC ha remarcado la imposibilidad de investir a Salvador Illa, como ha hecho Vox. Aliança Catalana y Ciudadanos, que está por ver si entra, tampoco aceptarán a los del puño y la rosa para comandar el nuevo ciclo político. Los Comuns, por su parte, aceptarían un Gobierno socialista pero sin ninguno de los grandes proyectos -BCN World y la ampliación de El Prat-.
Sin esta mayoría simple para el PSC, Carles Puigdemont tendría la opción de volver a unificar al independentismo y aspirar a liderar la Generalitat, pero el principal escollo es que tendría que regresar a España sin que se haya aprobado la ley de Amnistía, paralizada por completo en el Senado por sus indicios de inconstitucionalidad y el informe contrario de los letrados de la Cámara Alta.
Los resultados electorales se harán esperar, un escrutinio que se hará largo a más de uno, especialmente a ERC si se confirma la debacle, tal y como apunta la tendencia de los sondeos publicados hasta ahora, y no sumaría para conformar un tripartito con el PSC y los ‘Comuns’. Cabe señalar, por otro lado, que Cataluña no tiene ley electoral propia y los tiempos están muy fijados, con unos plazos muy cortos desde que se constituye el Parlament.
Así, los diputados tienen dos meses para iniciar la legislatura, mientras que los grupos parlamentarios tienen apenas diez días hábiles desde el comienzo del ciclo económico para escoger y presentar al candidato.
Si en primera vuelta no consigue la mayoría absoluta, tendrá una segunda oportunidad, a la que se exige obtener más ‘síes’ que ‘noes’. Si Illa no consigue los apoyos en primera ronda, lo tendrá muy difícil para la segunda, dado que Junts apretará al independentismo para votar en contra, conocedor de que Ciudadanos -si entra- y Vox tampoco darían sus votos a favor, neutralizando así al PSC.
ERC, LLAVE PARA EL PSC DE ILLA Y PARA JUNTS
No obstante, ante el bloqueo de Illa, ERC tendría en su mano volver a negociar con Junts y Puigdemont, esta vez con Oriol Junqueras fuera de la cárcel. De esta forma, Puigdemont estaría a merced de los republicanos de Pere Aragonès. Un voto en contra del prófugo de la justicia supondría una repetición electoral, uno favorable dejaría la Generalitat en manos de quien ha pasado seis años en Waterloo si obtiene más síes que noes.
Se espera una dura negociación entre Junts y PSC, pero también con la vía abierta a pactar con ERC. No obstante, a tenor de los mensajes electorales en esta campaña, donde el tema independentista ha pasado prácticamente desapercibido, ERC está en posiciones más cercanas a Illa que a Puigdemont. Pero en el independentismo hay una lucha interna por liderar la causa, una guerra cuerpo a cuerpo a la que ERC ha renunciado para ser más pragmático y autonomista, pero con un mayor autogobierno, siguiendo así los postulados de Bildu, su socio en las europeas.
Ante estos escenarios, la incertidumbre se cierne ahora sobre el PSC, cuyos mensajes se centran casi exclusivamente en un plebiscito entre el bloqueo o volver al tripartito de 2006, el mismo gobierno autonómico que disparó la deuda y trató de aprobar un Estatuto de Autonomía inconstitucional. Illa no esconde que uno de los objetivos es modificar la principal normativa, pero para ello se necesita una amplia mayoría en el Parlament. El melón se abriría con la necesidad de plasmar «la singularidad económica de Cataluña», una idea similar al concierto vasco, pero adaptado. La diferencia es que Cataluña necesita la asistencia del Estado para poder financiarse.
ILLA Y SU DOBLE DISCURSO
De aquella norma nació el ‘procés’, con manifestaciones del catalanismo y del PSC contra la sentencia del Tribunal Constitucional que cercenó varios artículos, como que el TSJC era la última instancia judicial en determinados asuntos, así como que el catalán era la única lengua en la administración, eliminando el español. Illa afirma ahora que busca un sistema trilingüe en la Educación catalana, pero hace meses aprobó una modificación en la ley para desterrar el castellano de las aulas y fintar la sentencia del TSJC que fijaba el 25% del castellano para todos los colegios catalanes.
Y es que, por más que el PSC diga, sus hechos muestran lo contrario. En este sentido, el candidato socialista busca ahora al votante de Junts y ERC, un plan fácil en este momento al propagarse la desafección y el descontento por la década del ‘procés’. «Son los dos posibles escenarios. Descartamos una repetición electoral», destacan fuentes internas del PSC. En este sentido, admiten que hay incertidumbre ante el empuje de ERC, que «morirá matando y se desfondarán al final de la campaña». Lo que cuenta ahora es que el PSC sale a ganar, especialmente también en Girona y Lleida, como Tarragona y Barcelona.
«El cambio debe ser la solución a esta década perdida», indican, si bien se ponen de perfil cuando se les recuerda que los socialistas han votado a favor de los Presupuestos de Aragonès, pero «nunca a los de Junts». No obstante, hubo un tiempo para la ‘sociovergencia’, cuando CiU y el PSOE se llevaban bien con Jordi Pujol y Artur Mas. «Para eso, Puigdemont tendría que renunciar», consideran las fuentes. El escenario sería factible si el residente ahora en Argelés (Francia) renunciara a liderar a la oposición.
LOS MODERADOS PIDEN AHORA CALMA TRAS AÑOS DE SILENCIO
Desde los sectores moderados de la extinguida CiU consideran necesario frenar y reflexionar sobre el futuro de Cataluña, instalada en la cultura del ‘no’ a cualquier gran inversión. Por este motivo, instan a moderar el mensaje, relajar el ambiente y la crispación para unir fuerzas y trabajar para recuperar el tiempo perdido. Todo, con el fin de alejar la posibilidad de un bloqueo y nuevas elecciones, que serían para octubre, en un nuevo aniversario del 1-O.
En este sentido, Cataluña corre el riesgo de perder aún más el paso respecto a Madrid, convertida en la locomotora española. Por ello, insisten ahora en el diálogo y las cesiones, mientras agitaron con su silencio a los independentistas durante más de 10 años. Ahora, con la posibilidad abierta a un nuevo gobierno de Puigdemont, se busca una estabilidad política para poder asentar nuevas bases para atraer inversión, mantener la industria y devolver la región al lugar donde corresponde.
No obstante, los moderados dibujan un escenario irreal, más cuando los políticos han perdido el horizonte y el objetivo de cualquier político: Cataluña en primer lugar, después el partido y por último la persona. Este orden se ha invertido en estas elecciones del 12-M. Illa afirmó que haría lo imposible para atraer a las empresas que se fueron de Cataluña, pero la realidad es que están aún muy lejos de regresar.