Pedro Sánchez deja a España en vilo ante su decisión final sobre su continuación en La Moncloa. El presidente del Gobierno ha agotado sus cinco días de reflexión, pero tampoco ha fijado una hora para anunciarla. Las cábalas apuntan que lo haría a mediodía, como proceden los mensajes institucionales, para que después radios, medios y televisiones la emitan en ‘prime time’ a mediodía.
No obstante, hay quien apunta que lo hará antes de la edición nocturna, manteniendo así la tensión durante la noche y posteriormente al día siguiente, abordando así 48 horas de información casi de forma ininterrumpida sobre el mismo asunto. Eso sí, sin contar con todos los escenarios que se abren tanto si abandona el puesto como si se mantiene al frente del Ejecutivo. Sea como fuere, este lunes se sale de dudas, si se cumplen los tiempos y plazos establecidos.
Pero la decisión de Pedro Sánchez no vendrá sola. El PSOE, con José Luis Rodríguez Zapatero como maestro de ceremonias, se prepara para tomar las calles a pesar de gobernar. Las concentraciones se producen en el denominado manifestódromo nacional, Madrid, epicentro del rechazo a los indultos y a la amnistía concedidos por los socialistas a pesar de haberlo negado por activa y por pasiva en campaña electoral, tanto en las municipales del 28-M como en las generales del pasado 23-J.
Los electores se encontraron con un folio en blanco ofrecido por el PSOE, una carta de intenciones con «todos los pactos» que se llegaran con las formaciones independentistas, tanto ERC como Junts, así como Bildu, PNV y BNG. En ese particular referéndum no había entonces nada firmado, más allá del acuerdo con Sumar de Yolanda Díaz.
Con la amnistía abriendo un brecha en el seno del PSOE, donde los dirigentes han tenido que tragar hemeroteca, Pedro Sánchez y la furia del Consejo de Ministros dirigió entonces los ataques contra Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. El caso -más que archivado- sobre su hermano inició el ataque, tal y como recordó Pedro Sánchez el mismo día de su investidura. Fue entonces cuando la presidenta soltó su ya famoso «me gusta la fruta». A partir de entonces, el fango de la política embarró todo.
A cada golpe dialéctico, insulto, provenga de donde provenga; contra un argumento, insulto -de una y otra bancada-; a cada paso, más de lo mismo. Si no era por el caso inventado de la mujer del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, como arrojó María Jesús Montero, número dos del PSOE, vicepresidenta y ministra de Hacienda, en sede parlamentaria, era por la foto de hace más de 30 años con el líder del PP.
Con todo, la izquierda ha armado el argumento de un ‘lawfare’ contra la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, y que jueces y medios son el ariete de una conspiración para desalojar al presidente escogido por el Congreso de los Diputados de La Moncloa. Dentro del PSOE existe una corriente muy crítica y apunta a severas consecuencias contra los medios de comunicación y supuestos jueces prevaricadores.
PEDRO SÁNCHEZ NO PODRÁ CONVOCAR ELECCIONES
No obstante, ningún alto cargo del PSOE sabe a ciencia cierta qué hará Pedro Sánchez este mismo lunes. Si deja el cargo, será María Jesús Montero quien tome las riendas hasta al menos el 29 de mayo, día en el que se podrán convocar elecciones al pasar un año de la anterior convocatoria. Sánchez también podría decidir quedarse de forma temporal y realizar una transición tranquila, una opción que pondría el tiempo para diciembre.
Pero de todos es sabido que es un superviviente y su manual de resistencia no apunta ni mucho menos a la dimisión. Y es que, si hay existe un error, éste es dar por acabada la vida política de Sánchez antes de tiempo. Tiene resiliencia, no ha cedido a las presiones jamás y cuando peor estaban las cosas dejó el acta para evitar dar su apoyo, con la abstención, a un Gobierno de Mariano Rajoy.
Se fue, cogió el coche y sede a sede, casa del pueblo por casa del pueblo, recorrió todos y cada uno de los municipios para conseguir el apoyo de sus bases. Fue un hecho inédito, pero su manual de resistencia deja claro que no existe la opción de rendirse ni de arrojar la toalla.
EL PSOE, SIN LÍDER SI MARCHA PEDRO SÁNCHEZ
De ahí que la insólita carta del pasado miércoles dejara ojiplático, acongojado y dolido a más de uno. De su puño y letra, sin informar a ningún miembro de su gabinete, hizo pública una misiva a la ciudadanía de la que se enteró Montero por la red social. El presidente del Gobierno se había encerrado junto a su esposa en un período de reflexión sin precedentes en España.
Las muestras de afecto precedieron a la movilización. Primero en Ferraz, con un baño de masas de ministros y autoridades del PSOE; pero las arengas de «Pedro, quédate» han pasado a un furibundo ataque contra PP y Vox en apenas 24 horas. «Son los grandes señalados por sus continuos ataques», señalan fuentes del PSOE a MONCLOA.
CATALUÑA Y EL CORDÓN SANITARIO COMO REFERENTE
En el PP y Vox consideran que Pedro Sánchez haga lo que estime oportuno, pero coinciden en que dar la mano a los independentistas y legitimar a Bildu no le convierten en un presidente legítimo por romper todos los consensos de Estado. Pero esos consensos eran del siglo pasado y el PSOE continúa la línea dibujada por José Luis Rodríguez Zapatero y por Pablo Iglesias, aquella que pase por acordonar al PP y pactar con quien haga falta si con ello se frena a la derecha. Y este mensaje cala.
Se experimentó primero en Cataluña y ahora se hará en el resto de España, incluso el PNV ha aceptado sumarse a ese bloque a pesar de ser un socio fiable hasta 2018, cuando apoyó la moción de censura tras aprobar los Presupuestos. Por aquel entonces no había pactos entre PP y Vox.
Asimismo, Madrid ha mostrado también resistencia ante las embestidas del PSOE, respondiendo en las urnas con mayorías absolutas, sin depender de nadie. Sin embargo, los socialistas rompieron con los consensos establecidos de forma legítima para permitirse gobernar, pero no explicaron ni dieron a entender tampoco que se trataba de una unión progresista. Y es que, era difícil imaginar que el PNV y Bildu formaran unión en Madrid, como tampoco Junts se plegara al PSOE por las exigencias de Puigdemont.
«Hacer de la necesidad, virtud», afirmó Pedro Sánchez en su investidura. En el PP y Vox entendieron que era solo por siete votos, mantener el poder cueste lo que cueste, sin importar las consecuencias.
EL PSOE TRATA AL PP DE ENEMIGOS, NO ADVERSARIOS
Con todo, ha llegado ahora las manifestaciones en favor de Pedro Sánchez y de quienes aseguran que aman la democracia, pero buscan expulsar a Ayuso a toda costa de Madrid. Y es que, la presidenta se ha convertido en un auténtico dolor de muelas para el PSOE. Ha barrido a todo y todos, sin excepción, independientemente del candidato y es Más Madrid, con un mensaje más suave en campaña, el que llega a adelantar al PSOE por la izquierda.
Esta diferencia de hacer las cosas se ha visto en Madrid. El PSOE de Lobato no ha movilizado para tratar de llenar Ferraz y pese al flete de autobuses para traer militantes de media España, la convocatoria se ha convertido en un fracaso.
El domingo, sin embargo, había una mayor afluencia de personas en las calles recuperando el espíritu de Podemos, con el que Más Madrid ha mostrado su músculo y capacidad de movilización. Arengados por La Plaza, los mensajes a favor de la democracia se han propagado ante el Congreso de los Diputados, un río de gente encabezado por los ministros de Sumar y de Más Madrid, así como Íñigo Errejón.
MÁS MADRID MUESTRA MÚSCULO EN EL CONGRESO
Lejos de trasladar un mensaje de tranquilidad, el odio y la crispación han hecho acto de presencia. «Así no, así no, así no», coreaban los concentrados ante el Congreso de los Diputados. «Defenderemos esta una plaza, con dignidad y orgullo de país, y al Gobierno progresista que ha llegado legítimamente», afirman.
Lo que les jode es que haya un Gobierno progresista
«A la derecha de este país le jode que haya una mayoría progresista, lo que le jode al PP es que no le toca gobernar. Se tienen que aguantar», decían megáfono en mano. «Lo que les jode es que haya un Gobierno progresista, lo que les jode es que se haya subido el salario mínimo en este país», continuaban.
El Partido Popular acaparaba gran parte de las críticas. «No nos van a echar. Que no tengamos miedo ni a medios ni a ningún juez, ni a las amenazas, porque somos un pueblo. No nos rendimos», decían. Así, se llegó a la conjura: «Hoy hemos dejado claro que habrá calle y plazas por cada matón del tres al cuarto. Llenaremos las plazas. Habrá calle y llenaremos las plazas por amor a la democracia», indicaban antes de mostrar su apoyo a Pedro Sánchez.
Entre la multitud, los lemas contra los ‘populares’ y los conservadores de Vox eran la misma tónica. «Vox y PP, la misma mierda es», «esta es la España antifascista» y la tradicional «Madrid será la tumba del fascismo». Arengas propias de hace décadas que hacen presagiar una extensión de la confrontación política a la sociedad, una confrontación que en Cataluña provocó rupturas familiares y donde había autocensura para no armar bronca.
CATALUÑA Y LA RUPTURA DE FAMILIAS POR LA POLÍTICA
En Cataluña se pasaron lustros sin hablar de política, ni siquiera en los bares o en privado. Eran los inicios del ‘procés’ el mismo que se busca trasladar a toda España y donde el PP y Vox tendrán que medir muy bien los pasos para no solo ser los señalados, sino también apestados y denigrados, como ha ocurrido en esa Comunidad Autónoma.
Pedro Sánchez ha clamado contra la ‘fachoesfera’ y es ahora cuando está dolido por los ataques contra su mujer, mientras que la derecha ha utilizado el que te vote Txapote. El espejo de todo ello se encuentra en Cataluña, donde los independentistas han atacado sin miramiento a los constitucionalistas, con la mirada del PSC, que después se lleva el gato al agua y gobierna con el apoyo de los primeros, pactando el cordón sanitario contra los ‘populares’ en todas las instituciones. Es democrático, por números sí; pero poco ético cuando rompes el consenso y pactas con quienes buscan un referéndum y proclamar la independencia, como se hizo un 2017, un hecho al que no renuncian.
Ahora toca la era de la polarización, la crispación como se llamó desde mediados del 2000 hasta la última parte de la legislatura de Zapatero. Las aguas volverán a su cauce cuando el centro vuelva a imponerse, un espacio vacío en este momento debido a la fuerte división, un abismo ante una izquierda que rememora la Guerra Civil de forma insistente, pese a la amnistía del 77.
LA CRISPACIÓN COMO ARIETE DE BATALLA POLÍTICA
Y es que, la izquierda ya inició su crispación con la victoria de Mariano Rajoy y los rodea al Congreso, surgiendo de ahí Podemos, con Pablo Iglesias y Errejón al frente. Es la crispación como método de hacer política, solo que cuando la derecha está en el poder no se responde a la provocación de la izquierda, mientras que la izquierda busca la confrontación para hundir a la derecha incluso gobernando.
Hecho insólito si no se pretende dar un paso más allá. El propio Errejón justificaba los escraches de Podemos contra los líderes del PP. El problema ahora es que mientras el PP callaba, ahora responde también en la calle, con manifestaciones, como ha pasado con la amnistía. Esa es la diferencia sustancial.
De hecho, hasta hace unos años, la izquierda era la dominante en las calls, generando crispación, como pasó en la Universidad Autónoma de Barcelona con Cayetana Álvarez de Toledo en un escrache antisistema de libro, pero sin denuncia pública de los dirigentes. El PSC es un maestro de este silencio, como cuando han atacado sedes de Cs, Vox o PP.
Pedro Sánchez dejó claro que podía pactar con todo el mundo, pero con la derecha, a los que tilda de enemigos para los progresistas. Ya no hay adversarios políticos, es un o estás conmigo o estás contra mí, un ultimátum que trata de legitimar un Gobierno contra una mitad de España, o mejos dicho contra la mitad de los votantes porque las diferencias entre ambos bloques son mínimas.